El del cantautor angelino Miguel Pimentel, o
Miguel a secas, es un caso claro de justicia poética. El sello Jive secuestró durante dos años su disco de debut –
“All I Want Is You” (2010)– porque no confiaba en sus prospectos comerciales y, cuando salió, apenas llamó la atención, pero con el tiempo se fue ganando al público. Ahora,
“Kaleidoscope Dream” lo ha convertido en astro en ascendencia del R&B, y con toda la lógica (o justicia): es uno de los discos del género más heterodoxos e inspirados de los últimos años, casi a la par con el
“Channel Orange” (2012) de Frank Ocean.
“Kaleidoscope Dream” es, ante todo, un disco de pop, con Prince como punto de partida para experimentos sonoros –siempre asentados sobre partituras perfectas– de todo pelaje. Cada canción es su propia aventura.
“Adorn” –que ya avanzó en 2012, en versión reducida, en el primer volumen del revelador trío de
mixtapes “Art Dealer Chic”– casa hábilmente el R&B minimalista-futurista con el Marvin Gaye de “Sexual Healing”. La intensa
“Don’t Look Back” tiene el buen gusto de acabar en una versión de un minuto de “Time Of The Season” (The Zombies).
“Use Me” muestra cómo se deben unir R&B y rock. La titular, única con
beat hip hop (de Salaam Remi), es una hipnótica, sensual declaración de principios. Y así hasta once aventuras en alta fidelidad para soñar. ∎