Esta semana también hemos vivido un nuevo capítulo de este drama sin fin en el que se ha convertido la vida en Twitter. Durante el finde, los tuiteros entraron en modo drama cuando, sin previo aviso, vieron aparecer un mensaje que aseguraba que habían superado el límite de tuits diarios permitido y que, por lo tanto, no podrían ver ninguna publicación nueva hasta que se refrescara ese límite. Elon Musk tuvo que salir al paso con una explicación que echaba leña al fuego de la conspiranoia –¿“Data scraping & system manipulation”? ¿¡Qué me estás contando!?– y que establecía que, hasta nuevo aviso, las cuentas no verificadas –es decir: la gente que tiene dignidad y no paga por el blue check– solo podrían ver 600 tuits al día.
Desde entonces, los límites se han ido ampliando poquito a poco… Pero está claro que la medida no ha sentado nada bien a los habituales de la red social, por mucho que hayan decidido tomárselo a broma con memes como este, este otro o este último, que es humor negrísimo. Hay quien dice que esta es una medida a favor de los propios tuiteros: una llamada de atención para que levanten la cabeza de sus móviles y recuperen sus vidas en el mundo real… Lo que algunos han agradecido asegurando que, gracias al límite, se han convertido en una hippy en contacto con la naturaleza.
Por suerte, hay quien ha aprovechado para arrojar una reflexión sensata sobre este despropósito, tal y como hace Alán Barroso: “Si Twitter pone un límite de tuits que puedes ver por día se carga el scroll infinito, y si las redes sociales tienen algo adictivo es que siempre hay algo nuevo que ver, nunca llegas al final. Si Elon Musk se carga eso, se carga Twitter. No se me ocurre peor idea empresarial”. Así que, mientras esta red agoniza, tendremos que consolarnos imaginando a Elon de camino a pagar la factura de Google Cloud o, sobre todo, aplaudir que por fin alguien haya hecho el paralelismo goyesco en una obra artística titulada “Elon devouring his Twitter”. ∎