11 de agosto de 1973, un chaval con gafas de sol y afro raso reparte invitaciones por la calle.
“Pásate luego, va a estar bien”. En la tarjeta, manuscrita con rotulador y boli, se insta a acudir a una fiesta que el chico ayuda a organizar a su hermana Cindy. El acceso apenas cuesta veinticinco centavos para las chicas, ochenta centavos para los “fellas”. La noche se presenta tórrida y sudorosa, como son las noches de agosto en los
projects, y el edificio del sur del Bronx donde se celebra la fiesta, en el 1520 de la avenida Sedgwick, es apenas otro de esos pisos abandonados esperando ser devorados por los buitres de la especulación inmobiliaria. Solo que esta vez no ocurrirá así, esta vez un puñado de chavales que apenas llegan a la mayoría de edad se apropiarán del espacio y marcarán un punto de inflexión en la historia pop contemporánea haciendo eso que hace que el mundo gire: ser libres, ser ellos mismos, expresarse, bailar, reunirse y celebrar. En la noche del 11 de agosto de 1973, propulsado por los ritmos de cambio que emiten las mesas de mezcla, el hip hop empieza a tomar las calles. En el
flyer casero, una firma fundacional: “A DJ Kool Herc Party”.
2012, otro chaval de barrio avanza en su monopatín y está a punto de hacer historia. Esta vez sí, esta vez el chaval de apenas 17 años no pide, reclama. Quiere su lugar, quiere expresarse, quiere ser uno entre un millón. Y ahí baja, exultante, desde Brooklyn a la Quinta Avenida, deslizando su
skate para reivindicar su lugar en la “million nation”. Su nombre es
Joey Bada$$ y apenas diez años después de llegar en patinete a su debut en la televisión nacional disfruta ya de su lugar en la realeza del hip hop.
El cambio generacional se olía en el aire. Y
Paco Rabanne supo capturarlo, con todos sus matices, en un hoy icónico frasco dorado: 1 Million. Un lingote para un nuevo hombre, para una nueva generación. Una fragancia pionera que encontró en el rapero Joey Bada$$ su más orgánico
featuring. Para el “golden boy” del hip hop culto, es el aroma de
“la libertad, innovación, éxito, la audacia de ser yo mismo”. Valores en común y brillo sin complejos. Pero han pasado ya once años desde que Joey presentara al mundo su primera
mixtape. Quince desde que 1 Million revolucionara el ámbito de la perfumería. Es tiempo de cambio, de volver a mezclar las notas, añadir matices. Reinventarse para seguir avanzando. Como ha hecho Joey Bada$$ con
“2000”, su tercer álbum y secuela de aquella primera
mixtape. Como acaba de hacer Paco Rabanne con
1 Million Royal, la (r)evolución de 1 Million. La leyenda se reinventa y los límites de la fragancia se amplían una vez más.