Desde que Tony Seltzer derivó su obsesión por J Dilla hacia sus propias producciones, Nueva York se nutrió de una de sus figuras más imaginativas en la construcción de las bases hip hop, aquí retratado por medio de la puerta de entrada ideal a su policromático universo de beats mutantes.
De Princess Nokia a Rich The Kid, sus creaciones han servido para asentar unas señas de identidad, en su caso, definidas por atmósferas rítmicas rebajadas al máximo, de tacto trap pero de constitución funk en slow motion. Alrededor de dicho eje instrumental orbitan ondas sónicas altamente triposas, incluso remozadas en psicodelia arty. Su estilo resulta altamente pictórico, grafitero, tal como queda corroborado en cortes de imaginación absorbente como “New Drip” o “Trust”, muestras inequívocas de los trazos vaporosos en los que sumerge las canciones que conforman tan hipnótica degustación de su metodología como este “Hey Tony”. Con estos mimbres, surge una radiografía en cinemascope de su trabajo, uno tan imprevisible como para sorprender con aromas góticos de serie B, tal que en la fabulosa “Lies”, como en los sampleados quirúrgicos empleados en “I Need” o en los chisporroteos footwork que resuenan en “Keep It Low”.
En todos los temas que conforman su primer álbum, como protagonista central, resalta la capacidad de Seltzer para urdir texturas amnióticas administradas a base de bocanadas rítmicas que impactan, directamente, a nivel molecular.
Más allá del variopinto y estimulante crisol de sensaciones proporcionado en todo momento, este productor criado en Brooklyn se sirve de sus habilidades para adaptar su receta con matices calculadísimos, dependiendo del MC que lo acompaña en cada una de las catorce composiciones aquí reunidas, en las que también se alía con un nutrido número de productores. No en vano, solo en tres de los cortes Seltzer es el único protagonista de la parte instrumental, muestra inequívoca y ejemplar de lo que significa el concepto ultradigital dentro de las producciones hip hop de hoy en día, de las que se ayuda para acompañar con algunas de las voces más originales del underground urbano de la actualidad. Así es en el caso de figuras tan reseñables como Vinny Fanta, TrippJones o Lil Ugly Mane. Este último colabora en “Flowers”, donde Seltzer reproduce el hip hop galáctico de Cannibal Ox en formato reducido a escala mínima.
Realmente, en cualquiera de las piezas diseñadas para la ocasión subyace la necesidad implícita de buscar caminos poco trillados, aunque siempre dentro de una línea sonora tremendamente homogénea, aquí destilada en porciones básicas que únicamente en un caso supera los tres minutos. En todo momento, se trata de cuadros centrados en mostrar el ADN del autor a través de viñetas diluidas en espacios sónicos mínimos que, complementadas unas con otras, plasman un fresco altamente inspirador, obra de un alquimista del beat, ahora mismo muy cerca de primeras espadas de nuestros días, como Metro Boomin, a quien, por medio de artilugios como “Hey Tony”, le está comiendo el cogote. Literalmente. ∎