Disco destacado

Porridge Radio

Clouds In The Sky They Will Always Be There For MeSecretly Canadian-Popstock!, 2024
Pocos grupos saben plasmar el flujo de conciencia sobre una partitura igual de bien que Porridge Radio. Adentrarse en cada uno de sus discos es como bajar una escalera de caracol que te lleva a ese rincón de la psique en el que las emociones más viscerales campan a sus anchas.

El cuarto álbum oficial de la banda de Brighton apenas se distancia de las bases que ya asentaron en su anterior LP, Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky” (2022). En “Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me”, la banda formada por Dana Margolin (guitarra y voz), Georgie Stott (teclado), Sam Yardley (batería) y Dan Hutchins (bajo) renueva sus votos y vuelve a apostar por las guitarras frenéticas, los crescendos catárticos y las letras que rozan la poesía hablada.

Producido por Dom Monks, colaborador habitual de Big Thief y Laura Marling, la primera mitad del disco se estructura sobre un progresivo horror vacui instrumental. En “Anybody”, “Sleeptalker” o “You Will Come Home” empezamos escuchando solo una voz arropada por tímidos acordes de teclado y guitarra, y a medida que avanza la canción los instrumentos no solo se van uniendo, sino que también se van desquiciando poco a poco, perdiendo el control sobre sí mismos hasta convertirse en una cacofonía post-punk que alcanza su apoteosis en los últimos acordes de cada canción.

Porridge Radio, en forma, de nuevo. Foto: Steve Gullick
Porridge Radio, en forma, de nuevo. Foto: Steve Gullick
Asimismo, lo que realmente cautiva de cada canción es la poética que rodea sus versos viscerales y la voz astillada de Margolin, que lo engulle todo a su paso mientras cauteriza su mal de amores, cada grito convirtiéndose en un exorcismo de sus propios sentimientos. La propia Margolin ha confesado haber escrito gran parte del disco tras una ruptura que le arrebató “toda su identidad propia y autoestima”, convirtiendo su dolor y vulnerabilidad en el núcleo de sus letras. Lo vemos reflejado en singles como “A Hole In The Ground” o “God Of Everything Else”, donde se abre en canal para mostrarnos su desesperación (It feels like a cry for help / Wishing I was somebody else”) y rencor (“You’ll get hit by a wave of me”).

El disco también está impregnado de momentos que evocan la naturaleza, desde las nubes del título a lavandas, frambuesas, ríos y olas; un bodegón que la compositora evoca para mantenerse a flote en la vorágine de las giras y que se proyecta en la fantasmagórica “Lavender, Raspberries”, una de las canciones más brillantes del álbum. Las revoluciones bajan en “In A Dream I’m A Painting”, “I Got Lost” y “Wednesday”, donde las guitarras combativas se hacen a un lado y ganan protagonismo los teclados, los vientos, los coros y la voz de Margolin en un registro más intimista que a ratos nos recuerda a la Angel Olsen de los primeros trabajos.

El broche final lo ponen “Pieces Of Heaven” y el single Sick Of The Blues, dos canciones que exploran el frenesí del enamoramiento: Margolin canta I’m tired of waiting / I’m tired of wanting you en “Pieces Of Heaven” y no podemos evitar pensar en la Annie Ernaux de “Pura pasión” (1992) y su “Desde septiembre del año pasado no he hecho más que esperar a un hombre”. Si “Waterslide, Diving Board, Ladder To The Sky” consagró a Porridge Radio como una de las bandas más estimulantes de la crank wave británica, “Clouds In The Sky They Will Always Be There For Me” recupera esas guitarras desenfrenadas, emociones intensas y vulnerabilidad lírica para reafirmarnos el camino que van a seguir y, por supuesto, invitarnos a caminar con ellos, si queremos. ∎

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