Molly Lewis

Muchos artistas y bandas han sacado provecho ocasional del silbido, pero son menos los que lo han convertido en su técnica principal y forma de vida. A esa selecta estirpe pertenece la australiana Molly Lewis, pequeño mito viviente de la escena lounge de Los Ángeles. Desde hace unos años, su reivindicación de este arte eternamente llamativo –fruncir los labios, expulsar aliento y, con suerte, hacer música– se extiende a lanzamientos discográficos en nada menos que Jagjaguwar. Tras un par de EPs, el exótica “The Forgotten Edge” (2021) y el más bien tropicália “Mirage” (2022), ahora presenta su primer álbum, que llega en un momento dulce de su carrera, cuando acabamos de oírla silbar en “Barbie” (Greta Gerwig, 2023); en el encuentro de la prota con su creadora, Ruth Handler (Rhea Perlman), para ser precisos.

Que Lewis es cada vez más seguida y respetada y de culto queda claro con ese dato, como también con un mero vistazo a los créditos de “On The Lips”, un disco con algo de souvenir de sus famosas noches “Café Molly”. Su productor es Thomas Brenneck, líder de Menahan Street Band y miembro de The Budos Band, Sharon Jones & The Dap-Kings y El Michels Affair. Pero es que, además, la nómina de músicos alrededor del silbido de Lewis es puro lujo, lo que ayuda definitivamente a llevar el álbum más allá del simple estadio de curiosidad simpática.

Tras la introducción hablada “On The Lips”, empieza la sucesión de temas más silbados que cantados, aunque Lewis también pueda (y demuestre) cantar como los ángeles. “Lounge Lizard”, con saxo de Leland Whitty de BADBADNOTGOOD (su Chester Hansen toca el bajo en diversos temas), es una especie de bolero jazzy simplemente embriagador. La otoñal “Crushed Velvet” cuenta con la sinuosa sección rítmica de Thee Sacred Souls, banda retrosoul a reivindicar. En la deliciosa bossa “Cocosette”, el piano llega por cortesía de Nick Hakim y la guitarra corre a cargo del brasileño Rogê.

La fascinación de Lewis por las bandas sonoras vintage queda clara en “Moon Tan”, tributo al compositor Piero Umiliani, un clásico del spaghetti western, el giallo o el softcore; a esto último suena un poco el tema, como la también pícara y sensual “Silhouette”. Cerca del final encontramos, además, un par de versiones de piezas cinematográficas: “Porque te vas”, cantada por Jeanette en “Cría cuervos” (Carlos Saura, 1976), y “The Crying Game”, el estándar pop estrenado por Dave Berry en 1964 y vuelto a popularizar por “Juego de lágrimas” (Neil Jordan, 1992) en la versión interpretada por Boy George y producida por Pet Shop Boys; esta vez, con un Moog más bien Moroder de Will Schalda.

Una de las mejores melodías es propia; la encontramos en “Sonny”, tributo al poeta Kenneth “Sonny” Donato, antiguo compañero de tragos de Bukowski y MC de las noches “Café Molly”, que puede abrir recitando poesía sobre L.A. En el disco no le oímos, pero todo indica que “On The Lips” es casi, casi como estar en una de estas veladas, todo glamur envolvente y deliciosamente anacrónico. ∎