Como buena zoomer que es –se dice de aquellos nacidos entre finales de los años noventa y la primera década de los dosmil–, Suu se dio a conocer en Instagram hace tan solo siete años y de repente ya estamos escuchando su cuarto álbum de canciones. Algunos estudios sociológicos sostienen que se trata de una generación responsable, reflexiva y abstemia. La imagen que transmite Susana Ventura se corresponde bastante con ese cliché; de otra forma nadie se explica cómo una chica de apenas 25 años ha sido capaz de forjarse la personalidad musical que se desprende de “Material sensible”.
Algo que no comparte con el zeitgeist actual de las plataformas digitales es eso de sacar un tema cada dos meses. La barcelonesa prefiere apuntar su esfuerzo creativo hacia el “álbum de canciones”, ese viejo objeto de deseo autoral que se resiste a desaparecer, un poco como los libros de papel. Con ellos comparte una ventaja, la de poder centrar el tiro en una temática –si nos ponemos cursis, concepto– que aporte sabor y coherencia al conjunto. En este sentido, la jovencísima pero veterana Suu es una artista de corte indiscutiblemente clásico y en el cuarto álbum su diana es el amor, el desamor y sus entremeses.
Grabado entre Barcelona y Madrid, “Material sensible” ha contado con la participación de hasta seis productores, además de la propia Suu en un tema: Tato Latorre, Sr. Chen, Lex, Dani Belenguer, Arnau Vallvé y Gerard “Gery” Ginés, de la banda Éxtasis y amigo del alma, que ha prevalecido en la definición de seis temas de los doce que integran el disco. Suu vence su casi nula propensión a las colaboraciones con la excepción de “Me siento mejor”, un potencial hit mainstream para los directos donde comparte protagonismo precisamente con los de Viladecavalls, y canta: “Escucho ‘Emborracharme’ de los Meyers mientras me sirvo la segunda en el sofá; hoy no me pidas nada de lo que querrías, porque no te lo voy a dar”-. En “Cantando goles” se muestra más condescendiente con su amor “fife” –novio hetero forofo del fútbol– tiñendo su indie pop de punk más cercano a Aiko el grupo.
El clasicismo de Suu hace que temas como “Material sensible”, con esos arreglos de cuerda –¿sintetizada?–, y especialmente “Passen coses” tengan algo de Alaska y Dinarama –los primeros acordes de la segunda son “Perlas ensangrentadas”–. Orgullo y vulnerabilidad. En el catálogo amoroso de Ventura también hay hueco para composiciones más convencionales –“¿Cómo duermes?”–, juegos de seducción –“Si me estás rondando”–, pop rumbero repleto de ripios –“Una altra vegada”– o cortes más maduros –“Amor tranquil”: entre lo mejor del disco–. Más allá de las temáticas concretas, “Material sensible” puede interpretarse como el reflejo de una generación de futuro incierto, precariedad material y dificultad para tomar decisiones en un mundo tan cambiante que indefectiblemente afecta a las relaciones personales. Suu habla por sí misma pero el target es generacional y no pretende salvar al mundo con pensamientos profundos sino contar lo que le pasa por la cabeza a una chica –inteligente– de su edad que se desliza por un tobogán sentimental. Debatir si el sonido guitarrístico de “Material sensible” es mainstream o indie es bizantino porque tiene de ambos y de todos modos Suu sabe mantener el equilibrio y compensar las concesiones con una capacidad lírica de enorme gracia y fluidez. Otro detalle, fundamental, del que no hemos hablado, es la voz de Susana, una de las más naturales del pop nacional, capaz de cantar en castellano y catalán estas historias emocionales sin trampa ni cartón. ∎