Lily James y Sebastian Stan encarnan a Pam y Tommy.
Lily James y Sebastian Stan encarnan a Pam y Tommy.

Disney +

Pam & Tommy: sexo, mentiras y cintas de vídeo

Con el estreno del octavo capítulo de “Pam & Tommy” (disponible ya en Disney+), llega a su final la celebrada miniserie que ha devuelto a primera línea de conversación uno de los hitos de la cultura pop reciente: la filtración del vídeo íntimo que Pamela Anderson y Tommy Lee grabaron en su luna de miel. Un escándalo mundial del que creíamos saber todo, pero del que apenas conocíamos la superficie. Detrás de la chanza y el acoso-y-derribo de celebrities se escondía un sorprendente relato, que da buena cuenta de una época de cambio que transformaría el mundo para siempre, protagonizado por unos personajes atrapados en medio de la tormenta. Es momento de hacer balance de todo lo que ha dado de sí una miniserie que no ha dejado a nadie indiferente.

Cuando hace unos meses los medios se hicieron eco de las primeras fotografías de “Pam & Tommy” (Robert Siegel, 2022) no supimos cómo interpretarlas. La actriz inglesa Lily James, a la que estábamos acostumbrados a ver en trajes de época –“Downtown Abbey” (2012-2015), “Cenicienta” (2015), “Guerra y paz” (2016)–, aparecía radicalmente transformada en la imagen de Pamela Anderson que todos los que crecimos en los 90 teníamos en mente: melena rubia oxigenada, labios perfilados, cejas finas, físico explosivo. Por su parte, Sebastian Stan –al que identificamos como Soldado de Invierno para la factoría Marvel– lucía los icónicos tatuajes del batería de Mötley Crüe recorriendo el torso descubierto, piercing en el pezón incluido. Una instantánea que mostraba un parecido asombroso a los referentes gracias a un trabajo intensivo de caracterización –los actores pasaban hasta tres y cuatro horas diarias preparándose en maquillaje y peluquería, prótesis incluidas–, pero que arrojaba algunas dudas. ¿El tono de la serie era paródico? ¿Se trataba de volver a burlarse de una época y de unos personajes que, durante varios años, fueron el punching ball favorito del papel cuché? Nada más lejos de la realidad. De hecho, en los tatuajes ya estaba la clave, aunque todavía no supiéramos verlo: “Pam & Tommy” es, en cierto modo, una serie que cuenta el proceso por el que el tatuaje de los nudillos de Pamela se transforma de “Tommy” a “Mommy”. 


“We’ve come a long, long way together
Through the hard times and the good
I have to celebrate you, baby
I have to praise you like I should”

(“Praise You” - Fatboy Slim)


“Pam & Tommy” se abre con este hit de Fatboy Slim sonando pletórico sobre el logo dorado del título de la serie. Estamos en julio de 1995, Pamela Anderson y Tommy Lee celebran sus primeros días juntos con la intensidad de unos recién casados... Porque eso es exactamente lo que son. Con ese rollazo a lo Scorsese que ya desplegó en “Yo, Tonya” (2017) y su talento para electrizar escenas con la canción adecuada –“Cruella” (2021)–, el cineasta Craig Gillespie nos introduce en los inicios de la relación de la pareja titular con descaro, humor y mucha energía: ¿Cómo se puede retratar si no el encuentro de la mayor sex symbol del planeta con el más célebre “chico malo” del rock de la década? Los primeros compases de la serie están llenos de desenfreno, de situaciones delirantes puntuadas por un montaje de perfecto timing cómico, por unos actores entregados al juego, por una apuesta formal vertiginosa. No exageramos. En una escena ya célebre, Tommy dialoga con su pene… y este le responde (hay que verlo para creerlo). Sin embargo, se van colando detalles que resignifican lo que estamos viendo: detrás del ego viril de estrella del rock de Tommy Lee se empieza a intuir a un tipo cariñoso con los suyos, pero incapaz de gestionar sus emociones frente a los demás; detrás de la figura explosiva de Pamela, una mujer dulce plenamente consciente de las dificultades a las que se enfrenta en una sociedad abiertamente misógina. E incluso el infausto electricista que acabará robando la cinta de vídeo y poniendo todo patas arriba es también un tipo al que la vida rara vez sonríe, acomplejado, víctima también de esa sociedad machista y atrapado en los aprietos de la clase trabajadora. 

