Álbum

Mdou Moctar

Afrique VictimeMatador-Popstock!, 2021

Nacido en una zona abandonada a su suerte por la antigua metrópoli, testigo de la infamia fundamentalista que asola los territorios fronterizos de Níger, Mdou Moctar está acostumbrado a convertir las necesidades en virtudes. Durante el último decenio, ha trabajado muy duro para afianzar una red de contactos con la que proyectar su música más allá del horizonte infinito del Sahel, firmando centenares de conciertos lejos de África y plastificando –con avales del sello Sahel Sounds– un repertorio que empezó su firme expansión por el desierto en tarjetas de teléfono móvil.

Convencido de que la música tuareg tiene margen de sobra para extender la paleta sónica tradicional, decidido a aprovechar los medios técnicos y humanos provistos por una discográfica como Matador, Mahamadou Souleymane entrega otro álbum admirable que debería ampliar su público más de lo que lo hizo el también irresistible “Ilana. The Creator” (2019).

Zurdo y fiel a las Strato, como su admirado Hendrix, Moctar es guitarrista virtuoso que ha consolidado una conexión especial con la rítmica de Ahmoudou Madassane, cómplice necesario en el desarrollo instrumental de unas canciones que son concebidas como jams. El bajista y productor neoyorquino Michael Coltun las edita a posteriori, extrayendo netos inequívocamente hipnóticos que terminan induciendo un trance sustentado en las vigorosas baterías de Souleymane Ibrahim.

En “Afrique Victime” abundan los pasajes de apabullante energía rockera, alimentada por feedback infeccioso, coros exultantes y patrones de compás pertinaz. La fina voz del líder alza plegarias para ser mejor persona –“Chismiten”–, reflexiona sobre los efectos del amor no correspondido –increíble “Taliat”– y entona sencillos versos románticos en “Ya Habibti” o “Tala Tannam”. También encontramos cargas de profundidad política –atentos al tema titular– y canciones cercadas por una irremediable saudade, como “Asdikte Akal”. No estamos ante un disco que se deje hacer a las primeras de cambio, pero merece la pena insistir. El vínculo que genera con el oyente al ir descubriendo su riqueza expresiva es demasiado especial como para obviarlo. ∎

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