2023/ Recopilatorios

Era necesario reivindicar el trabajo de John Cameron, y Bob Stanley lo hace inmejorablemente. Su huella profunda está en buena parte del pop británico barroco, jazzy, soul o folk de los sesenta y setenta, con arreglos orquestales fastuosos y finísimos al tiempo y especialidad en flautas y vientos de metal. Ha compuesto sintonías de KPM o el tema de “Kes” (Ken Loach, 1969). La selección es extraordinaria, con canciones no evidentes de DONOVAN, FRANÇOISE HARDY o PICADILLY LINE y descubrimientos de GORDON HASKELL, KATHE GREEN o HAROLD McNAIR. John Cameron, por fin en la primera línea que merece y documentado con todo detalle. Ricardo Aldarondo

Con algo menos de pedigrí musical que otros sitios fuera del centro como Mánchester, Liverpool o Birmingham, Leeds y su dimensión a escala humana ha dado un aporte más que contundente. Dentro del grupo más combativo hay rescates de THE MEKONS, GANG OF FOUR y los primeros SCRITTI POLITTI, pero la selección al avanzar cronológicamente permite ver cómo el panorama se ensombrece con el siniestro de THE MISSION y da las señales electrónicas de VICIOUS PINK, para luego apurarse con las guitarras abrasivas de THE WEDDING PRESENT y ralentizarse en el primigenio shoegazing de PALE SAINTS. Cuando hay cosas que decir, cualquier método sirve. Jorge Acevedo

El estudioso japonés del jazz Yusuke Ogawa –es el dueño de la tienda Universounds de Tokio desde 2001– vuelve a profundizar en la producción jazz nipona de los sesenta, setenta y ochenta, esta vez ahondando exclusivamente en el amplísimo catálogo de King Records. El canon jazz de Nueva York, funk y flautas psicodélicas, free jazz, blaxploitation, percusiones tribales, boogie, fantasías progresivas y sintéticas y hasta flamenco coexisten en un compilado que oscila entre la expansividad big band y pasajes introspectivos, poniendo en valor la enorme creatividad y la capacidad mimética de la música hecha en la tierra del sol naciente. Diego Rubio

Los bocados que conforman este menú tropical abren la puerta a un fascinante mundo ya perdido: el Quito de los setenta. Fue ahí donde Polibio Mayorga, mago del mestizaje y la exploración musical, confeccionó en su laboratorio, repleto de punteros trastos liderados por el Moog, una ristra de composiciones que, a pesar de su ligero toque extraterrestre, gozaron de popularidad entre el público. Este centelleante resumen de sus proyectos y colaboraciones muestra cómo esbozó, sin descuidar la primacía del ritmo y las melodías, una síntesis entre la pujante cumbia andina y las innovaciones globales en el terreno de la electrónica. Xavier Gaillard

Impecable puerta de entrada a un productor tan autónomo, independiente y relevante como mal conocido. Recoge sus afilados trabajos punk-pop (THE STRANGLERS, BUZZCOCKS), su preciso coqueteo con la new wave y el post-punk (THE REZILLOS, XTC) y su triunfo como pionero del synthpop y la remezcla posmoderna: “Love And Dancing” para The League Unlimited Orchestra (The Human League) contiene –en 1982 se trabajaba con cinta analógica– más de 2500 cortes físicos en su afán por emular a Grandmaster Flash usando su estudio de grabación, Genetic Sound. No faltan piezas de orfebrería semidesconocidas: “Je suis passée”, de HARD CORPS. Luis Miguel Flores

Grabado en aldeas y estudios improvisados, incluye canciones de nueve intérpretes de la etnia diola que suenan en bodas, funerales, ferias de ganado o campeonatos de lucha africana. SIJAM BUKAM es el máximo protagonista con cuatro temas. MUSA DIATTA muestra virtuosismo en tres. El más veterano es ABDOULAYE DIALLO, que a sus 71 años parece un griot a la antigua usanza. Otra leyenda local, y uno de los primeros en convertirse en profesional del ekonting, es JEAN KANGABEN DJIBALEN, encargado de llevarlo de los campos de arroz a las salas de conciertos. No es apto para todos los públicos, pero sí una joya para los amantes de la música roots. Ramon Súrio

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Nos recuerda por qué el synthpop de principios de los ochenta no solo fue relevante, sino que amplió perspectivas. Aquí podemos ver que bandas de éxito disímil como NEW ORDER o GREETINGS N°4 terminaban de leer el manual del sintetizador mientras sacaban sus respectivos singles. Como buen recopilatorio de ánimo pedagógico, los nombres usuales (THE HUMAN LEAGUE, SOFT CELL) se presentan con canciones menos obvias junto a virtuales desconocidos (PLANNING BY NUMBERS) y gente que hacía electrónica solo para no perder el avión (TEARS FOR FEARS, TALK TALK). ¿Qué esperáis?: era 1982 y hasta Pete Shelley, Iván y tu tía de Cádiz hacían tecno-pop. Jorge Acevedo

Bob Stanley y Pete Wiggs (Saint Etienne minus Sarah Cracknell) firman otra de esas modélicas recopilaciones conceptuales a las que nos tienen acostumbrados. En “Winter Of Discontent” agrupan dos docenas de temas que detonaron tras la resaca punk: el mayor legado de esa revuelta rápidamente engullida por el establishment fue la idea del “hazlo tú mismo”, sin esperar el beneplácito de nadie. En este contexto se centra la investigación sonora de Stanley & Wiggs, rescatando temas fechados entre 1978 y 1981 y publicados bajo marcas como Fast Product, Small Wonder, Strange Days, Snatch Tapes, Dead Hippy, Newmarket, Fuck Off y Irrelevant Wombat. Juan Cervera

