STA llegan a su séptimo trabajo en estudio imbuidos en su propio trance dub, uno donde la sombra oscura del mismo es atenuada en pos de ofrecernos una versión más luminosa. Para entendernos: en este LP están más centrados en la saudade patentada por Augustus Pablo que en las ondas sísmicas de Lee Scratch Perry. Curiosamente, aunque la tendencia nos lleva más hacia la vertiente propugnada por el primero, el maletín de herramientas utilizado proviene del catálogo de soluciones de efectos, reverb y eco que han hecho indiscutible al segundo. Esta hibridación del espíritu de Pablo con los métodos de Perry queda perfectamente definida desde “Doble o nada”, primera piedra de toque de este “Órbita”. A partir de su sensual goce vital, invocan la hipnosis por medio de una serie de tratamientos instrumentales que van perdiendo literalidad hasta ir alcanzando progresivamente el espectro como forma dominante.
Desde esta ruta central, el sonido mutante de STA serpentea por diferentes localizaciones, tanto desde el reggae drónico que se marcan en la impresionante “Dardo paella dub” como desde el sutil esqueleto polirrítmico orquestado en “Esplendor”, donde la imaginación brota del surtido de efectos generados en los jugosos años 70, época de investigadores de las texturas jazz y la capacidad visual del sonido, como Herbie Hancock en sus años de la era Mwandishi. Cortes como el citado subrayan la ambición albergada en este trabajo de minutaje corto, pero de mentalidad abierta para probar con toda clase de extravío de las raíces caribeñas del ritmo. Todo vale en esta arcadia flotante de groove burbujeante y vientos lejanos y, por momentos, casi de sabor fronterizo. Esto último se puede palpar en demostraciones de abstracción rítmica como “Dado al 7”.
Por su parte, la canción que titula el álbum responde a la necesidad de jugar con los extremos que van de lo terrenal al efecto hipnagógico que procura la digresión de las notas musicales. Y, desde luego, si hay un hecho que prevalece por encima de todos en este trabajo es que no hay misterios para STA en su continuo caminar entre ambos lados de la percepción sensorial.
En “Menos de la mitad” prefieren tirar de musculatura percusiva para atraparnos en su liberador mantra, poseído por un ectoplasma sónico de propiedades alienígenas. La experimentación electrónica realizada en este tema expresa la gran amplitud de inflexiones estilísticas forjadas por STA a lo largo de su sembrada trayectoria. Pero, sobre todo, su religión en torno a las posibilidades expresivas del delay, aquí coloreado en toda clase de perspectivas y grandes angulares. Todo con tal de demostrar que el estirón pegado en el fabuloso “Daga” (2019) no fue algo casual, sino el trampolín desde el que han cogido impulso para adentrarse en tan espaciosa arcadia de flow incandescente y frescura ganada en torno a dos hechos: el peso de la experiencia y la búsqueda incesante en territorio desconocido. ∎