Laredo y Barcelona. 1949, año del nacimiento de
Pelayo F. Arrizabalaga, y 1971, el de
Eli Gras. Combinación de instrumentos tradicionales (clarinete bajo, guitarra eléctrica), autoconstruidos, electrónicos y giradiscos. 2013, cuando se publicó el primer disco del tándem,
“Duplicat”, y 2023, cuando ve la luz el segundo,
“Áridos”. Una década de por medio, con muchas cosas a nivel musical, político, social y sanitario que hacen mella de un modo u otro. De Clónicos, donde tocó Arrizabalaga, y la pintura abstracta a La Olla Expréss, el sello discográfico y asociación cultural creada por Gras, que, como compositora e instrumentista, abraza la música experimental, la performance y las colaboraciones con Eduard Altaba o Pierre Bastien. Mucha experiencia compartida en la investigación electroacústica.
Este segundo disco es como una paleta pictórica de colores más suaves o violentos, violentados, nunca sabes por dónde saldrán. Pueden converger en una misma pieza una electrónica oscura, la pulsión profunda de un clarinete bajo reverberante y unos efectos sonoros y voces angulosas que nos ponen en alerta ante cualquier atisbo de calma o placidez. La música es casi siempre muy tensa, con espacio para un impresionismo de ciencia ficción cinematográfica de los años cincuenta, electrónica cibernética, trepanación rítmica imparable (
“Agua negra”) o, como en el tema de apertura (
“Playa vertical”), un compás electroacústico repetitivo sobre el que discurren geométricamente el instrumento de viento y un angosto e hipnótico crepitar.
El primer trabajo del dúo tenía como títulos de sus temas sonidos y letras sinuosamente prolongadas: “Sssss”, “Gggggg”, “Aaaaaa” … Este construye conceptos más orgánicos desde sus mismos enunciados: “Playa vertical”, “Agua negra”,
“Grava técnica”,
“Mapa de aires”,
“Plano horizontal”,
“Turbio”… Este último, pese a su enunciado, no resulta nada confuso, sino más bien turbador con sus cuerdas serradas y en eco, sus parásitos electrónicos, lamentos y
samples empíricos. Gras y Arrizabalaga nos proponen experimentar sobre la experimentación, retorcerla y dinamitarla para que esta no acabe siendo cajón de sastre, complacencia o fórmula vulgarizada. ∎