Durante unos segundos, Pádraic Súilleabháin (Colin Farrell), granjero en una pequeña isla del oeste de Irlanda, se muestra radicalmente feliz. Se dirige, como cada día, a buscar a su buen amigo Colm Doherty (Brendan Gleeson) para acudir juntos al pub y disfrutar de una pinta tras otra. Sin embargo, Colm, a finales de marzo de 1923, con Irlanda sumida en una agotadora guerra civil, ha decidido dejar de ser amigo de Pádraic. Ante la inmensidad de la vida, ante la inevitabilidad de la muerte, las conversaciones absurdas con un tipo simple y bonachón no lo llenan. Lo que sucederá a continuación no solo sorprenderá a cualquier espectador y obligará a Pádraic a fruncir constantemente su muy expresivo ceño, sino que además incluye muchísimo humor negro, grandes dosis de amor no correspondido y varios miembros amputados. Y, como buenos irlandeses, canciones, paisajes de ensueño y cogorzas.
Hace cinco años, Martin McDonagh respiraba aliviado. Lo hacía al saber que un proyecto –cuyo título no especifica– con el que no tenía ninguna relación y que pretendía juntar a Brendan Gleeson y a Colin Farrell era cancelado. El director y guionista de “Escondidos en Brujas” (2008), su ópera prima, siempre ha sentido un profundo orgullo por haber unido a esa improbable pero fascinante pareja de actores por primera vez. Catorce años después, a pesar de agendas imposibles y pandemias mundiales, McDonagh ha conseguido volver a reunir a sus actores fetiche (con ambos ha rodado al menos tres proyectos) gracias a un proyecto hecho a medida. “Almas en pena de Inisherin” (2022; en España 2023) está escrita por y para su dúo protagonista. No es casualidad que el personaje de Gleeson toque el violín –el actor es un músico más que capaz– ni que su amistad con Farrell le permitiese proponerle un personaje tan fuera de su zona de confort. Sus nombres estaban grabados en la primera página desde hace años.
Si la primera película de McDonagh diseñaba a dos personajes que comienzan a quererse contra todo pronóstico, esta dibuja a dos compañeros que comienzan a odiarse, igualmente de forma inesperada. Sin embargo, la complicidad que Farrell y Gleeson cultivaron en Brujas se convirtió en una auténtica amistad que, según confiesan ambos, ha perdurado año tras año. Son habituales las muestras de afecto en público de ambos actores, que rezuman carisma y oficio. Ambos se sintieron tentados, al inicio del rodaje de “Almas en pena de Inisherin”, a detener durante unos días su relación, su buen rollo, para crear una atmósfera más propicia para el desarrollo de esta historia de desencuentros. Con un abrazo, los dos concluyeron que no sería necesario y comenzaron varias semanas de ensayos que dieron rienda suelta a toda su creatividad.
“Almas en pena de Inisherin” está reventando la temporada de premios. Todos sus actores han recibido nominaciones a los más prestigiosos galardones –grandes noticias para Kerry Condon y Barry Keoghan, también arrebatadores en sus respectivos papeles– y la película se ha alzado como mejor comedia en la pasada edición de los Globos de Oro. Además, ha recibido nueve nominaciones a los Oscar®: mejor actor principal para Colin Farrell, que parte como uno de los favoritos tras ganar el Globo de Oro, y mejor actor y actriz de reparto para Kerry Condon, Barry Keoghan y Brendan Gleeson. También mejor montaje, mejor banda sonora, mejor director, mejor guion original y, el plato fuerte, mejor película. Un reconocimiento apabullante por parte de la Academia, similar al que McDonagh disfrutó con su anterior y excelente trabajo, “Tres anuncios a las afueras” (2017), un drama protagonizado por una inconmensurable Frances McDormand y ambientado en la profundidad del sur de los Estados Unidos que se alzó con el Oscar® a mejor película, consagrando a su director con el que era únicamente su tercer filme.