Ambicioso y arriesgado en su escuálida simplicidad,
“Popemas” no solo es su mejor disco hasta la fecha, sino también una valiente maniobra que sitúa a
Nosoträsh muy por encima de la división de grupos de pop “interesantes”. Por primera vez, todas componen y cantan. Y tanto la espera de Natalia en
“Tan solo por los besos” como los
“Tres tristes tigres” de Bea (que Nacho Vegas hace suyos en cuanto pone música y abre la boca) y la desolada
“Polilla” (donde Montse canta como ¡Rosa León!) son tan emocionantes como los mejores versos de Cova, aún el tesoro más valioso de Nosoträsh.
“Arte”,
“Agarradita”,
“Corazón colilla”,
“Mejor”, el
reprise oculto de
“Nenyures”… Hay infinitas razones para quitarse el sombrero ante uno de los escasos grupos de pop que no solo no esconde las letras, sino que las resalta. El cuarteto ha transformado sus limitaciones musicales en virtudes intuyendo una nueva vía expresiva en el pop de minuto y medio y entregando sus inspiradísimos bocetos al mejor productor posible, un Ibon Errazkin que ha esculpido una colección de miniaturas de inmenso caudal expresivo y abrumador porcentaje de ideas por minuto. Pocas veces un disco tan breve promete una degustación tan duradera. Inquieto (como nunca) en lo sonoro, delicioso (como siempre) en lo poético, “Popemas” será un disco de dulce y eterna compañía. Treinta y siete minutos que van a pegarse a nuestra piel por los restos.
Verlo para creerlo. Nació como un proyecto paralelo y se ha convertido en una obra maestra instantánea. ∎