Eléctrica emoción. Foto: Alfredo RM
Eléctrica emoción. Foto: Alfredo RM

San Miguel

Cervezas San Miguel sirve en Bilbao un efervescente Miles Kane para los que se atreven

La gira del británico por el país recaló el 6 de marzo en la capital vizcaína con lleno absoluto en una de sus salas señeras, el Kafe Antzokia. El 5 de marzo había sido el turno de Barcelona; después pasó por Madrid el 7 y Valencia el 8.

No son muchas las ocasiones en las que una sala de tamaño medio de la villa del Nervión tiene el honor de recibir a una estrella internacional de la popularidad del británico, gran expectación y lleno absoluto con entradas agotadas desde el día anterior.

Cervezas San Miguel lleva buena parte de sus 130 años de historia fomentando la curiosidad cervecera y musical de las mentes más inquietas, y sin duda disfrutar de un artista de la talla de Miles Kane en una sala como el Antzokia iba a ser una experiencia única, algo que nos enriquecería en cuerpo y alma.

Abrió la noche Ten Tonnes, nombre escénico de Ethan James, joven inglés con un par de álbumes de melódico pop británico de guitarras ya editados. Actuó en solitario con su guitarra eléctrica y una buena voz. Los teloneros, en general, son el epítome del eslogan de la nueva campaña de Cervezas San Miguel: (el escenario es) “Para los que se atreven”. Y a fe que Ten Tonnes se atrevió. Descubrimos a un artista que sin duda dará que hablar en el futuro, quizá como el plato fuerte que hoy venía a animar.

No cabía ya un alfiler en la sala cuando se preparaba el escenario para la aparición de la estrella de la noche, y buena parte del público aprovechó para mejorar la velada con una cerveza.

One man band. Foto: Alfredo RM
One man band. Foto: Alfredo RM

El último trabajo del de Merseyside se titula “One Man Band” (2023) y quizá se lo tomó demasiado al pie de la letra: atrevido, apareció en el escenario él solo con su guitarra ya en bandolera. ¿Iba a ser un concierto acústico? No exactamente. En una pequeña mesa tenía un reproductor que el propio Kane activó para que empezase a sonar la trotona base rítmica de la nuevaolera “Troubled Son”, a la que siguió “Better Than That” con un marcado ritmo sixties que desató el baile. Tal vez no sea el mejor enfoque para un concierto de rock presentarse con los pregrabados, pero con su actitud escénica de “aquí estoy yo”, su buen hacer a la guitarra y su entusiasmo en la parte vocal se ganó al público, que coreó “Rearrange”, uno de sus anteriores éxitos.

El concierto se desarrolló con la alternancia de temas nuevos –destacó la bonita “Baggio”, dedicada al legendario futbolista italiano– y otros de sus tres anteriores álbumes, combinando su faceta más melódica con ese rock de tinte funk muy en boga en el Reino Unido en las últimas décadas.

Eufórico. Foto: Alfredo RM
Eufórico. Foto: Alfredo RM

En la mitad del repertorio, cambió la guitarra eléctrica por la acústica, prescindió de las bases grabadas y sorprendió con una sentida versión de “Dealer”, osado tema de la magnética Lana Del Rey en el que colaboró Kane. Ahí la sala pareció más grande, más extensa. Sin duda el inglés es un tipo inconformista, nada acomodado, que trata de abrir sus horizontes, como muestra esta colaboración con la diva americana. Y seguramente estos valores que casan con la apuesta artística y de calidad de Cervezas San Miguel sean algunos de los motivos por los que se apostó por él para esta gira. No se olvidó en este tramo de una de esas canciones que hacen del mundo un lugar más grande, “Standing Next To Me”, que firmó con The Last Shadow Puppets, la banda que comparte con Alex Turner, líder de The Arctic Monkeys –quienes, por cierto, actuaron en la pasada edición del Bilbao BBK Live–.

Tras “Colour Of The Trap”, también en acústico, volvió a la guitarra eléctrica para atacar la recta final del bolo con tres temas de sonido furioso: “Never Taking Me Alive”, “Come Closer” y “Don’t Forget Who You Are”. En el tramo final de la última, pidió la colaboración del público para los coros y consiguió rematar el concierto dejando que los últimos versos que sonasen fueran cantados exclusivamente por la audiencia, que recogió el guante con atrevimiento, mientras él dejaba su guitarra y saludaba. Con música de la película “Rocky” (John G. Avildsen, 1976) lanzada desde la mesa de control como despedida y cierre, estrechó y chocó manos con los fans de la primera fila, compartiendo cara de satisfacción con la de la mayoría de los presentes. Valió la pena atreverse a obviar la rutina de un miércoles para redescubrir a un gran artista. ∎

Compartir