Álbum

Peter Perrett

The CleansingDomino-Music As Usual, 2024

El feliz sobresalto que nos propinó en 2017 alcanza ahora la cota de sorpresón. Quizá no tanto, porque cada uno de los dos precedentes han llevado a esto, pero ¿quién podría haber predicho que Peter Perrett nos regalaría el álbum más ambicioso, completo y caleidoscópico de su carrera en 2024, incluyendo su primeriza etapa en The Only Ones? Nadie encara el presente con más lucidez que aquel que vuelve prácticamente de entre los muertos. Y la mirada del británico sobre este maltrecho mundo en el que vivimos, cuya contemplación se ve en su caso avalada por al menos una bola extra, no puede ser más honesta, tierna y ácida a la vez. Si su notable primer trabajo en solitario, “How The West Was Won” (2017), que llegaba 21 años después del único disco de su proyecto Peter Perrett In The One (aquel Woke Up Sticky” de 1996), era marcadamente velvetiano, y el segundo –Humanworld”, de 2019– lucía más abrupto, desatado y diverso, este “The Cleansing” está escrito desde la sabiduría de quien sabe que tiene el raro privilegio y la gran responsabilidad de legar algo de verdad relevante a las futuras generaciones, como a la que pertenecen sus hijos Jamie (aquí a la guitarra y la producción) y Peter (al bajo), impulsores principales de una resurrección creativa y vital de las que ya apenas se estilan. A sus 72 años, y alentado por el ejemplo del Johnny Cash otoñal, el viejo calavera se nos destapa con nada menos que veinte canciones nuevas (Laurence Bell, el capo de Domino, le dio el beneficio de la duda) que discurren a tumba abierta y no romantizan la decadencia. El elenco de colaboradores es tan lustroso (Johnny Marr, Bobby Gillespie, Carlos O’ Connell de Fontaines D.C., Alice Go de Dream Wife y el ex The Jesus And Mary Chain Douglas Hart) que a ver quién es el guapo que le niega el capricho. No es un álbum sobresaliente que justifique todos y cada uno de sus cortes, que por algo son una veintena, pero sí es más que notable para su estándar. Un triunfo tan crepuscular como rotundo.

La brillantez permea ya en sus títulos. “I Wanna Go With Dignity” es rock’n’roll áspero que reflexiona sobre el suicidio y la eutanasia a raíz de un caso real. “Disinfectant” incide en ese frenesí desvencijado, con la ayuda de Gillespie, O’Connell y Alice Go. El hilo invisible que une a Wreckless Eric y The Libertines –el relevo más visible a su sonoridad en este siglo– se advierte en “My Secret Taliban Wife”, mientras que “Fountain Of You” es un precioso medio tiempo encauzado en un gran solo de guitarra, y la presencia –hablando de guitarras– de Johnny Marr se nota en una “Solitary Confinement” que podría competir con cualquiera de las mejores canciones de The House Of Love y en la distinguida “World In Chains”, aunque parezca que Jamie Perrett le calque algunos modismos en la majestuosa, árida y elegante “Mixed Up Confucius”. Cuando crees que el manoseado lenguaje del rock es un callejón sin salida para Perrett, él va y te sorprende con la electrónica chatarrera de “The Cleansing”, las percusiones metálicas de “Feast For Sore Eyes” y el olor a óxido de una “Women Gone Bad” (de mensaje feminista) que se debate entre el kraut, el drone rock y la protoelectrónica tal y como la delinearon Kraftwerk. El influjo loureediano se ha relajado aquí, pero “Set The House On Fire”, dulce y agria a la vez, merece ser encajada como su particular “Perfect Day”. Y qué decir de la combinación de violines y piano de la solemne “All That Time”, elegía por el tiempo perdido que ya no volverá. O de una inquietante “Kill A Franco Spy”, que recuerda tanto a las probaturas de Luke Haines, incluida la parábola política de su proyecto Baader Meinhof. O de cortes tan espectrales e hipnóticos como “Art Is A Disease”, tan brutales, oscuros y catárticos como “Back In The Hole”, tan radiantes como “Less Than Nothing”.

A poco que empatices con el veterano músico londinense o con la dialéctica del rock de guitarras y sus viejas mutaciones cuando están al servicio de caracteres tan genuinos como el suyo, tan intransferibles (esa voz frágil y sabia, esos textos goteando vitriolo), esto es un auténtico festín. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados