El chef Slowik, un cocinero ficticio (Ralph Fiennes) pero de agrio carácter –similar a tantos en la realidad–, celebra una exclusiva cena para un reducido grupo de personas. Actores, críticos, influencers o millonarios que pueden pagar la desorbitada cifra que representa cada cubierto. Durante el desarrollo de la velada, los modales se enfrían, los platos se intercambian por violentas sorpresas y el restaurante, situado en una isla, comienza a parecerse a una jaula. Todo va de acuerdo con la retorcida mente del artista tras los fogones. Solo desentona la presencia de Margot (Anna Taylor Joy), acompañante sorpresa del insoportable foodie Tyler (Nicolas Hoult) y, quizá, la única capaz de adentrarse en este mundo de cuchillos, postureo y boniatos con un poco de perspectiva.
El guion de “El menú” llevaba años dentro de las listas de los más codiciados de Hollywood. Seth Reiss y Will Tracy, autores del libreto, habían creado una historia que encapsulaba a la perfección el sentir contemporáneo hacia la alta cocina. De la música clásica y los planos cuidados, la ficción ha saltado al montaje desesperado, la suciedad en los enfoques y el histerismo en la narración. Quizá porque, entre guerra y crisis, entre gasolina encarecida y poder adquisitivo perdido, el común de los mortales vemos los restaurantes de alta cocina como dinosaurios, como restos de una época muy concreta y ya lejana, en la que podíamos gastar dinero en esferificaciones sin preocuparnos demasiado.
No es casualidad que, finalmente, el director encargado de ponerse al mando de “El menú” fuese Mark Mylod, uno de los realizadores de “Succession” (Jesse Armstrong, 2018-). Mylod, que recibió el guion a través de Tracy, también guionista en la serie de HBO, es un experto en retratar los estragos que el capitalismo es capaz de causar en el alma humana. Junto a él, también se encuentra en la producción otro pilar de la serie sobre familias que no saben qué regalarse en Navidad: Adam McKay. El director de “No mires arriba” (2021) o “La gran apuesta” (2015) supervisa este thriller repleto de sátira, que se nutre de las desigualdades que nos rodean. Al igual que ocurre en “Succession”, “El menú” habla de la naturaleza corrosiva del privilegio y el poder, cuenta con personajes repletos de defectos y combina su angustia con escenas realmente divertidas.
Pero “El menú” quiere, en todo momento, resultar una experiencia cinematográfica completa e inmersiva, con los elementos y el peso necesarios para envolver al público ante una pantalla de cine. Para ello, su director confiesa haber estudiado muy de cerca a grandes de la cinematografía como Luis Buñuel. Durante los ensayos, obligó a todo el reparto a ver “El ángel exterminador” (1962) para poder extraer su sentimiento de culpa, de responsabilidad por las desigualdades de la sociedad. Un ejercicio que permitió a cada intérprete llevar a sus personajes en ese viaje de introspección. Otro referente que Mylod ha tenido presente durante el rodaje es Bong Jon-hoo y de películas como “Parásitos” (2019).
La cinematografía que rodea esta película funciona como un retorcido reflejo de la de “Chef’s Table”, la serie de Netflix que, durante varias temporadas, se adentraba en las cocinas de los mejores restaurantes del planeta. Su emisión resultó un fenómeno que creó hordas de adictos a las esferificaciones de bacalao, algo que esta película ridiculiza en el personaje de Nicolas Hoult y su desmedido fanatismo. Pero, a pesar del fenómeno fan, su importancia a la hora de cambiar la forma en la que coinciden cocina e imagen es indiscutible. Precisamente por ello, el mismo David Gelb, creador de “Chef’s Table” (2015-), ha sido el encargado de rodar los planos de presentación de cada plato que aparece en “El menú”. Aunque esta película sea el reverso tenebroso del optimismo de aquella serie, ambas se dan la mano para reflexionar sobre el pasado y el presente del género gastroaudiovisual.
Además, el equipo recibió formación y asesoramiento de Dominique Crenn, chef francesa establecida en San Francisco y la primera mujer en Estados Unidos en recibir tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn. Gracias a ella, Mylod pudo asegurarse de que todo lo que cada cocinero hacía era exacto, de que cada movimiento y cada paso mostrado cuando la cámara invadía las cocinas tuviese sentido. La colaboración con Crenn le proporcionó calma, pues el director admite haberse obsesionado con no querer que nadie que trabajase en hostelería pudiese ver la película y sentir que algo no era correcto o auténtico.
Además, el equipo recibió formación y asesoramiento de Dominique Crenn, chef francesa establecida en San Francisco y la primera mujer en Estados Unidos en recibir tres estrellas Michelin por su restaurante Atelier Crenn. Gracias a ella, Mylod pudo asegurarse de que todo lo que cada cocinero hacía era exacto, de que cada movimiento y cada paso mostrado cuando la cámara invadía las cocinas tuviese sentido. La colaboración con Crenn le proporcionó calma, pues el director admite haberse obsesionado con no querer que nadie que trabajase en hostelería pudiese ver la película y sentir que algo no era correcto o auténtico.
Una película en la que los comportamientos más denunciables de nuestra sociedad navegan junto a conceptos como arte, belleza y nutrición. Un thriller para desconectar, pero también una obra plagada de suspense, política y comentario sociológico. Un viaje sensorial y, al mismo tiempo, un sopapo en la cara del espectador por todas las veces que echó aguacate de más en una tostada o se excitó ante un fenómeno que hoy vemos con ojos menos permisivos. ∎