Tommy Lee, un tipo cariñoso con los suyos pero incapaz de gestionar sus emociones frente a los demás.
Tommy Lee, un tipo cariñoso con los suyos pero incapaz de gestionar sus emociones frente a los demás.

Es aquí donde empezamos a sentir la presencia de otra pareja clave en esta serie, la que forman los amigos Evan Goldberg y Seth Rogen, que desde su productora Point Grey Pictures vienen levantando trabajos como “Supersalidos” (2007), “Juerga hasta el fin” (2013) o “The Disaster Artist” (2017). Precisamente esta última, con la que se coronaron en el Festival de San Sebastián, es con la que más dialoga la serie y la que nos sirve de ancla tonal para lo que está por venir. Como en aquella película sobre el artista desastroso, el humor de “Pam & Tommy” proviene de una mirada cargada de empatía. La broma nunca será burla cruel, sino fruto del más absoluto cariño por sus criaturas. Desde el primer fotograma, no hay lugar a dudas: el equipo de “Pam & Tommy” está absolutamente enamorado de sus personajes. De la dulce Pam, del “cavernícola sensible” Tommy, incluso del electricista Rand Gauthier, al que encarna el propio Rogen. Se trata de personajes a los que en algunos momentos vemos haciendo cosas estúpidas o reprobables, pero no son idiotas. Ese matiz lo es todo.

Esa es la clave que permite a “Pam & Tommy” realizar un retrato esclarecedor de ese escándalo que todos creímos conocer al dedillo sin preguntarnos demasiado por sus protagonistas, por esas personas a las que los medios de comunicación señalaron en tono de chanza más o menos cruel una y otra vez. Se trata, sobre todo, de restablecer la figura de Pamela Anderson como principal víctima de una sociedad salvajemente misógina y como gran heroína moral de todo el escándalo. La elección de “Praise You” para abrir el primer capítulo cobra ahora pleno sentido, ¿verdad?

Pamela Anderson y Tommy Lee: la intensidad de unos recién casados.
Pamela Anderson y Tommy Lee: la intensidad de unos recién casados.

“¿Sleater-Kinney? ¿Quiénes son esos?”

Localizada en Los Ángeles a mediados de los 90, “Pam & Tommy” es también un agudo retrato sobre una época de cambio cultural. Si viviste la década, la serie es toda una fiesta de referencias. Si eres de la generación de Olivia Rodrigo, será un banquete de pistas. Un póster del “Tragic Kingdom” (No Doubt) frente a la tienda Tower Records. Una marquesina de autobús anunciando la inminente salida de “The Score”, el seminal disco de The Fugees. Sleater-Kinney sonando en el célebre club Viper Room… Valiéndose de la condición de glam-metalero de Tommy Lee –el rock enfundado en cuero y tocado con peluca de los ochenta–, la serie sigue sus enfados con el incipiente grunge que llega de Seattle o el viraje de los fans de camiseta negra hacia el rap metal de Rage Against The Machine… En una divertida escena, Lee observa confuso cómo la MTV emite en bucle el videoclip de “You Oughta Know”, de Alanis Morisette, para poco después llegar al estudio de grabación y encontrarse con que unos tal Third Eye Blind ocupan ahora la sala principal, desplazando a los otrora todopoderosos Mötley Crüe a la sala B. Una transición con la que Lee tratará de lidiar de manera torpe, como lidia con una masculinidad rocosa y atávica que le hace tener problemas, muchas veces sin ser necesariamente consciente de ello. Y especialmente con Pam, cuando el robo del vídeo rompe la burbuja de felicidad nupcial. Un retrato justo de Tommy Lee, más allá de ese póster del tipo tatuado que hace un corte de mangas al mundo.

