Álbum

Scowl

Are We All AngelsDead Oceans-Popstock!, 2025

Hasta ahora se han venido presentando como banda de hardcore, aunque ya empiezan a mostrar diferencias con el cliché del género más hormonado. Para empezar, canta una chica –Kat Moss, como lo oyen–. Lo hace con enorme convencimiento, sabe ejercitarse sin dañar las cuerdas vocales y su timbre puede ser claro como un trago de agua mineral. Por otro lado, es verdad, las guitarras de Scowl –que significa algo así como ceño fruncido, gesto de disgusto o cara de pocos amigos, ¡cómo no!– pueden rugir como un ejército de orcos de permiso un viernes por la noche, pero tampoco mucho más que un disco de Sugar o Mudhoney.

“Are We All Angels” es el primer álbum para Dead Oceans y segundo en el catálogo de esta joven banda de Santa Cruz, ciudad costera del estado de California localizada entre San Francisco –a unos 100 km– y la zona norte de la bahía de Monterey. Como afirmaba nuestro compañero Nacho Serrano al comentar uno de sus recientes singles, Not Hell, Not Heaven, el quinteto californiano se acerca actualmente más al sonido art rock con mohín grunge de Pixies o Sonic Youth que a la metalurgia del hardcore faríngeo clásico pero conservando el filo suficiente como para no desentonar en un cartel con Off!, Fucked Up y otros marrajos de este brazo tan fascinante del rock. “How Flowers Grow” (2021) queda lejos.

Poco más de media hora y once pildoritas que oscilan, no todas, entre el cielo y el infierno. Ahora es algo parecido al post-punk lo que suena en temas como “Fleshed Out”. Si no fuese un problema serio de salud mental, diagnosticaríamos a los nuevos Scowl de cierto síndrome bipolar. Pensándolo bien, lo que nos encontramos es una eficiente mezcla de melodías pop –si es que a veces suenan a R.E.M., Teenage Funclub o Echo & The Bunnymen, aunque generacionalmente Moss menciona a Radiohead, Billie Eilish y Julien Baker– enrarecidas con guitarras furiosas y los ritmos y aullidos de rigor para demarcar la ascendencia. ¿Que si es original? Probablemente no, pero funciona como el centrifugado de una lavadora nueva. ¿Que si se han vendido? Menuda gilipollez.

Producido por Will Yip (Turnstile, Title Fight, Mannequin Pussy) y mezclado por Rich Costey (Fiona Apple, My Chemical Romance, Vampire Weekend), en “Are We All Angels” también intervienen Malachi Greene y Mikey Bifolco (guitarras), Bailey Lupo (bajo), Cole Gilbert (batería) y Moss con las voces. Un álbum más colaborativo que nunca –todos han aportado a la composición– que confundirá a los amantes del hardcore, pero cuya supuesta pérdida de ferocidad puede atraer a otro tipo de público ávido de punk desatascante con sensibilidad pop y ese insustituible punto de locura de la Costa Oeste. La receta se encuentra en todos los cortes del disco, como por ejemplo“Fantasy”, con esos vaivenes melódico-armónicos no tan lejanos de My Bloddy Valentine, que a fiereza otorrinolaringológica no encuentran rival. Otra propiedad de “Are We All Angels” es la variedad de riffs, juegos rítmicos, texturas y juegos vocales, por lo que se evita la sensación de hastío, además de que está producido de tal forma que podría oírse el vuelo de una mosca entre los decibelios. Si sus primeros amores fueron Germs, Negative Approach o Bad Brains, no hay nada malo en que las personas evolucionen. L7 son geniales, por ejemplo. Y Moss puede seguir vertiendo puro vicio por la boca. ∎

Etiquetas
Compartir

Contenidos relacionados