Entre “House Of Balloons” (marzo 2011), la primera parte de la trilogía de mixtapes que lo dio a conocer, y “Earned It”, su contribución a la banda sonora de “50 sombras de Grey”, hay algo más de cuatro años y todo un mundo. Concretamente, el que va desde el misterio, la bruma y las imágenes veladas hasta el asalto del éxito masivo vía una balada lúbrica revestida de cuerdas. Ya desde antes de su publicación, “Beauty Behind The Madness” nos exigía mirar a The Weeknd con ojos nuevos, incluso después de ese primer acercamiento al mainstream que fue “Kiss Land”. El single “Can’t Feel My Face”, cocinado junto con el cerebro del pop masivo Max Martin, lo pregonaba: Abel Tesfaye no solo se ha desprendido de cualquier elemento que enturbie sus composiciones, sino que sus inflexiones vocales ya no ocultan que su modelo y guía es Michael Jackson. El inevitable precio que conlleva es la pérdida de la identidad.
Este The Weeknd suena cristalino y expansivo, lo que se traduce en convincentes momentos de irrupción en los charts (“The Hills”, “Tell Your Friends”, con Kanye West a la producción), pero al mismo tiempo vulgariza su discurso (las guitarras y coros de “Real Life”, el dueto con Ed Sheeran en “Dark Times”) hasta el punto de que no cuesta imaginar estas canciones en la voz de sus competidores en las listas. Es más que probable que con “Beauty Behind The Madness” The Weeknd consiga su propósito de convertirse en estrella global, pero también lo es que lo que le hacía distinto va camino de desaparecer para siempre. ∎