Fiestas de Poble Sec de 2024. Verano pegajoso, calor asfixiante y primer avistamiento para muchos de Remei de Ca la Fresca. Escenario minúsculo, sonido atroz. Imposible distinguir una palabra. Lo normal en estos casos, vamos. Avanza el calendario y llega, ahora sí, la prueba del algodón. Empieza a sonar “L’ham de la pregunta”, el segundo disco de tan personal combo de combat rock, y se les entiende todo. Mejor aún: se les ven las garras, los colmillos bien afilados.
“Una sequera infernal els traurà la son / S’aixecaran vendavals, focs artcriminals / Un exèrcit de bestioles no organitzat / Ocuparà els vostres negocis neeeeets”, canta con furia y rabia, casi en trance, Xantal Rodríguez en “Mal de muntanya”, himno-bomba contra la privatización del agua. Sed de líquido elemento, sí, pero sobre todo de venganza. Poco antes, en “Fusta d’artista”, los de Arbúcies le hacen un traje al alcalde de su localidad (“Para! Quin fàstic fots quan parles” es de lo más bonito que le dicen) sobre raíles eléctricos y vibrante traqueteo motorik.
Solo con eso ya bastaría para consignar que el salto respecto a su debut homónimo de 2021 es colosal, pero “L’ham de la pregunta” no se conforma con cumplir el expediente y entra a matar, cuchillo entre los dientes y arsenal letal al hombro, desde los primeros compases de “La cara bruta” hasta la engañosamente jovial, casi una melodía de Badly Drawn Boy, de “Mort el pare”.
Una admirable vuelta de tuerca a ese “rock visceral que festeja con el folclore y electrónica de pueblo de baja fidelidad”, como ellos mismos han presentado lo suyo en alguna ocasión, que funde lisergia acorazada, manguerazos de distorsión y dentelladas de crítica social. Psicodelia pesada que huye de las ensoñaciones, esquirlas progresivas que no llegan a empachar y elegantes incursiones en las arenas movedizas del trip hop (o alrededores) con la explícita y afilada ‘PUTO’.
Ideológica y geográficamente hermanados a Els Surfing Sirles y musicalmente próximos a Triana (incluso los citan de manera literal en “Lisérgica espardenya (Conjur)”), Remei de Ca la Fresca crecen desde el “moll de l’os” del folk (“L’esquerda del temps”), atropellan el rock con un bulldozer de electrónica psicodélica (“Trainia”, “De cara / Esmolada”), y se hacen fuertes en las cuerdas vocales de Xantal Rodriguez, médium mosqueada que lo mismo pone voz a un poema de Rafeef Ziadah y cubre todos los tonos y matices de la rabia que se disfraza de rapsoda plusmarquista en la estimulante “Feta d’esbarjo”.
A los del Montseny, ya ven, les sobra actitud y les acompañan, y de qué manera, las canciones, así que muy mal se les tendría que dar para no convertirse en uno de los grandes nombres de la temporada. ∎