EP

Maria Arnal + John Talabot

ARIAHivern Discs, 2021

Según la RAE, en su acepción musical, “aria” es una “composición sobre cierto número de versos para que la cante una sola voz”. Bajo esta premisa y desde una perspectiva experimental y vanguardista, pero también social y estéticamente atractiva, la badalonesa Maria Arnal y el barcelonés Oriol Riverola, alias John Talabot, entregan este sorprendente trabajo. Además de rimar con aire, y de conectar etimológicamente con sentidos tan sugestivos como santidad o melodía, aria es un sufijo que se emplea para derivar adjetivos relacionales de bases como, por ejemplo, “atmósfera precaria”.

La música de este EP, publicado hace apenas una semana, sirve como banda sonora o vector artístico a la exposición de título triádico “AIR/AIRE/ARIA”. Un proyecto patrocinado por el Institut Ramon Llull y diseñado por la comisaria Olga Subirós para representar a Cataluña en la decimoséptima Bienal de Arquitectura de Venecia. Para quien interese, esta competición internacional se inauguró el pasado 17 de mayo y permanecerá abierta al público hasta el 21 de noviembre de 2021.

La aproximación musical de “ARIA” es predominantemente abstracta, aunque la voz de la cantante, en su mayor parte procesada, sumerge al oyente en un bucle de inspiración y respiración, de sonidos fantasmales y sensaciones paradójicas de Eros y Tánatos que se repiten, desde el ahogo –en ocasiones recuerdan a temas como “Elektro Kardiogramm” de Kraftwerk– hasta cierta calma sensorial, hipnótica y tensa, espectral y casi religiosa, con texturas por momentos cercanas a Dead Can Dance, como sucede con la enrarecida “ARIA III (Aerial Version)”, pista que supera los veintiún minutos de duración.

De sus cinco cortes –ampliados con la extensa “ARIA III (Ethernal Version)” en Spotify de ambient industrial y otras texturas electrónicas, solo el tercero, “ARIA III”, es abiertamente melódico. Arnal articula en él unos versos elegíacos acerca del aire que respiramos sobre una música compuesta junto con Talabot, quien también produce este disco –digital y vinílico– elaborado sobre un concepto original de Subirós. Pero es la calidad vocal de la aurática Arnal, su timbre líquido, junto al pulso orgánico de las piezas, lo que prevalece en estas composiciones tecnológicas transidas de humanidad –esa que lucha contra sus propios actos por la supervivencia– y que, según las descripciones, se extienden a lo largo de los sesenta altavoces dispuestos en el itinerario de la muestra. Lo hacen en conjunción con el mensaje perturbador de hitos expositivos como los llamados “discos atrapa partículas” que revelan con su color parduzco el estado real del aire que respiramos en metrópolis gaseosas como Barcelona. ∎

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