Álbum

Pere Ubu

The Modern DanceBlank, 1978
David Thomas y su momento de explosión post-punk: “The Modern Dance”, en 1978, como inicio discográfico canónico de la trayectoria de Pere Ubu, art punk legendario desde Cleveland, Ohio, entre la vanguardia disruptiva y el rock experimental. Félix Suárez firmó esta crítica en octubre de 2002, cuando Rockdelux escogió los doscientos mejores álbumes internacionales del siglo XX en su número especial del Rockdelux 200; “The Modern Dance” ocupó el puesto 123.

David Thomas fundó Pere Ubu en 1975 con la intención de tratar el rock como si ya fuera arte. La depuración sonora y los giros repentinos, las idas y venidas de los músicos, las separaciones, reuniones y vueltas a empezar no han impedido dotar a su obra de una visión de conjunto caracterizada por la coherencia estética y el compromiso exclusivo consigo mismo, ignorando vientos a favor y en contra que han soplado a lo largo de todos estos años.

Llegado el momento del primer álbum que les tenía que sacar necesariamente del restringido ámbito de Cleveland, “The Modern Dance” es un visceral punto de partida que todavía contiene en estado puro la energía del origen que lo inspira –Roky Erickson, The Seeds, Stooges, MC5– y anuncia un destino singular al que no tardará en llegar.

Como queriendo facilitar la transición al oyente, o tal vez intentando colársela a la compañía que creía haber fichado su cuota correspondiente de grupo punk, el primer acople y los premiosos riffs de “Non-Alignment Pact” y “The Modern Dance” –con un metronómico ritmo alusivo a Can– inician una aventura que a medida que avanza va aumentando las travesuras arrítmicas, los interruptus, los estrujamientos de palabras inconexas y los chirridos de sintetizador y saxo. Tanto en ese panorama de surrealista free marciano (“Laughing”, “Sentimental Journey”) como cuando vuelven los dardos afilados (“Sweet Waves”, “Life Stinks”), Thomas explota toda la expresividad y capacidad de irritación que le permite su distintiva voz aguda para transmitir la angustia del desclasado, la sensación permanente de exclusión, el agobio de un opresivo entorno urbano cargado de electricidad.

Cuando las tensiones acabaron con Rocket From The Tombs, su grupo anterior, el bando más entregado al estilo de vida del rock’n’roll, el que luego formaría los Dead Boys, acusaba al otro de ser demasiado arty. Vamos, ni que fuera un insulto. ∎

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