El tripartito es un modelo de gestión con el que Ramón Rodríguez está más que familiarizado. Hace diez años grabó “El problema de los tres cuerpos” con Fran Nixon y Ricardo Vicente. Y en 2013 se coaligó con Maria Rodés y Martí Sales en “Convergència i Unió”, álbum que sin duda mereció mucha más atención de la recibida. Lo mejor del asunto es que el potente discurso de The New Raemon nunca eclipsa las intervenciones de sus compañeros de alianza. En estas obras se intuyen más consensos que mayorías. Y en la que nos ocupa, el torrente compositivo fluye en todas direcciones y articula un programa creativo con entidad, resultado de ese intercambio de propuestas, enmiendas y resoluciones.
La historia de este disco empieza a escribirse con la anterior entrega de The New Raemon, “Coplas del andar torcido” (2020). Atascado frente al pentagrama, el músico de Cabrils pide a David Cordero que le tire cableado para conectar sus canciones a una sonoridad nueva. El gaditano pone a disposición de Rodríguez su arsenal de bytes y se establece parte del método que terminará moldeando “A los que nazcan más tarde”. Un trabajo cooperativo en el que las partes implicadas intervienen en igualdad de condiciones. La voz y las letras de The New Raemon se adaptan como una capa más a las músicas que Cordero y el versátil percusionista Marc Clos generan en interesante contraste material. Una sólida aleación de electrónica y software, de madera, metal y fibras vegetales.
The New Raemon canta aquí sobre estructuras dominadas por la abstracción, pero su capacidad de emocionar permanece y su voz se integra en el global con naturalidad, añadiendo colorido. En “Plata verdadera” pasa de la declamación a la melodía, fundiéndose con el ciclo que guía la composición. “Una infancia” remite sin tapujos a The Cure. En “Corre, caballo viejo” se escuchan ecos de la indietrónica de principios de siglo. “No haces de mí lo que no soy” bosqueja viñetas de una sensualidad inesperada, al ritmo de las músicas más accesibles del lote. “La peor parte” es un buen ejemplo de cómo el trío administra las influencias de la escuela minimalista estadounidense. Y “Desnudo frente a la máquina de escribir” se aproxima a lo mostrado por The New Raemon en sus últimos trabajos, pero desarrolla ese componente mínimo en uno de los episodios más directos de este disco siempre aventurado. ∎