Álbum

Saïm

FràgilBCore-Bubota-Saltamarges, 2021

Asombra la efervescencia del subsuelo musical en el Levante y el Migjorn mallorquines. Por lo intenso de su actividad, sin duda, pero también por la variedad e interés de las propuestas que han nacido allí durante el último decenio. Algunas de ellas tienen en Joan Roig –cantante y guitarrista de Saïm– su común denominador. El de Felanitx asume la herencia del indie rock y el postcore ultramarino sin ambages, pero ha tenido enjundia para sobreponerse de forma paulatina a la mera emulación de referentes. Sus compañeros de grupo –los hermanos Natàlia y Daniel Gómez– también han dejado un rastro digno de atención –exploren en el Bandcamp de Pujà Fasuà– y proveen al trío balear de una base rítmica cohesionada e imaginativa.

No es la primera vez que las canciones de Roig pasan por las manos de Santi y Victor Garcia. La experta ingeniería del fraternal equipo gerundense se escucha en los discos de Manfel, Gitane y Shenobi, grupos en los que Roig ha ido puliendo su estilo, estilizando su lenguaje y perfeccionado el encaje del catalán en una tradición lejana, que hunde sus raíces a la vera del Capitolio estadounidense. Al avance compositivo de “Fràgil” –tercer disco de Saïm tras el EP “QWERTY” (2015) y el álbum “Accidents” (2017)– se suma esa configuración sonora poderosa y matizada, que multiplica la pegada de un repertorio trepidante de por sí. 

Las músicas, elásticas y en permanente vibración, contrastan con unas letras más bien oscuras, que abordan asuntos como nuestro permanente estado de insatisfacción en “Intempèrie”, la imposibilidad de encontrar soluciones si el diálogo lleva tiempo interrumpido en “Desordre” o la infancia como idílica antesala a la sucesión de capitulaciones que nos depara la vida en “Tristesa”. También hay textos más concretos que reflexionan sobre el aislamiento –“m2”, casi un haiku–, conquistas formales como la conmovedora “Celobert” –anáfora en crescendo anticipando la tesis final entre triunfantes arreglos de trompeta– y bocados de una realidad incomunicada en su hiperconexión a la altura de la sensacional “Enemic”. ¡Qué gran disco! ∎

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