Fiel a la publicación de EPs entre largo y largo, y aprovechando el buen estado de forma de su nueva banda tras la gira del notable
“Mundos inmóviles derrumbándose” (2022),
Nacho Vegas ha recopilado los singles lanzados en los últimos meses en dicho formato, con el añadido de una nueva versión de su icónica “El ángel Simón”, de
“Actos inexplicables” (2001).
Los nuevos temas siguen la línea de sus últimos trabajos, con un cálido sonido que remite al rock con raíces de los años setenta. El asturiano nunca ha ocultado haber tomado prestado de los grandes –Dylan, Bowie, Cohen etc.–, si bien, como todo artista de larga carrera, también hace autorreferencias a su cancionero. Es el caso de
“Abnegación”, que empieza similar a “El corazón helado” –de
“Violética” (2018)– y en el estribillo se escora hacia “Lo que comen las brujas”, de
“La zona sucia” (2011). La letra, en cambio, la dota de carácter con esa forma de entrelazar lo social y lo personal, en un relato donde la ausencia de futuro genera la felicidad del que sabe que ya no hay nada más que perder. En el mismo tono oscuro,
“Opulencia y amén”, en forma de oración, narra una relación que se fue al traste ante la presión ambiental del entorno religioso burgués. Contiene un bonito
riff de ruptura, al estilo de una balada glam, que le da un respiro a la narración.
Justo antes en el orden del disco,
“Añada de Lea” es una tierna pero amarga nana cantada en asturiano –desde el dolor del padre que abandonó el hogar– al ritmo de la mandolina y con unos bonitos coros de la guitarrista Juliane Heinemann. La negrura de nuevo remite a su propio repertorio desde el mismo título de
“Crimen y condena”, un “Morir o matar” actualizado a estos tiempos que no ayudan al optimismo.
Finalmente, la citada versión de
“El ángel Simón”, lírica y melódicamente fiel a la original pero con una mejor producción y con toda la fuerza de su banda actual, en especial del portentoso Joseba Irazoki, que incendia la canción con sus
riffs en la segunda mitad.
En resumen, el gijonés sigue en buena forma tras enderezar de nuevo el rumbo hace unos años con “Violética” y, aunque algunos le exigirán coronar ochomiles todo el tiempo, no es poco mantener bien alto el campo base. ∎