Álbumes

Yung Lean & Bladee / Bladee

Psykos / Cold VisionsWorld Affairs, 2024 / Trash Island, 2024
Yung Lean y Bladee llevan trabajando juntos desde que se conocieran en 2013, y de la fusión conceptual de sus dos colectivos, Sad Boys y Gravity Boys, surgieron dos de las ideas más subversivas de la música de los 2010, Year0001 y la Drain Gang. A lo largo de todos estos años en los que han resultado imprescindibles para redefinir el hip hop desde un lado ultradigital y eminentemente emocional y vulnerable, decenas de canciones les han visto compartir universos, hasta el punto de que lo que han hecho realmente es construir un universo propio. Pero no lo habían habitado de pleno derecho hasta ahora: “Psykos” es su primer trabajo colaborativo al 100%, fruto de unas difusas y psicóticas sesiones en Tailandia en las que lidiaron, junto al productor Palmistry, con la psicosis mientras jugaban con el fuego de los excesos, y al mismo tiempo se puede leer como una historia de redención en la que se reconcilian con su niño interior abandonándose a los géneros de rock alternativo que han mamado y en torno a los que siempre han orbitado, de algún modo, conceptualmente.

“Psykos” es, de hecho, un disco más centrado en el dream pop, en el emo rock o en el post-punk que en cualquier cosa asociada con el hip hop, aunque su enfoque sea el de las carreteras digitales de las nuevas cold waves, y en el que la música delimita las luchas interiores como las cuerdas de un cuadrilátero, protegiendo a los dos artistas suecos de cualquier impacto. Se refugian en ella, abrazando incluso una versión más britpop que quizá es lo que más contrasta con su actitud misma, mientras invocan una especie de proyección hipnagógica de su propia vivencia como superestrellas, que en el caso de estos sad boys está más cerca del viejo mito rockero que de cualquier otra escena contemporánea. Aunque la psicosis se vaya por un segundo, aunque haya momentos de calma y ellos mismos los creen para sus narrativas, apostando siempre por la luz y la esperanza, esforzándose por disfrutar simplemente de vivir, esta nunca se va del todo, y en el fondo “Psykos” va sobre esa difícil conciliación, sobre levantarse “al borde del caos y el orden”. Lean y Bladee son uno, y habitan por igual la tierra y el cielo, el infierno y el espacio, el confesionario y el lavabo.

Las mismas preocupaciones recorren de principio a fin “Cold Visions”, otro inesperado álbum lanzado por Bladee pocos meses después de “Psykos”, pero aquí el lenguaje musical es definitivamente más opresivo, contradictorio y referencial. A través de sus treinta canciones y más de una hora de metraje, acosa y derriba la mitología del artista y del éxito mientras Bladee celebra su propio sacrificio ritual en esa misma hoguera de vanidades, condenándose a una existencia conscientemente insatisfecha, pues toda satisfacción es cómplice en un mundo dominado por el capital. Al final, toda la vida trabajando para vivir al margen del sistema, evitando los jefes y los horarios 9 to 5, para acabar sometido a las exigencias de las marcas y de una industria que trata a los artistas como mercancías y productos, sumiéndolos –y consumiéndolos– en una falsa idea de elitismo y exclusividad y alentando sus pensamientos megalomaníacos y ególatras. “Nunca me ha gustado la gente que no pertenezca a mi familia”, rapea Yung Lean, que no por casualidad acompaña a Bladee en la mayoría de temas que dan vueltas sobre este mood, especialmente en el terrorífico tridente que forman “ONE SECOND”, “FUN FACT” y “I DON’T LIKE PEOPLE”.

Toda esa familia elegida se pasea en un momento u otro por “Cold Visions”, que reúne a prácticamente todos los productores y artistas que alguna vez han estado relacionados de un modo u otro con el proyecto, desde miembros de la Drain Gang como Thaiboy Digital o Ecco2k y productores como Whitearmor, Mechatok o Yung Sherman –que reaparece en la también muy autorreferencial “YUNG SHERMAN”– hasta colaboradores relativamente habituales como Woesum o el mismísimo Skrillex. Entre todos dan forma a un trabajo que en cierto modo se siente como la culminación del sonido Drain Gang, al mismo tiempo que marca una nueva faceta, más oscura y agresiva, para un Bladee que en el fondo también consigue dar continuidad natural a las distintas versiones de sí mismo que había ofrecido en “Working On Dying” (2017), “Icedancer” (2018) y “The Fool” (2021), ocupando con autoridad un espacio indeterminado entre el trap fractal, las vanguardias electrónicas, un onirismo tenebroso y la abstracción del cloud rap.

Navegando su propia Laguna Estigia y en una especie de tránsito entre el mundo real y el Hades, entre la vida y la muerte, entre la vigilia y la pesadilla, Bladee se mueve en “Cold Visions” entre un perturbador mundo interior y una extroversión agresiva, entre la ira y el hielo: de la guerra con uno mismo a la guerra contra el mundo. Y en esa tensísima ambigüedad está cimentado su propio caos, su naturaleza errática, acuchillada por glitches –el músico experimental James Ferraro ha aportado posproducción y sound fx– y bombardeada con bases implosivas y catastrofistas, plagada de melodías y sintetizadores de ambientación neogótica y con claro poso vampírico. Pero también acariciada por la lucidez entre tanto jumpscare. Como en “Alan Wake”, esta historia de oscuridad se narra conectando los puntos de luz, y reescribiendo las tragedias. ∎

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