Reedición

Michael Jackson

Thriller 40Epic-Sony, 2022

Cifras de órdago. Récords aún por batir. Adjetivos mayestáticos. Y un reinado que no se podía discutir. “Thriller” (1982) fue el disco que entronizó a Michael Jackson como un icono pop de primera magnitud. Uno de los grandes nombres de la cultura popular del siglo XX. Llegó en el momento justo, cuando hasta la MTV tuvo que rendirse a la evidencia y plegarse al hecho de que un músico negro pudiera compartir panteón con los grandes mitos del pop. Y también cuando la industria del disco era un negocio tan pingüe como para despachar cerca de 100 millones de copias en todo el mundo. Lo nunca visto y nunca igualado. Certificando, además, que compartimentar los géneros según el color de su piel (a un lado los negros: el soul, la música disco, el hip hop o el blues; al otro lado los blancos: el pop y el rock en sus vertientes más pálidas, progresivas y adultas) dejaba de tener sentido. Porque este disco sacralizó lo que entonces se dio en llamar el crossover. Ahí estaban la voz de Paul McCartney y la guitarra de Eddie Van Halen para certificarlo como sus dos colaboradores de mayor relieve. Y la producción de Quincy Jones para un manojo de canciones (“Beat It”, “Billie Jean”, “Wanna Be Startin’ Somethin’”, “Baby Be Mine”, “P.Y.T. (Pretty Young Thing)”, “Human Nature” o el tema titular y su legendario videoclip) imbatibles desde cualquier punto de vista, prestas para conquistar a un público intergeneracional, interclasista e interracial.

¿Queda algo por decir de este álbum que aún no se haya dicho? ¿Es posible exprimirlo aún más después de sus dos anteriores reediciones con material extra, las de 2001 y 2008? ¿Es necesario otro disco a nombre de Jackson cuando con esta son ya doce las referencias suyas desde que murió en 2009? Puede decirse que en parte aún sí, ateniéndonos a los diez cortes suplementarios (no todos son estrictamente inéditos) que brinda esta reedición por su 40º aniversario, y que son más de veinte en la edición digital que puede disfrutarse en streaming, entre demos, rarezas y pistas alternativas. No llega a ser un festín como los que genera el archivo de Paisley Park con cada nueva reedición de Prince, pero lo cierto es que hay material proteico, aunque generalmente más inclinado a sonar del modo en que lo hacía Michael Jackson en la época de Off The Wall” (1979) que en la del propio “Thriller”, algo que también explica su condición de descartes. Ocurre eso en la demo de Got The Hots”, que remite mucho más –y es lógico– a aquel primerizo sonido post disco que al new jack swing con el que Siedah Garrett la reformuló en 1998. O en “Who Do You Know”, balada al clásico estilo Motown de los 70 que no entró en la selección final del álbum pero tampoco se hizo hueco en “Victory” (1984), de The Jacksons, pese a que era la intención de Michael. O también en “Starlight”, que es una versión primeriza de “Thriller” antes de oscurecerse apelando al cine de terror. O en “Sunset Driver”, ya conocida de anteriores recopilaciones, elástica y fenomenal invitación al baile que no entiende aún de cruce de estilos.

Resulta curioso que Michael Jackson solo suene algo futurista en estos descartes cuando remite a libros de estilo ajenos, como en una “Behind The Mask - Mike’s Mix” que se basa exactamente en la composición del mismo título de la Yellow Magic Orchestra, y que antes de la era sampledélica (y su posterior regulación legal) se quedó en experimento ignoto. Otros cortes no pasan del interés de rareza anecdótica, como el AOR de “Carousel” (coescrita con Michael Sembello), que fue desechada en favor de “Human Nature”; “Can’t Get Outta The Rain”, que nació como cara B del single “The Girl Is Mine” y no es más que un overdub de “You Can’t Win (Part 2)”, su canción para la banda sonora de “El mago” (Sidney Lumet, 1978); la inédita “The Toy”, firmada para la película del mismo nombre, dirigida por Richard Donner y protagonizada por Richard Pryor, o “She’s Trouble”, que suena algo menos jovial que en manos de Musical Youth, que fueron quienes la popularizaron en 1983. Lo más interesante es “What A Lovely Way To Go”, por la forma en la que desde la desnudez (apenas su voz, piano y unos coros) emula a los Beatles psicodélicos en lo que quizá podría haber sido un gran single si hubiera contado con más instrumentación.

El minutaje en su versión digital se completa con maquetas, remixes y ediciones especiales de “Beat It” (la ya conocida remezcla con Fergie y will.i.am), “Billie Jean” (la también conocida de Kanye West), “Thriller”, “Human Nature” o “Wanna Be Startin’ Somethin’”, que van desde lo embrionario hasta lo híbrido, para completar algo más de dos horas y media estirando la leyenda como un chicle. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados