Álbum

The Saxophones

To Be A CloudFull Time Hobby, 2023

The Saxophones es el dúo californiano formado a mediados de la pasada década por Alexi Erenkov (voz, guitarra, sintetizador, vientos) y Alison Alderdice (batería, voces), tan matrimonio en la vida real como The White Stripes, pero con muy edulcoradas diferencias de referencias clásicas. Allá donde Jack y Meg White se inspiraban en los patrones seventies de Led Zeppelin, Alexi y Alison se inspiran en sonidos más folkies y bucólicos, a la manera de The Carpenters, otra pareja, pero en este caso de hermanos…

The Saxophones empezó en realidad como un proyecto en solitario de Erenkov, hijo de padres rusos exiliados en Estados Unidos, pero cuando quiso darle más empaque a sus inquietudes y sintió la necesidad de un cierto sentido rítmico pensó que nadie más adecuado para encargarse de la batería que su mujer, dado que la casualidad estaba de su lado: ella había aprendido de adolescente a tocar el instrumento con Robin MacMillan, el batería de The Ryan Scott Trio. Fue así como el dúo encontró solidez y logró publicar en 2016 su primer EP, “If You’re In The Water”, en el sello británico Full Time Hobby, con el que han seguido trabajando desde entonces. Hagamos aquí un inciso para referirnos al nombre del grupo: Erenkov era saxofonista de jazz, pero terminó apartándose completamente del instrumento porque “ya no soportaba su sonido”, así que The Saxophones es una especie de broma privada: había aprendido a tocarlo, a dominarlo técnicamente, pero sentía que no sacaba nada original. Ausentes de sus primeros discos, los vientos volvieron a aparecer, ya para quedarse, en “Eternity Bay” (2020), su segundo álbum.

Ahora le ha llegado el turno a su tercer disco de larga duración y lo peor que se puede decir de él es que apenas muestra evolución estilística… Pero lo mejor es también eso: que apenas han evolucionado estilísticamente. En realidad, no debería ser tan categórico en la expresión. “To Be A Cloud” es diferente de sus discos precedentes, “Songs Of The Saxophones” (2018) y el citado “Eternity Bay”, y ambos lo son también entre sí. Pero, al mismo tiempo, es como escuchar siempre el mismo disco, por la homogeneidad, por la consistencia, por la sensación de familiaridad. The Saxophones están con un pie en el cambio y el otro en lo ya conseguido. Escuchar su música es como volver a casa después de un largo periplo lleno de vicisitudes: es encontrarse con la calma, con toda la tranquilidad y el sosiego que uno pueda echar en falta en su vida. Pero también es música que acoge al oyente en su regazo como un amante: en las películas parece lo más confortable del mundo, pero cuando lo intentas practicar con tu pareja sabes que no es, en realidad, la postura más cómoda… La voz de Erenkov, envolvente y emotiva, seductora pero frágil, arrulla: tiene ese registro cálido que uno asocia con la melancólica ligereza del dream pop y con la incipiente claridad del día más que con la inminente oscuridad de la noche, pero también hay en su música elementos de crispación que son los que dan el contrapunto necesario para evitar que te sientas atacado por la cursilería.

Uno de los cambios positivos detectados en “To Be A Cloud” con respecto a sus discos anteriores es la complejidad orquestal de los temas. Eso se detecta no solo por la presencia ya citada de instrumentos de viento: el dúo (en realidad ya una banda) ha dejado atrás la sencilla delicadeza de sus primeros discos, inspirados por uno de los nombres con que siempre se les asocia, el de Eden Ahbez (su “Nature Boy” es de esos temas eternos que uno sabe positivamente que ha oído, pero sin haber sabido jamás quién era su autor), para ir acercándose a los también elegantes –pero más fin de siècle XX– de Angelo Badalamenti, Richard Hawley, Warhaus (la exquisita banda del belga Maarten Devoldere) o Tindersticks (eso sí, sin el carácter innovador intrínseco a Stuart Staples). ∎

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