Álbum

Timber Timbre

LovageHot Dreams-[PIAS] Ibero América, 2023

El proyecto Timber Timbre del canadiense Taylor Kirk, cantante, compositor y multinstrumentista originario de Ontario, no ha superado el estatus de grupo de culto, que nunca ha dejado de ser minoritario, pero que mantiene una audiencia fiel. En mi caso desde que los descubrí con su cuarto álbum, “Creep On Creepin’ On” (2011), que creo que sigue siendo el mejor, con la participación de Colin Stetson –asiduo colaborador– y un sonido bizarro presidido por su distintiva voz de crooner, espectral y mortuoria, y determinantes guiños al doo-wop; un tipo abollado que cruza a Elvis Presley y Nick Cave en temas emblemáticos como “Black Water”, con una bruja presidiendo la portada del single. En otro anterior, el también celebrado “Demon Host”, que abre el álbum “Timber Timbre” (2009), se impone un folk gótico de muchos quilates.

Los pudimos ver como teloneros de Akron/Family en el desaparecido KGB de Barcelona, en 2011, en el inicio de una cierta fama que los llevó al FIB en 2012 y dos años después al Vida, en la época de “Hot Dreams” (2014), explorando el lado weirdo de Norteamérica, aunque sin desdeñar canciones como “Grand Canyon”, inspirada por el barrio bohemio angelino de Laurel Canyon, con una cualidad cinematográfica que ha hecho que su música fuera ideal para “Breaking Bad” y otras series.

Ese cruce entre Roy Orbison y Lovecraft vuelve a emerger en su nuevo disco gracias a canciones como “Sugar Land”, con una voz grave y conmovedora, surgida de algún lugar oscuro, solitario y nocturno, con inclusión de efectos especiales, carcajadas de ultratumba, y también coros femeninos que aportan grandiosidad soul. Sus influencias se dejan notar en “Holy Motors”, con un recitado que es como Leonard Cohen pero algo más excéntrico, en una canción donde afloran las melodías de juguete a lo Comelade y conexiones con la onda de Stereolab, Pram y Broadcast.

Los referentes asoman de manera constante. En el inicio de “Ask The Community” no es difícil imaginarse a John Lennon, con un toque loungebilly, en una surrealista letra que pregunta si quieres o no ver un cadáver, un difunto que la comunidad ayudará a elegir. En la apoteosis doo-wop/soul de “Mystery Street”, banda sonora perfecta apara cualquier delirio de David Lynch, parece que tomen vida los personajes del Lou Reed de “Walk On The Wild Side”, en un vodevil con arreglos orquestales simulados aportando grandiosidad a una letra que habla de una misteriosa calle –“where the local folks had turned to vapor”– donde desaparecer.

Kirk es un maestro en crear atmósferas inquietantes, como la que refleja “Stops”, con sus reverberantes y cinemáticas guitarras y sin prescindir de unos definitivos coros femeninos que aportan de nuevo un emotivo y espiritual tono soul, con otro crescendo de fábula, en una canción a medio camino entre Leonard Cohen y los Tindersticks de Stuart Staples. El name dropping ayuda a perfilar la nueva música de Timber Timbre; en “Confessions Of Dr. Woo”, que tiene un inicio sinuoso y lounge, en el que asoman Lou Reed y el Richard Hawley de “The Ocean”, termina con una digresión experimental de tomo y lomo, que parece salida del recopilatorio “Gravikords, Whirlies & Pyrophones” (1996) que recomendaba Tom Waits, con músicas de Harry Partch, Clara Rockmore y otros experimentadores. En el extremo opuesto hallamos el tema titular, la balada “Lovage”, susurrada con una voz afligida y entregada, que busca la solemnidad orquestal sin dejar de lado un tono narrativo de opereta que va repitiendo “Barely held together just like everything else” (“Apenas se mantienen unidos como todo lo demás”) en el estribillo de la críptica letra.

El inquietante y minimalista tema instrumental “800 Pristine Corpses”, que discurre con solemnidad neoclásica, con la única ayuda de un piano, se nos antoja la banda sonora perfecta para la tétrica y solitaria habitación de la portada, plasmada en extraño encuadre, que como el resto de su discografía es en riguroso blanco y negro. Es una reflexiva imagen ideal para recordar la murder ballad “I Am Coming To Paris (To Kill You)” que abre su anterior EP de 2021 y en la que insiste en un solemne y convencido tono folk: “I am coming to Paris to kill you / I have even booked my flight / I am coming to Paris to kill you / I am coming to take your life”; o “Dissociation”, que abre otro EP simultáneo, y cuyo estribillo repite “I’m goin’ back to evil now” remarcando una personalidad tan malsana y sombría como adictiva. ∎

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