La calma tras la tormenta.
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Zahara

“Tras la polémica de ‘PUTA’ lloraba ante mi psicóloga”

Fotos: Alfredo Arias

06.05.2025

Llegó para Zahara la etapa pos-“PUTA”, el disco que tanto ruido generó y tantos problemas –incluso emocionales– le causó. La cantante y compositora jienense ha roto su discurso belicoso con “Lento ternura”, un álbum de corte electrónico sobre la búsqueda de la calma y los afectos. Hablamos con ella de sus nuevas canciones, acoso por redes sociales, terapia psicológica, políticos extremistas, guitarras vs. sintetizadores y la escasez de mujeres en carteles de festivales.

Después de la tempestad de “PUTA” (G.O.Z.Z., 2021), llega la calma de “Lento ternura” (G.O.Z.Z.-Sony, 2025). Podría parecer un giro propio de un genio del marketing: pasar de lo belicoso a todo lo contrario, a la dulzura; o también un cambio a la contra de lo que sugieren los cánones no escritos del pop, que animan a mantenerse en el camino que ha llevado al éxito, so pena de descarrillar en un inapropiado viraje. Pero tras aquel disco, que logró lo que ella se proponía –llamar la atención– hasta extremos que no sospechaba, como llevarla de vuelta a la consulta de su terapeuta, resulta del todo comprensible que Zahara (Úbeda, 1983) haya sentido el razonable impulso de buscar la paz en sus nuevas canciones.

Sentada en un cómodo sofá de jardín, en el patio de la oficina que lleva su promoción, aprovechando entre plantas un raro día de sol, explica así la transformación: “Cuando empiezo a escribir los textos de este disco, compruebo que me nacen de una necesidad de amabilidad. Los primeros temas que escribo son los más bonitos, en los que hablo del amor, de la amistad, de lugares… Hay cierto halo más calmado por una necesidad no tanto mental, aunque necesitaba salir de la narrativa anterior. No podía más. Aunque es maravilloso, me encanta, y en directo me siento una superheroína ‘queer’, no tengo más ganas de hablar de eso”.

Añade que llegó a experimentar hastío del mensaje de “PUTA”, más en términos creativos que de conciencia: “Como compositora, la repetición me aburre”, explica. “Para mí no tiene ningún interés artísticamente. Funciono por impulsos. No soy nada cerebral. Tenía saturación narrativa. Había hablado tantísimo de los abusos, la violencia, el machismo… y lo contaba como si fuera la película que vi ayer. De manera natural, me separo del relato, que está ya en las antípodas. Ahora soy otra”.

“La ternura”, vídeo dirigido por Fran Granada. “¿Qué más darán la belleza y la juventud, incluso el sexo?”.

El efecto “PUTA”

Aunque completamente diferente, “Lento ternura” –que puede adquirise junto a un libro de poemas y escritos diversos– es hijo natural de “PUTA”; sin ese disco que puede considerarse uno de los más aclamados de esta década y que marcó un antes y un después en su carrera y su vida, Zahara probablemente no habría dado este volantazo que la conduce hacia el terreno de la delicadeza y los afectos, individuales y colectivos. Recordemos: mucha gente se sintió ofendida con varios temas de “PUTA”, y en agosto de 2021, el partido político VOX pidió la cancelación de un concierto de Zahara en Toledo alegando que el cartel que lo publicitaba resultaba ofensivo hacia la figura de la Virgen María y a los creyentes (en él aparecía caracterizada como en la portada del disco y con un bebé en los brazos). Encendidos editoriales en prensa prolongaron, a su pesar, la polémica.

“Es muy potente todo lo que pasó con ‘PUTA’”, dice. “Salía llorando de las entrevistas. Descubrí que mi manera de protegerme era ir separándome de aquello. Llegaba a los sitios y era la compositora de ‘PUTA’, y todas las demás facetas se diluían. Este es un disco que nace de las ascuas de ‘PUTA’, un disco que me incendió, buscando ahora cierta calma hogareña y cierta despreocupación”.


