Aunque al comienzo del disco asegure que la muerte no es algo sobre lo que hacer arte, sino algo real, prosaico y absurdo, Phil Elverum ha compuesto una Gran Obra de Arte a partir de la pérdida de su esposa, Geneviève Castrée, dibujante y artista musical a quien habíamos escuchado en discos de su marido como
“Clear Moon” (2012) y
“Sauna” (2015). Murió el pasado julio, con 35 años, de un cáncer de páncreas. Solo un año antes, Geneviève y Phil habían tenido a su única hija.
“A Crow Looked At Me” es un disco crudo pero sensible, alejado de tópicos sentimentaloides sobre la pérdida del ser querido y emotivo por afrontar la situación de frente, aunque sin desdeñar la ternura. Las letras, que Elverum dirige generalmente a su esposa, son como entradas de un diario en las que pueden pesar más los hechos que nada fácilmente asociable a la poesía. Dice (más que canta) en
“Seaweed”:
“Nuestra hija tiene un año y medio. / Llevas muerta once días. / Me subí al barco y vine al lugar / donde los tres íbamos a hacernos una casa / si hubieras vivido. / Te moriste, sin embargo”. Después, en
“Ravens”:
“Te vi morir en esta habitación, después di tu ropa. / Lo siento, tenía que hacerlo”. Y en
“My Chasm”, sobre el abismo entre el mundo de los demás y el suyo sin ella:
“¿Quiere la gente que me rodea seguir oyendo sobre mi esposa muerta?”. Esta resistencia a embellecer algo tan real, absurdo e idiota como la muerte es lo que paradójicamente resulta más bello del disco de Elverum.
La búsqueda de la desnudez se traslada al lado puramente musical: tan solo en uno de los temas,
“Soria Moria”, sobre el inicio de la relación entre Phil y Geneviève, asoma realmente la intuición melódica del antiguo líder de The Microphones y se cuela un poco de la distorsión característica de sus últimos trabajos. Por lo demás, imperan suaves rasgueos acústicos, notas solitarias de piano y una percusión casi muda. Cargar las formas podría dirigir al melodrama, una frontera que
Mount Eerie claramente no quiere cruzar. Esto no es
entertainment. ∎