Álbum

Ray LaMontagne

Long Way HomeLiula-Thirty Tigers, 2024

Si en una de esas extrañas situaciones ficticias que plantean las series de televisión el mundo hubiera entrado en bucle en 1972 y solo se pudieran producir nuevas obras con los parámetros de aquella época, muchos discos actuales no existirían; pero este, desde luego que sí. Ray LaMontagne se ha mantenido siempre fiel a la música que le hizo empuñar una guitarra. La de Crosby, Stills, Nash & Young (juntos o por separado), Van Morrison, The Band, Bob Dylan o Cat Stevens entre otros. Si bien en algunos de sus trabajos anteriores como “Supernova” (2014) y “Ouroboros” (2016) introdujo algo más de electricidad y psicodelia en la mezcla, en “Monovision” (2020), su anterior álbum, regresaba a la pureza nuclear que mantiene en el presente “Long Way Home”. La tenacidad de LaMontagne no se reduce únicamente al apartado musical. Nacido en Nueva Inglaterra y criado en una granja con su familia, vive actualmente en la misma zona geográfica y en una casa en el campo con su mujer y sus hijos. El hilo conductor de sus nuevas canciones es una celebración de ese estilo de vida, asumiendo logros y errores y abrazando sus raíces.

Un vitalista medio tiempo soul abre la colección: “Step Into Your Power” traslada el mensaje del título, casi de autoayuda; empodérate, utiliza tus virtudes y no dejes que te pastoreen. Algo más sosegada, con una pedal steel guitar subrayando su raíz, “I Wouldn’t Change A Thing” es cristalina en su mensaje, un “My Way” de tono country. Los sutiles coros de The Secret Sisters ahondan en esa sensación de estar en una de esas cálidas producciones de principios de los setenta. La grabación tan perfecta y matizada –parece que los músicos están en tu habitación– es obra del propio LaMontagne junto con Seth Kauffman y Ariel Bernstein. Más de uno dudaría si no ha escuchado antes “And They Called Her California”, porque parece salida de las sesiones del “Harvest” (1972) de Neil Young, con esa armónica, ese leve trote rítmico y su dulce armonía. En “My Lady Fair”, dedicada a su esposa, es fácil acordarse del León de Belfast, mientras que “The Way Things Are” se puede identificar con alguna de las contemporáneas bandas de country-folk que han seguido similares caminos, como Fleet Foxes o Great Lake Swimmers.

Pese a solamente incluir nueve canciones, no le importa que dos sean prácticamente instrumentales, “La De Dum, La De Da” –esa es toda su letra– y “So, Damned, Blue”, sin fonema alguno. Ambas contribuyen a acentuar el ambiente bucólico. Cierra el disco la titular, de sereno trazo, un sentido recuerdo a los felices veranos de su infancia en la montaña, con el otoño como inevitable final. Escuchada una tarde de lluvia de finales de septiembre puede escocer lo suyo. Un brillante broche que muestra una vez más que lo de LaMontagne no es un mero ejercicio de estilo. No solo es un gran intérprete con una deliciosa voz y una experimentada forma de cantar; el tipo transmite y hace sentir al que escucha. Si bien siempre es apreciado el intento de los artistas por innovar y empujar su música un poco más allá de lo conocido, el duende y la gracia pueden ser eximentes de tal propósito. Tal es el caso. ∎

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