“Seguramente, les haremos un par de discos y nos echarán”, comentaba hace un par de meses un escéptico Kurt Cobain. El cantante y guitarrista de los
Nirvana hablaba sobre el fichaje del grupo por una multinacional. Admirados por el salto de los Sonic Youth a Geffen, el trío de Seattle decidió imitarlos después de editar su primer LP,
“Bleach” (1989), y el EP “Blew” (1989). En
“Nevermind”, los Nirvana han contado con más presupuesto para materializar su agresividad pop, si bien con una libertad creativa digna de elogio: nada de productores-estrella –de “Nevermind” se ha encargado Butch Vig, viejo colaborador del grupo desde los tiempos de Sub Pop– ni de cambios de look. Nirvana siguen siendo tres tipos desgarbados que hacen música poderosa, ahora más orientada a las melodías, pero no por ello menos contundente. Castañazos como
“Smells Like Teen Spirit” no son la papilla descafeinada que suena en las radios AOR americanas y, aunque canciones como
“On A Plain” y
“Something In The Way” se dejen querer por las ondas hertzianas, todo el disco rezuma una mala leche, servida por la voz de Cobain y sus dos aliados –el bajista Chris Novoselic y el batería Dave Grohl, encargado de aporrear el instrumento en sustitución de Chad Channing, tras una breve estancia de Dan Peters, el bateador de los Mudhoney–, perfectamente ajustada a los altibajos sonoros de los temas.
A los Nirvana les gustan los Beatles y los R.E.M., y también la agresividad del rock duro de los setenta. El resultado de este cóctel es potente y a su vez pulido. Lo suficiente para situarse entre los cuatro elepés más vendidos en los USA, cosa que ha propiciado que también en España su discográfica apueste por ellos. Pero los que quieran comprobar si las nuevas canciones del grupo también se sostienen sin limar sus aristas, tienen dos opciones: una, cazar a los Nirvana en vivo; la otra, hacerse con “Wipe Out” (Big Wave Records, 1991), un pirata con las maquetas de la mayoría de temas incluidos en “Nevermind” y otros inéditos, donde suenan más rugosos pero no menos gloriosos. ∎