Álbum

Vecinos

Junta extraordinariaMont Ventoux, 2024

“Junta extraordinaria”, más que un primer álbum, es un recopilatorio de los tres EPs de Vecinos. Un greatest hits en el que toda la discografía anterior no posee un solo descarte. El álbum recoge, así, “Siempre saludaban” (2023), “Parecen majos” (2024) y “No son horas” (2024), este último publicado a la vez que la propia complicación, pese a que también han preferido englobar esos cuatro temas inéditos en un minibloque de contenido. De esta forma, el trabajo recoge toda la biografía de la banda; ordenada, además, de manera cronológica (del futuro hacia el pasado).

El resultado es una pieza bastante divertida en tanto que la banda, en dos años de carrera, no se ha salido del personaje ni un poco. Buzones de propaganda, felpudos y, en general, imaginario que nos recuerda constantemente la nueva crisis de la vivienda son los elementos con los que el cuarteto crea tanto lo de fuera como lo de dentro de las canciones. Los catalanes se conocieron, de hecho, siendo vecinos de un mismo bloque, y han decidido explotar el relato al máximo. Así, el primer LP de la formación es una mezcla estética entre Desengaño 21 y el Sindicato de Inquilinos: bromas y lore sobre formar parte de una comunidad, pero sin que el humor difumine por completo una lírica ácida y crítica con los problemas de los (no tan) jóvenes. Algo, en realidad, muy propio del punk rock underground de Barcelona: es inevitable acordarse del “Mes pagat” de Diamante Negro al abordar “PAGA Y SEÑAL” de este otro cuarteto. Juegan a no esforzarse demasiado, y a veces parece que desordenan la habitación a propósito: uno de sus mayores éxitos, “No hay ventas” (junto a Pinpilinpussies), frasea raro, como un trabalenguas donde hay más sílabas que espacio. El cuarteto tiene capacidad de sobra para construir a través del orden, pero prefiere jugar a la anarquía premeditadamente.

Así, Vecinos es uno de esos grupos en los que se ejemplifica de forma realmente práctica el sonido glocal de una escena muy pequeña. Melodías pop con instrumentación de garage rock, producción un poco punki (desganada, algo ruidosa), coros para cantar lololós y letras que suenan un poco a broma pero que tienen un mensaje más político del que se espera a simple vista. Algo muy típico de la Ciudad Condal, y es que incluso podemos decir que Vecinos son de la tercera hornada de un folclore peculiar que se transmite de generación en generación: comenzó con Mujeres, pasó por el “sonido Carmel” (Alavedra, Pantocrator) y ahora los más nuevos toman el relevo. Lo maravilloso de esta escena es que, pese a hacer algo manido mundialmente (guitarras gamberras, rock un poco chulesco), suena claramente catalán. Vecinos consiguen, de algún modo, convertir en nicho un recurso universal.

“Junta extraordinaria” suena urgente, un poco cochino, afilado como una navaja de Albacete. Pertenece al tipo de álbumes que se tildan de generacionales, como si no estuviese toda la música enmarcada en un contexto. Estos cuatro, en cambio, son un poco más racionales o algo más críticos que sus compañeros (quizá, simplemente, un poco más anti-) y eso puede direccionar su música hacia un underground eterno. Tienen los lemas, los himnos, el sentimiento derrotista de su grupo etario, la facilidad del pogo y las melodías pegadizas. Pero no se les ve tan dispuestos a pasar por el aro. A nadie más le parecería una buena estrategia de negocio sacar un LP con canciones de hace años. A ellos, parece, el negocio les da un poco igual. ∎

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