Es lo que tienen las trilogías, que para considerarse como tales algún día tienen que dar ese tercer y definitivo paso y cerrarse a sí mismas con cierto sentido de conclusión. Abel Tesfaye, el hombre
The Weeknd, remató su ciclo rápido y lo hizo estupendamente: nueve meses separan
“House Of Balloons” (marzo) de
“Echoes Of Silence” (diciembre), con
“Thursday” (agosto) de por medio, todo ello en un 2011 que, en gran medida, quedó definido por una doble revolución que este joven canadiense capitaneó: su mirada de realismo sucio sobre el estilizado mundo del R&B y la irrupción de la
mixtape –gratuita, descargable, en el limbo de la legalidad– como formato hegemónico del paradigma digital.
Con estos precedentes, y en la línea de la retórica económica que cabalga nuestros desvelos, es inevitable preguntarse cuál es el valor añadido de esta
“Trilogy” de CDs tan temprana, y tan física y material que parece casi retro. Por un lado, Tesfaye y sus productores de cámara, Illangelo y Doc McKinney, han remasterizado el material, a todas luces una decisión absolutamente innecesaria pero no por ello fallida, seguramente autoexigidos a introducir nuevos matices a un diseño de sonido que, ya en el momento de su publicación/difusión, era poco menos que magistral.
En un ejercicio de música comparada, se distinguen nuevas capas vocales y arreglos, pero el tono lúbrico y sórdido no varía sustancialmente, y cada corte sigue supurando resaca y remordimiento con la intensidad de la primera vez. En cualquier caso, tiene mérito que, haciendo cola en el registro civil para obtener el certificado de legalidad comercial, solo se haya caído un
sample, curiosamente la Aaliyah de
“What You Need”, mientras que los de Beach House, Siouxsie And The Banshees o Cocteau Twins han aguantado.
Esta triple edición, que a nivel de diseño es más bien modesta, con escuetos libretos de créditos y un
box set bastante precario, añade, eso sí, tres canciones nuevas, cada una como colofón de cada disco en el papel de verdaderos
bonus tracks, profundizando en la querencia de Tesfaye por asumir los dejes de Michael Jackson, aunque sin alterar el arco narrativo de una obra que, sea en el formato que sea, debe considerarse una de las cumbres de la música urbana de los últimos tiempos. ∎