La tarjeta de presentación del disco de canciones de la segunda entrega cinematográfica de las correrías del Joker, “Joker. Folie à deux. Music From The Motion Picture”, sintetiza bien el espíritu musical de la película. Se trata de un medley arreglado por David Campbell con “Slap That Bass” de George e Ira Gershwin, interpretado por Jamal Moore; un fragmento instrumental de “Get Happy”, de Harold Arlen y Ted Koehler, y el “What The World Needs Now Is Love” de Burt Bacharach y Hal David cantado por Nick Cave, que está en todas partes (cada vez más en el cine), como un ser omnipresente. Cave es el invitado ilustre a la función, ya que el temario de la película está interpretado a dúo o en solitario por Joaquin Phoenix (Joker) y Lady Gaga (Harley Quinn), los protagonistas de esta atípica y asocial historia de amor condenada al fracaso. La instrumentación pertenece a la nutrida Hollywood Orchestra, en la que participan el veterano músico de sesión Jim Keltner y el batería de Calexico, John Convertino.
A Gaga, amante del gran cancionero americano de estándares y musicales del West End londinense y de Broadway, le corresponden los temas más cautos a la vez que tensos: “Folie à deux”, escrito por ella misma y basculando como una pieza de carrusel sobre las cuerdas de Hildur Guðnadóttir y el quinteto jazzístico de Brian Newman; la reconversión de la efusiva “That’s Entertainment”, obra de Howard Dietz y Arthur Schwartz para el filme musical “Melodías de Broadway 1955” (Vincente Minnelli, 1953), en una balada de sueños rotos; una realmente preciosa “(They Long To Be) Close To You”, otra gema de Bacharach-David que Gaga lleva a su terreno con aéreos arreglos de vibráfono, cuerdas y piano a cargo de Eyvind Kang, violinista del downtown neoyorquino; así como “Gonna Build A Mountain”, tema de un musical de 1961 escrito por Leslie Bricuse y Anthony Newley, “Stop The World: I Want To Get Off”, convertido en un apabullante góspel (que tiene su reverso en la toma de la misma canción ejecutada solo por Phoenix, que la interpreta como un doloroso monólogo a media voz). La excepción a cargo de Gaga es el “That’s Life” de Frank Sinatra, con todo su swing plateado, y la vibrante “If My Friends Could See Me Now”, tomada del musical de Broadway de 1966 “Sweet Charity” (“Noches en la ciudad”), escrito por Dorothy Fields y Cy Coleman.
A Phoenix, en consonancia con su personaje a lo largo del metraje, le tocan los lamentos heridos, como la interpretación en inglés de la mayúscula “Ne me quitte pas” de Jacques Brel (“If You Go Away” en la traducción que hizo el poeta y cantante estadounidense Rod McKuen en 1971) en la secuencia más triste del filme –y quizá la más empática pese al carácter sociópata del personaje–, musitada a través de un teléfono; “When You’Re Smiling”, clásico popularizado por Louis Armstrong y que aquí invita a pocas sonrisas, o “The Joker”, tema oscuro pese a sus arreglos de jazz noctámbulo, procedente de otro musical de Bricuse y Newley, “The Roar Of The Greasepaint. The Smell Of The Crowd”, de 1964. Pero Phoenix también asume los momentos más delicados de la banda sonora: “Bewitched”, de Lorenz Hart y Richard Rogers, cantado casi a capela durante un buen rato y con el sencillo subrayado final de Gaga.
En el arte del dueto, la voz áspera y disonante de Phoenix conjuga bien con las inflexiones de Gaga en “To Love Somebody” de los Bee Gees, pero la despedida le pertenece al actor en solitario, y nada menos que con una interpretación lo-fi de una de las desnudas canciones de Daniel Johnston, “True Love Will Find You In The End”. Todo un detalle su inclusión por parte del director Todd Phillips y demás responsables de este viaje emocional por el cancionero anglosajón, al que el autor de “Songs Of Pain” (1983), quien tuvo al Capitán América en la cabeza antes que al Joker, también puede adscribirse.
Pieza autónoma a la vez que calculado complemento de las canciones de “Joker. Folie à deux”, el “Harlequin” de Lady Gaga incide en la misma línea, pero con unas lecturas y arreglos menos disruptivos. Este es un disco de homenaje, con alguna alteración a conciencia, mientras que la banda sonora es una reconversión. “You’re Listening To Harlequin Radio” se lee en el interior de la carátula del compacto. Pues la radio de la arlequinada Harley Quinn suena bien nada más sintonizarla: una alegre lectura de “Good Morning”, tema que Arthur Freed (el genio en la sombra de los musicales clásicos de Metro Goldwyn Mayer como productor y letrista) y Nacio Brown escribieron en 1939 y que explotó en “Cantando bajo la lluvia” (Stanley Donen y Gene Kelly, 1952).
Gaga tira también de Harold Arlen y Ted Koehler y le pone letra a una remozada “Get Happy” para después encarar otro tema del dúo, “World On A String” –compuesto en 1932 para un espectáculo del Cotton Club–, con aires y arabescos más modernos. La versión del tradicional “Oh, When The Saints” desentona un tanto, sobre todo en comparación con el carácter etéreo del “Smile” que compuso Charles Chaplin para sus “Tiempos modernos” (1936) o la alegría de vivir a la clásica usanza del musical hollywoodiense que respira la antagónica versión de “That’s Entertainment”.
No es este último el único tema utilizado en la banda sonora de la película del que Gaga ofrece aquí su contrapuesta visión. Ocurre también con “The Joker”, que ella transforma en una acerada pieza de rock-pop que podría firmar Lee Hazlewood. En la más danzarina “Folie à deux”. En una toma de “Gonna Build A Mountain” igual de góspel al inicio que se transforma en una ceremonia de rhythm’n’blues. En los bulliciosos aires de local nocturno que emanan de la nueva lectura de “If My Friends Could See Me Now”. En “(They Long To Be) Close To You” en clave menos intimista y en una “That’s Life” algo más ligera. Entre estas dos últimas cuela un tema característico propio, “Happy Mistake”, cuya letra define a su personaje y al del Joker, actuando en una obra cómica con palabras trágicas que hacen reír a la audiencia animando una escena absurda. ∎