“Pam & Tommy” pone las cartas sobre la mesa y no duda a la hora de mostrar el doble rasero con que la sociedad juzgó a Lee y Anderson por el mismo hecho. “Tú serás el tipo guay, malote, yo seré la guarra”, trata de explicarse Pam ante su marido en un episodio. La sociedad machista del momento hizo que la filtración del vídeo se cebara con Pam de manera mucho más salvaje que con Tommy Lee. Lo vemos en la serie y nos resulta difícil creer que, hace apenas 30 años, los derechos de Pamela sobre su propia imagen quedaban en entredicho por haber decidido con anterioridad valerse de la misma con fines comerciales. Esto sugiere una idea que hoy resuena con tremenda violencia: su dignidad como mujer era relativa, puesto que se trataba de una explosiva sex symbol con portada en ‘Playboy’.

En el penúltimo capítulo, dirigido por Lake Bell –elección inteligente, puesto que la atractiva actriz, ahora también cineasta, sabe de primera mano de qué va a hablar el episodio–, encontramos uno de los momentos más significativos a este respecto. Pamela acude al ‘Tonight Show’ de Jay Leno para presentar la película “Barb Wire” (1996), el primer papel protagonista que debía lanzar su carrera cinematográfica, pero que se quedó en uno de los mayores desastres críticos y de taquilla de Hollywood. El problema, nos recuerda “Pam & Tommy”, es que más allá de la calidad de la película o de Pam como actriz, Anderson en realidad nunca tuvo oportunidad alguna. Frente a la audiencia millonaria que sintonizaba su programa cada noche, Leno aprovecha la visita de la modelo y actriz –por entonces embarazada– para sentenciarla con una insolencia que jamás habría dirigido hacia una actriz con otro background, no digamos ya hacia un artista masculino:Nunca pensé que hubiera algo sexual que Pamela Anderson desconociera”. Así, entre chistes machistas que desactivaban una y otra vez a Pamela, transcurre su puesta de largo como actriz de cine en el programa más visto en los Estados Unidos. Como colofón, Leno pregunta –con más morbo que interés– qué se siente al vivir ese nivel de exposición pública: Pamela responde con una sinceridad tan triste y punzante que violenta el tono del programa hasta el punto de que ella misma se ve obligada a enfundarse el disfraz de conejita para no alienar al público. Después veremos, en otro vistazo jugoso a los entresijos de la industria cultural de la época, cómo las puertas se le cierran justo cuando empezaba a llamar a ellas. En la serie se recrea su casting frente a Curtis Hanson para optar al papel que le daría el Óscar a Kim Basinger por “L.A. Confidential” (1997). O a Mike Myers negándose a ficharla para la saga “Austin Powers” y decantándose por la desconocida Elizabeth Hurley (¡Que le den a Mike Myers!”).

La actriz de “Los vigilantes de la playa” confiesa que su modelo a seguir es Jane Fonda.
La actriz de “Los vigilantes de la playa” confiesa que su modelo a seguir es Jane Fonda.

“¿Dónde está internet?”

En paralelo al juicio mediático, los míticos pitidos de los ahora prehistóricos módems de 33K anuncian en la serie la llegada de internet, el auténtico cultural reset de nuestra historia reciente. En esos primeros tiempos, la world wide web será tierra de nadie, un salvaje oeste donde todo valía porque todo estaba por descubrir. Y será bajo esa coyuntura donde el vídeo robado a Pam y Tommy se convierta catastróficamente en el primer “vídeo viral” de la historia.

