EP

Sr. Chinarro

DavidEclipse Melodies, 2025

En octubre de 2019, concretamente en su número 387, Rockdelux despidió a David Berman con un Fuera de Juego a doble página y pole position en la sección Álbumes a propósito del único LP de Purple Mountains, el alias artístico con que el líder de Silver Jews había reactivado su carrera tras once años de ausencia. Berman se suicidó apenas un mes después de publicarlo. Tenía 52 años. La crítica del disco se ilustraba con una foto del músico en cuyo pie leíamos “La pena máxima”, título escogido por Sr. Chinarro para bautizar su recomendable EP de cuatro canciones que fue editado por el sello Acuarela en 2000. Pura coincidencia, claro. O quizá no tanta, porque Berman y Antonio Luque compartieron algunos gustos musicales iniciáticos y en sus obras domina la confección clásica, mandan las melodías de línea clara, resplandecen las letras y se imponen sendas voces graves de lo más característico.

Dos de las canciones de aquel álbum casi póstumo de Purple Mountains y tres del último largo que publicaron Silver Jews –estupendo “Lookout Mountain, Lookout Sea” (2008)– han sido adaptadas por Luque al castellano en el EP de diez pulgadas “David”. El trabajo del músico sevillano y su eficaz banda –Juande Jiménez (batería), Alfonso López (bajo) e Israel Diezma (guitarras; fue él quien descubrió la música de Berman a Luque años ha)– tiene mucho de transcripción con espíritu didáctico, de sencilla misión pedagógica con la que acercar a ciertos rincones del público hispanohablante la obra del hipersensible converso de Virginia. Esa apuesta por la precisión antes que por el artificio, ese ejercicio de modestia frente al talento ajeno, de sincero reconocimiento, supone un acierto. E invita a pensar que, pese a lo escrito en el primer párrafo de esta pieza, aquel compungido pie de foto tuvo algo de instintivo.

Como decíamos, Antonio Luque ha preferido aproximarse a las canciones escogidas con ánimo de escribano, ajustándose lo más posible a las fuentes –“Margaritas en el mall” o “Atento a playas y montañas”, versiones de “Margaritas At The Mall” y “My Pillow Is The Threshold”, son buenos ejemplos de ello– pero sacudiéndose el yugo de la literalidad cuando lo consideró necesario: en “Mi felicidad se fue” –“All My Happiness Is Gone”– resuelve la adaptación lírica más a su rollo, aunque el resultado es brillante y preserva la esencia del original. Con las músicas ocurre lo mismo: en lugar de tomar inesperados desvíos formales para sellar una autoafirmación que nadie exige a estas alturas de su feraz trayectoria, Sr. Chinarro se ciñe al radiante dictado de la mayoría de los pentagramas que alimentan el disco. “Victoria extraña”, su respetuosa visión de “Strange Victory, Strange Defeat”, es buen ejemplo de ello y uno de los cinco motivos –completa el repertorio “Vieja gramola” a propósito de “Suffering Jukebox”– por los que prestar atención a este pequeño Sidur bermaniano que, además, puede servir como estimulante primera lectura para no iniciados en la obra del estadounidense. ∎

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