“Funciono por impulsos. No soy nada cerebral. Tenía saturación narrativa. Había hablado tantísimo de los abusos, la violencia, el machismo… y lo contaba como si fuera la película que vi ayer. De manera natural, me separo del relato, que está ya en las antípodas. Ahora soy otra”



El éxito de “PUTA” es incuestionable: espoleado por el sencillo “Merichane” (mejor canción del año para Rockdelux), el álbum debutó en el número uno de iTunes España, donde en su primera semana fue el más vendido de una artista femenina (también en Apple Music). Ingresó en listas de Alemania, Canadá, México… En la española debutó en segunda posición, siendo solo superado por “Mayeútica”, de Robe. “Aquel fue un disco que ha sido relevante a unos niveles que no puedo comprender”, dice. “Va a formar parte de la historia de este país. Y para mí, en vez de presión, ha sido un relajo: ya está, ya tienes tu disco. No pasa nada si no todos los discos tienen ese impacto. ‘PUTA’ es continuamente una llamada de atención; con este disco lo que quiero es no llamar la atención. Es una revolución mirando un paisaje. La revolución también se consigue siendo un ejemplo de amabilidad, cuando el mundo te dice que seas individualista”.

Otra vez en terapia

En el nuevo álbum hay espacio para la evocación de placeres mundanos (“Formentera”), encomio del amor en medio rural (“Yo solo quería escribir una canción de amor”), alabanza de la amistad (“Tus michis”), saber tomar distancia de la realidad (“CTRL+Z”)aunque probablemente el tema que mejor resume su esencia sea “La ternura”, en el que se plantea: “¿Qué más darán la belleza y la juventud, incluso el sexo (…) cuando lo que de verdad te ha conmovido ha sido la ternura?”. En cualquier caso, “Lento ternura” es apacible hasta determinado punto. En una de sus canciones, “La violencia”, se adivinan flecos del impacto que esa crisis tuvo en ella: “Me veis respirar y parezco calmada, siento mi cuerpo quizá más desnudo, aún lleno de rabia e igual de inseguro”, dice la letra.

“Me hizo mucho daño”, reconoce sobre la controversia de Toledo. “Cuando saqué el disco, llevaba un año y medio de acompañamiento terapéutico con una psicóloga fantástica y cuando salió ‘PUTA’ me dio el alta. Los primeros seis meses no pasó nada polémico con el disco. Me relajé, bajé la guardia. Y cuando empezó toda esa polémica, me pilló completamente desarmada. Veía que se producía un ataque que no tenía nada que ver conmigo, sino que me atacaban porque un partido quería llamar la atención. Me utilizaban”.

“CTRL+Z”, vídeo dirigido por Fran Granada. Saber tomar distancia de la realidad.


En parte, atribuye el desatado barullo a la voracidad de políticos que buscan ganancia en aguas revueltas. “Hasta ese momento, teníamos unos políticos que aunque fueran de derechas no sacaban pecho del extremismo ni del fanatismo extremo. Pero ahora sí. Hay personas que alimentan eso y está tan polarizado todo que se vuelve más agresivo”, opina.

“Hubo en Twitter gente que filtró mi teléfono”, prosigue. “Y me enviaban amenazas, mensajes de banderas de España con el águila, empecé a recibir fotopollas… Fue como abrir la puerta de mi casa y que se cuele gente dentro. Tuve que volver a terapia. Hablé con amigos muy mediáticos y que generan mucha polémica para que me calmaran. Llegué a tener miedo a salir a la calle; pensaba que era el objetivo número uno de esos exaltados y que querían matarme. El terror que sufrí me llevaba a pensar eso. Es muy heavy cómo procesamos las experiencias del mundo digital, como si sucedieran en el mundo real. Lloraba ante mi psicóloga. Fue un momento bastante duro que duró mes y medio, con mucha ansiedad. Recibí mucho apoyo, que fue precioso, de ilustradores, cómicos…, pero que me mantenía en la conversación”.


