Álbum

Marialluïsa

La vida és curta però amplaBankrobber, 2021

El segundo LP de Marialluïsa permite, finalmente, que el grupo alce el vuelo sin seguir ninguna otra estela. Con “La vida és curta però ampla” se han alejado de todos los tics de sus referentes más evidentes –la trinidad formada por El Petit de Cal Eril, Ferran Palau y el libro de estilo de Jordi Matas, que había sido su productor en “És per tu i per mi” (2020)– para profundizar en su propio sonido.

El disco empieza con algo que puede parecer una declaración de intenciones, “Que guai quan estem bé”, sonando liberados y a gusto con ellos mismos y convencidos de dar este paso, con un giro que no solo se percibe en el fondo, sino también en la forma y en la manera de trabajar, ya que se han autoproducido (solo han contado con la ayuda de Joan López en el estudio).

Esta vez, la temática es más próxima a su día a día, a unas historias propias de cuatro chavales de Igualada –en el segundo círculo del área metropolitana de Barcelona–. Algo que se nota en “Què farem demà?”, en la que se preguntan si no están perdiendo el tiempo buscando vivir de la música, o en “Tot és dolç quan fem el que tu saps”, cuyo relato de la intimidad de dos amantes apenas deja espacio para segundas interpretaciones.

Pero no solo se han acercado a sí mismos y a una sonoridad propia en lo lírico, sino que en la forma de orquestar y armar estas canciones han conseguido encadenar melodías y arreglos de manera muy elegante y aparentemente sencilla. Con estructuras que llevan a una escucha fácil, agradable y relajada para todo tipo de oídos. Puede que a veces bordeen la monotonía (y, con ella, la distracción del oyente), pero su capacidad de síntesis termina siempre en satisfacción. Siguen sonando a ese pop de ritmo canábico que abanderó Mac DeMarco –casi hasta la autoparodia–, perfeccionado por la vertiente instrumental de Unknown Mortal Orchestra, pero, en su caso, la sensación es de vuelo raso, más cerca de las calles que de las nubes de colores. También hay algo en la concreción del mensaje y en la soltura con que lo exponen que recuerda al giro de Renaldo & Clara en “L’amor fa calor” (2020).

Hay dos temas que merecen una mención aparte y que representan el súmmum de estos “nuevos” Marialluïsa, estratégicamente colocados en el tramo central del disco. Se trata de “Veig la sort”, con unos infalibles coros finales que tararean donde antes estaba el estribillo, y que llevan en volandas a que uno mismo termine silbando, y “Cauen flors”, en la que todo se va construyendo para, de repente, quedarse en silencio y arrancar con fuerza el verso final.

Queda mucho camino por delante –al fin y al cabo, el grupo se formó en 2018–, pero ojalá este sea largo y con un destino lo más lejano posible. Por ahora, parece que “La vida és curta però ampla” les ha permitido encontrar su paso, su ritmo: mirando a los lados y a sus propias posibilidades en lugar de fijarse en quienes ya van por delante. ∎

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