Ya han pasado ocho años desde que
Rae Sremmurd publicaron
“SremmLife” (2015), el álbum más brillante de la edad de oro del trap, con el permiso de los dos primeros LPs de Migos, que llevaron el género a un nivel que, salvo Young Thug, nadie más ha sabido extender a renovados parajes de innovación.
De este modo, Swae Lee y Slim Jxmmi prosiguen su trayectoria tras un lustro de silencio discográfico. Después de haber publicado en 2018
“SR3MM”, su “Speakerboxxx/The Love Below” (OutKast, 2003) particular, para los de Atlanta ha cambiado totalmente la película de su vida. Ahora, los Sremm Brothers son padres de familia, no unos adolescentes ávidos de transgredir todos los límites del género. Esta es una sensación que desprenden las imaginativas catorce piezas trap que conforman el álbum. Así sucede en los ritmos misteriosos que articulan los engranajes de la enorme
“Mississippi Slide”. En otra como
“Not So Bad (Leans Gone Cold)”, juegan con un estribillo en el que Swae Lee alcanza el clasicismo mayestático del soul astral practicado en la primera mitad de los años setenta. Terciopelo para los oídos que define una mesura balsámica a nivel instrumental que contrasta enormemente con la noria de colores que fue el ya citado “SR3MM”, su anterior trabajo.
Quienes se describieron a sí mismos como “Black Beatles” ya no predican la revolución a través de su mentor, Mike WiLL Made. No, tal como explicó Jxmmi en una entrevista concedida a ‘I-D’ en 2022, en este punto de sus vidas quieren mostrar una madurez que acabe con la fama de
party boys que se ganaron en sus comienzos.
Para ello, han conformado un principio de composición modelo en el que da igual el productor que esté en cada canción. En este sentido, el acto dedicado al estribillo ejecutado por Swae Lee siempre es el eje de rotación sobre el cual se conforma el resto de unas composiciones en las que, como en
“Bend Ya Knees”, se sirven de una base minimal, destilada
beat a
beat, para poder saborearla con incluso sabor jazz. Así sucede también en
“Activate”, en la que comparten rimas con Future, en un corte en el que predican una liturgia que rompe totalmente con la lujuria emocional trap. Ahora ya solo quedan corazones rotos y botellas vacías. Los tiempos han cambiado drásticamente. El ego de antaño solo se hace presente a través de recuerdos de lo que en su día representaron y de lo que en la actualidad reniegan. Frescura perdida en pos de ambiciones mayores que componen un álbum brillante pero, por momentos, también anémico. Aquí no nos vamos a encontrar con destellos de frescura insultante, como sus archiconocidas “No Flex Zone” y “No Type”
. Ni mucho menos. Sin embargo, sí que somos testigos de un punto de inflexión que vaticina un período de transición hacia ambiciones mayores, más allá de la caligrafía trap. Eso sí, lo que en su día fue empujar los tiempos hacia adelante ahora es una adecuación a los mismos. De la insurgencia a la genuflexión ante el traspaso de poderes en la rueda pop, que, a pesar de todo lo que pueda parecer, suena a renacimiento más que oportuno en este
“Sremm 4 Life”. ∎