“Hubo en Twitter gente que filtró mi teléfono. Y me enviaban amenazas, mensajes de banderas de España con el águila, empecé a recibir fotopollas… Fue como abrir la puerta de mi casa y que se cuele gente dentro. Tuve que volver a terapia”



Es curioso que “PUTA”, que nació de su etapa inicial en terapia, desembocó por su repercusión en una segunda. “Cuando acudí por primera vez fue porque atravesaba una crisis matrimonial”, revela. “Había metido los recuerdos en una caja en mi cerebro, pero eso me afectó a mi modo de relacionarme… hasta que apareció Paula (se refiere a su psicóloga) en mi vida y empezamos a hablar de mi matrimonio y pasamos a todo el disco de ‘PUTA’. Mucha gente decía que las canciones eran como ir a terapia, pero yo sostengo que no. Ayudan, abren; vives en una matrioska de emociones y alguien debe decirte cómo se cierra. La terapia fue fundamental para llevarlo a cabo”. Actualmente, Zahara ha abandonado las sesiones. “Ya no voy a terapia. Cuando me dio el alta la segunda vez, nos hicimos amigas. Le pregunto: ‘Si te consulto sobre tal o cual cosa, ¿me respondes por amistad o te estoy haciendo trabajar?’. Descubrí la meditación, hago terapia pero familiar, como madre… Soy una privilegiada que me pude permitir ir todas las semanas durante año y medio”.

Un frágil equilibrio

No considera que “PUTA”, el álbum, haya inaugurado un nuevo discurso continuado, después, por canciones de similar mensaje como “Perra” (2022), de Rigoberta Bandini, o “Zorra”, de Nebulossa (2024). “No me siento plagiada… Por desgracia no soy la dueña de ese insulto. Si algo siento al respecto es que es guay que nos estemos apropiando de insultos que nos han dedicado. Ojalá el insulto desapareciera, porque lo sigo oyendo de forma agresiva, pero qué guay poder apropiarnos de aquellos insultos que nos intentan empequeñecer y digamos: ‘Invéntate otra cosa’. Y si ‘puta’ significa ser libre, pues bien. Bravas todas”. Y apunta, acertadamente, que La Zowi sacó antes, en 2020, un tema titulado “Puta”.

La ternura como terapia.
La ternura como terapia.

En otro de los cortes de “Lento ternura”, concretamente en “Demasiadas canciones”, aborda la escasez de mujeres en las estructuras de la música y, más en concreto, en los carteles de festivales. “Antes de la pandemia hubo un momento de más voluntad por parte de la industria para visibilizar a las mujeres, pero después fue un sálvese quien pueda y el tema de la paridad ya no era importante. Muchos festivales tienen subvenciones públicas, y aunque la ley no obliga, una llamadita de atención siempre está bien. A veces no se llega ni al 20%. Hay una carencia muy grande, en un momento en que existe un tejido generado por mujeres que ya nos habría gustado a las de mi generación, que éramos cuatro y nos llamaban ‘las chicas de la música’. Se debería reconocer con las orejas gachas. Muchos festivales dicen que así no venden entradas, cuando las venden antes de dar a conocer el cartel. Claro que hay mujeres que venden. Dicen que soy una pesada, pero si no lo denuncian otros… No me han llamado pesada a la cara, no se atreven, supongo. Pesados son quienes no quieren hablar de ello”.

En ese frágil equilibrio entre relajada filosofía y sutil enojo oscila “Lento ternura”, un álbum que sitúa una vez más a su autora en la parcela de la música electrónica. ¿Cuánto hace que no coge una guitarra? “Los instrumentos van y vienen”, dice. “No soy instrumentista, la cojo y la dejo. Empecé con ella porque quería estudiar piano y mi padre me dijo que sería mejor aprender guitarra, que te la puedes llevar a todas partes. Fue una casualidad. Cuando aprendí a tocar el piano, descubrí que habría otras canciones, y hay otros instrumentos que me apetecería conocer para saber qué canciones tienen dentro. Para componer hace años que no la cojo. Para este disco, ‘Formentera’ nació con guitarra, pero fue hace tres años. También ‘¿Era esto la vida?’, que tiene dos años y medio. Puede ser la última vez que la toqué. No odio la guitarra, pero me parecen tan divertidos los otros instrumentos… Sé tocar la guitarra para un directo, soy versátil, pero no lo suficiente como para que compositivamente me pueda llevar a un sitio distinto”.

