Álbum

The Linda Lindas

No ObligationEpitaph-[PIAS] Ibero América, 2024

Hay ocasiones en las que una banda consigue dar un paso de gigante en su carrera sin alterar ni uno de los elementos que construyen su sonido. Sucede en “No Obligation”, el segundo trabajo del grupo femenino angelino The Linda Lindas. En esencia, esta segunda entrega discográfica es idéntica a la primera (Growing Up”, 2022): punk rock troglodita –sea dicho esto en el mejor e irresistible sentido del término–, pop de corte nuevaolero y una leve influencia mexicana que planea sobre el elepé. Todo tamizado por la insultante y frenética juventud de las cuatro componentes (ninguna llega a 20 años).

¿Qué es lo que hace entonces diferente a “No Obligation”? Todo suena un pelín más efervescente, las melodías son un poco más pegadizas y los estribillos, rotundos. El sonido es más fino sin restarle potencia y, en definitiva, las canciones son mejores. Cuando tienes una propuesta que no inventa nada, la calidad de las composiciones y la intensidad de las interpretaciones son la herramienta maestra para resultar especial. Ambas cualidades están presentes de sobra en el álbum de las estadounidenses.

El tema titular con el que arranca la colección es una buena declaración de intenciones. Como ya es marca de la casa, las tareas vocales se las reparten Eloise Wong (también bajista) y Bela Salazar (guitarrista). No Obligation” cuenta con Eloise, que añade la faceta más fiera y rrriot del proyecto. El tema va a toda pastilla, sin tiempo para tomar aire, y se siente como un bofetón en la cara. Siguiendo la premisa de que es mejor pedir perdón que permiso, las chicas ejecutan su punk guitarrero a la perfección. La letra es una promesa de no conformarse y de vivir la vida a su manera. De la manera que se siente eso cuando uno es joven y piensa que todavía puede comerse el mundo.

Sin embargo, es en piezas como All In My Head” cuando se advierte por dónde pueden ir los tiros en futuras publicaciones de la banda. Ya estaba presente, pero la sensibilidad melódica de las norteamericanas brilla aquí con luz propia, abriendo nuevos caminos y conectando con una versión más accesible que probablemente les pueda suponer mayor rédito comercial sin sacrificar sus principios vitales por el camino. En Lose Yourself” invocan el espíritu de Blondie, aunque con guitarras subidas de distorsión. A su vez, Too Many Things” casi podría estar en el último disco de Olivia Rodrigo, con un sonido limpio pero potente, de inspiración noventera y coro adhesivo.

La estructura parte tranqui/parte fuerte luce en Once Upon A Time”, mientras que el detalle latino, cantando una canción en castellano, se acompaña de, nada menos, “Weird Al” Jankovic en Yo me estreso”. Se trata de una curiosa pieza construida con guitarras sucias a ritmo de vals y acordeones mexicanos. La trompeta final mariachi le termina por conceder el toque fronterizo.

La parte central del elepé baja un poco el nivel. Cartographers” tiene un estribillo atractivo (esos “sha-na-na-nas”), pero la estrofa ofrece una mezcla un poco extraña, con unas guitarras que tapan a la batería, dando la sensación de desconcierto rítmico. Don’t Think” es más agradable que apasionante, con una letra un poco cliché sobre incomprensión vital y dejarse llevar.

El tono se recupera en la fiera Resolution/Revolution”, que incorpora un tono un poco más oscuro y traza una analogía entre una ruptura y las ganas de rebelarse. Nothing Would Change” tiene uno de los mejores estribillos del disco, como una especie de Green Day primigenios, divertidos, melódicos y para cantar sin parar. Excuse Me” y la final Stop” (qué nostalgia del primer disco de Elastica) no dan tregua, provocando que el álbum termine por todo lo alto y sin un segundo para respirar. Buena prueba de que, sin inventar absolutamente nada, se puede resultar pertinente y necesario en la escena actual. ∎

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