En una de las pocas escenas de la serie donde vemos cómo alguien se interesa de verdad por Pamela Anderson, más allá del mito erótico, la actriz de “Los vigilantes de la playa” (1989-2001) confiesa que su modelo a seguir es Jane Fonda, de la que admira su capacidad para compaginar el ser una actriz sensual, un icono politizado y una exitosa mujer de negocios gracias a su emporio de cintas de vídeo de fitness. Claro que Jane Fonda era de la realeza en Hollywood y no una tímida chica canadiense de pechos operados con portadas en ‘Playboy’. Como vemos en “Pam & Tommy”, la sociedad solo quería una cosa de ella, cosificarla a su antojo, sin interés en nada más. “Pam & Tommy” recuerda el esfuerzo de Anderson por clavar un monólogo que ha de interpretar en un capítulo de “Los vigilantes de la playa” y cómo los directores de la serie lo eliminan de la filmación sin ningún miramiento, para afirmar con cinismo que “la escena es más poderosa sin palabras”, mientras una asistente se encarga de ajustar con fruición el bikini de Pamela para que enseñe lo suficiente. Nadie se interesó nunca por lo que ella tenía que decir.

Treinta años más tarde, tras publicar un artículo al respecto en ‘Wall Street Journal’, Pamela Anderson impartió una clase magistral sobre los peligros de la pornografía online ante miles de estudiantes en la Universidad de Oxford. Hoy compagina su carrera como modelo con el activismo, que la ha llevado a situarse como cara visible de la organización animalista PETA o junto a líderes tan controvertidos como el hacker Julian Assange.

En efecto, como nunca habías visto a Pamela Anderson.
En efecto, como nunca habías visto a Pamela Anderson.

El mal querer

Si hoy Rosalía le canta a Kim Kardashian, es más que probable que, salvada la barrera temporal, el icono a referenciar por la autora de “El mal querer (2018) hubiera sido Pamela Anderson. Porque si se trata de evocar la figura de una mujer de negocios hecha a sí misma, capaz deromper internet” con cada nuevo posado y trascender su estatus de sex symbol hasta erigirse en icono empoderado, Pamela Anderson es la jefa original e indiscutible. Se podría decir que corrió a cámara lenta una y otra vez por las playas de Malibú, enfundada en su célebre bañador rojo, para que hoy Kim K goce de un perfil respetado en la industria como influencer al frente de un imperio pop.

De “mal querer” trata también “Pam & Tommy”, que acierta al retratar la explosiva relación entre la bella y la bestia, con una mirada empática hacia el par de tortolitos que vivían su amor al límite. Si bien la serie decide no entrar en los episodios más desagradables, todo está apuntado: la pasión desaforada, las intromisiones externas, la falta de herramientas para hacer frente a situaciones y sentimientos, los callejones sin salida. Y, por encima de todo, el cariño infinito que se profesan. Si al comenzar la serie los encontramos recién casados, en una de las últimas escenas vemos como Pam –que ya ha dado a luz a su primer hijo con Lee– procede a convertir el tatuaje de “Tommy” en “Mommy”. Pam entiende que, por el bien de ambos, deben separar sus caminos. Si la serie se abría con el “Praise You”, de Fatboy Slim, decide cerrar la historia y romper a créditos finales con “I Will Always Love You”, de Dolly Parton. Conviene explicar el contexto de la agridulce y melancólica canción de ruptura de Parton, que, años antes de que la popularizara Whitney Houston en brazos de Kevin Costner, cantaba así su separación profesional de Porter Wagoner, el que había sido compañero y mentor durante años. La diva del country e icono pop habla en la canción de una ruptura beneficiosa para ambos, de una relación que expiró por necesidad y que deja atrás recuerdos agridulces pero por delante un cariño imperecedero. La canción perfecta para cerrar este recuento de la tormentosa relación de Pam y Tommy, quienes, a pesar de varios intentos de matrimonio y sus consecuentes divorcios, mantienen todavía el contacto y no dudan en calificarse el uno al otro como el “amor de su vida”. “If I should stay I would only be in your way. I’ll go, but I know Ill think of you each step of the way. And I will always…”

“¡Pamela como nunca la habías visto!”. Así se anunciaba el vídeo casero filtrado. No deja de ser hermoso que, finalmente, sea esta serie que retrata aquel incidente la que por fin cumpla con la promesa: “Pam & Tommy” sí nos enseña a Pamela Anderson como nunca la habíamos visto. ∎

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