Álbum

Marta Knight

Strange Times ForeverLa Castanya, 2022

Ojo, que aquí hay duende. O mojo. Algo especial. Como lo queramos llamar. Marta Knight (Caballero es su apellido: ¿lo pillan?) solo tiene 23 años, procede de Martorell (Barcelona) y todo lo que propone en este álbum de debut revela un magnetismo inusual. Se dice que transita entre el folk y un pop de dormitorio ciertamente lo-fi, y se la compara con Sharon Van Etten, aunque yo diría que lo de Soccer Mommy, Stella Donnelly o Snail Mail le queda más a mano, sin duda. El dormitorio solo tiene sentido si sabemos que su noble propósito solo era componer canciones entre sus cuatro paredes, sin esperar a que pudieran llegar a muchos otros dormitorios por todo el planeta. Esto lo cuenta en la deliciosa “Strange Times Forever”, que es también la que justifica una pasión por Oasis que apenas tiene reflejo en su escritura: “I just wanna make songs in my room when everyone is asleep, those were the days to me, when everybody was asleep, listening to Oasis on repeat”, dice con un candor y una desenvoltura que desarman.

Formó parte de la pantagruélica oferta del último Primavera Sound, aunque fuera en uno de los escenarios de menor relumbrón y a primera hora de la tarde (qué remedio), y una de las cosas que más destacan de su estreno en largo es que no haya aprovechado ni una sola de las canciones (también estupendas) que ha ido diseminando en singles previos o en su EP “Peterloo Heroes” (2017) a lo largo de los últimos cinco años, ni siquiera la radiante “Resurrection”, aún su corte más escuchado con mucha diferencia, superando el millón de reproducciones en streaming. Señal de que va sobrada de canciones como soles, merced además a una producción que en este trabajo es un dechado de delicadeza. No es un disco de retales. Hay una intención detrás, una atmósfera unitaria que responde a un momento concreto de su vida, y que en ningún caso deriva en monotonía. Fruto del paréntesis de estos casi dos años que, quien más o quien menos, ha vivido en su burbuja particular, en su caso con el reseteo que impone una ruptura.

Desde ese piano como desacompasado en I’m Here" que recuerda a la sampledelia de Alpha y aquellos grupos de Melankolic (el sello que crearon Massive Attack) hasta el helio de “I Remember Floating”, que ondea entre el R&B de baja fidelidad y el vaporwave, pasando por cortes algo más terrenales en forma pero igual de ensoñadores en fondo, como “Creations”, “3am”, “Father” o “Half A Room”. No hay minutos de la basura. Y cuaja la sensación de que puede aguantar la mirada a cualquier revelación foránea. ∎

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