Zahara desencadenada

Zahara publicó su disco de debut como profesional, “La fabulosa historia de la chica que perdió el avión”, en 2009. Antes había lanzado dos álbumes de manera autoeditada. Sus primeros trabajos la situaban en la esfera del pop luminoso, del que se ha ido alejando progresivamente, más aún cuando creó su propio sello discográfico, G.O.Z.Z., en 2015 para editar “Santa”. “No es deliberado”, responde cuando le pregunto cuándo dejó de ser la chica pop –es el título de una de sus primeras canciones– para apostar por la electrónica y las letras incómodas. “La música que escucho, los lugares a los que voy, la importancia de la ‘rave’ y la música electrónica me han llevado en esta dirección. Sigo disfrutando de una música que lanza mensajes contra los que lucho, no hay que cuestionar lo que escuchamos o vivimos. Pero también de las que dicen algo. Está en mí esa voluntad de querer ser aquello que escucho”.


“Hemos encontrado una narrativa en la que el humor vertebra el espíritu del show, porque después de ‘PUTA’, en que salía del escenario necesitando una carretilla y que me llevaran al vertedero, quiero pasármelo bien. Vamos a intentar que la gente se vaya riendo, que en ‘PUTA’ se me iban llorando”



Las letras con poso social o que invitan a la reflexión fueron ganando peso en su carrera. En “Hoy la bestia cena en casa” (2018) se rebelaba contra la gestación subrogada: “Si eres tan valiente, préstame, tú, tu vientre, véndeme los hijos que tengan tus hermanas”. “Necesitaba hablar de eso, igual que antes he necesitado hablar del desamor. Cuando hago una canción vivo en una inconsciencia, como si mis canciones solo las fuera a escuchar yo, lo que me permite hacer eso. Con este disco podría decir: ‘No, la gente no es esto lo que espera de mí’. Pero no funciono así. Es mi personalidad. No puedo luchar contra lo que soy. El ofrecimiento de ‘PUTA’ quizá se desborda ahí, pero ya estaba previamente. Si me paro a analizar mis canciones, que son un mapa de mi vida, ya está esa furia, aunque en ‘PUTA’ está desatada. Aquí está reposada. Esa Zahara no va a desaparecer”.

“Mi proceso creativo es lo único libre que tengo”, apunta. “Cuando estoy creando, no tengo dudas de nada. Pero no vivo aislada, una vez termino mis discos debo hacer un ejercicio consciente de cómo voy a vender eso. Ser tu propio sello es maravilloso, pero también una tortura, porque tienes que ver tu disco como un producto. Esa disociación la vivo, pero no me afecta a la parte creativa. Tiene que ver con el sistema: ¿qué van a pensar, me irán a pinchar?”, se pregunta.

Las zozobras de María Zahara.
Las zozobras de María Zahara.

Lo que viene

Zahara comenzó la gira de “Lento ternura” en festivales. “Es algo que no he hecho antes”, dice. “Supone un reto presentar un disco ante público que quizá no conoce las canciones, pero a la vez un estímulo”. El sábado 10 de mayo actuará en el Beat Sound de Toledo, y a lo largo de este mes pasará también por el Vibramahou de Gijón (24), el Teta Festival de Tarragona (30) y el Icónica Santa Lucía Sevilla Fest de Sevilla (31). Hasta finales de octubre, tocará en más de una decena de festivales del resto del país, como el Festival de les Arts de Valencia (6 de junio), Noches del Botánico de Madrid (15 de junio), Low Festival de Benidorm (25 de julio), Sonorama en Aranda de Duero (6 de agosto) o Vive Latino de Zaragoza (6 de septiembre).

En cuanto al repertorio del directo, esto es lo que podremos ver: “Hay ‘hits’, habrá canciones de ‘PUTA’ y otras más antiguas que hace tiempo que no toco. Quiero que sea un espectáculo con la suficiente luz, fantasía, diversión –habrá mucho humor– y ritmo para que lo veas y no necesites conocer las canciones al dedillo. Hemos encontrado una narrativa en la que el humor vertebra el espíritu del show, porque después de ‘PUTA’, en que salía del escenario necesitando una carretilla y que me llevaran al vertedero, quiero pasármelo bien. Vamos a intentar que la gente se vaya riendo, que en ‘PUTA’ se me iban llorando. Aunque siempre hay hueco para llorar”. ∎

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