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Se hace raro escuchar a Nick Drake sin su guitarra y voz, o sin los arreglos de Robert Kirby. Elton John lo versionó sin fortuna, mejor el fan Scott Appel. La revista ‘Mojo’ sacó en 2018 un recopilatorio con Vashti Bunyan o Bridget St. John, y también existe “Brittle Days” (1992), con The High Llamas o Nikki Sudden. “The Endless Coloured Ways” –un verso de “From The Morning”–, supervisado por el administrador de la herencia, Cally Callomon, es el intento más serio. El álbum “Pink Moon” (1972) gana con nueve temas, y AURORA, JOHN GRANT o CRAIG ARMSTRONG con SELF ESTEEM destacan por la inteligencia de sus versiones. Infinito. José Manuel Caturla

Entre 1969 y 1972 funcionó en Ahmedabad un estudio de sonido en el National Institute Of Design. Creado con el apoyo del gran compositor neoyorquino David Tudor (fallecido en 1996), el estudio dio cobijo a una serie de creadores de música electrónica que, más de 50 años después, se descubren como asombrosamente visionarios. Un crisol que va del minimalismo de I.S. MATHUR a la sonoridad palpitante de S.C. SHARMA –que se adelanta 25 años al dub techno de Chain Reaction–, pasando por los drones de GITA SARABHAI, que había estudiado con John Cage, cuya huella se aprecia mejor, en todo caso, en los silencios de JINRAJ JOSHIPURA. Magia. Luis Lles

Tenemos un tercer recopilatorio de Light In The Attic dedicado al city pop japonés, aquella música lustrosa que fue perfecto reflejo sónico de la vida urbana y el consumismo desmedido del país asiático durante la segunda mitad del llamado “milagro económico”. Repite como selector Mark “Frosty” McNeill, acompañado por Yosuke Kitazawa, igual que en “Somewhere Between. Mutant Pop, Electronic Minimalism & Shadow Sounds of Japan 1980-1988” (2021). Las voces femeninas mandan en una colección que, como las anteriores, combina hits conocidos con deep cuts dignos de mayor reconocimiento. Un pozo sin fondo, en fin, de alegría y estímulos. Juan Manuel Freire

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Es un rasgo común en muchos afroamericanos el intento de proyectar en el espacio exterior la utopía que les es vedada en la Tierra. Este recopilatorio, al igual que “Space Funk. Afro Futurist Electro Funk In Space 1976-1984” (2019), incide en esa idea. Quizá MAGGOTRON y ALIEN STARR sean los más conocidos de un disco que ahonda en los descubrimientos, pero la joyita del álbum es ese “More Ounce Rap”, muy en la onda de Zapp, del dúo canadiense THE BOBBY DEEMO BAND. La huella de Kraftwerk en el electro de X-RAY VISION, el freestyle de JUNEI o el old skool rap de CHAPTER THREE son otros grandes momentos de esta oda al groove interestelar. Luis Lles

Como ya había hecho con las entregas de la serie Red Hot consagradas al repertorio de George Gershwin, Johann Sebastian Bach y Arthur Russell, John Carlin vuelve a centrarse en un solo músico, Sun Ra, y más concretamente en una de sus composiciones. Es una relectura expandida en toda regla: los seis cortes son a la vez interpretaciones de un mismo tema y partes autónomas de lo que podría ser una gran suite inspirada, basada o moldeada a partir de la apocalíptica y airada pieza de Sun Ra, “Nuclear War”. Una propuesta más modesta en cuanto a participantes que la de los anteriores discos de la organización, pero también más radical. Quim Casas

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Siete años después del ya imponente cofre “Still In A Dream. A Story Of Shoegaze 1988-1995”, Cherry Red vuelve a explorar las formas más evanescentes del pop y rock alternativos de los ochenta y noventa: dream pop, shoegazing, dark wave y ethereal son reivindicados a lo largo de cuatro CDs con algunos clásicos inevitables, pero sobre todo pepitas perdidas de brillo oscuro. Algunos nombres importantes, entre muchos otros: THE CHAMELEONS, TALK TALK, DAVID SYLVIAN, JULEE CRUISE o el antes, durante y después de SLOWDIVE. En el apartado de eternamente reivindicables: 14 ICED BEARS, BLOW-UP, ALL ABOUT EVE o THE INNOCENCE MISSION. Juan Manuel Freire

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Poly Styrene (1957-2011) sonríe desde la portada y nos invita a recorrer esta autopista de veinticinco canciones de girl groups y solistas que, desde los despachos corporativos o desde la más absoluta independencia, plantaron cara al dominio del heteropatriarcado en los campos de batalla del rock. Canciones orgullosas, palabras sin mordaza y guitarras en llamas abriéndose paso en un mundo dominado desde todos los ámbitos por la masculinidad y la testosterona. Complementa y amplía otra recopilación reciente de características similares –“Revenge Of The She-Punks” (2022)– y demuestra que las chicas son, siempre lo fueron, guerreras. Juan Cervera

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Dos horas y media, cincuenta canciones de pura adrenalina grabadas a lo largo de los últimos quince años. Caras B que no desmerecen a las caras A a las que acompañaron, rarezas que valen su peso en oro y muchas versiones. Lo más impresionante es que todas y cada una de ellas suenan a Superchunk, una cualidad que en ellos es como un superpoder. En medio de tanta oferta del todo inabarcable, siguen siendo una tabla de salvación que siempre está ahí. Este disco, tan generoso y tan estimulante, es una nueva muestra de su compromiso con la música, con su público y con su propia obra, además de una prueba más de que el rock’n’roll retrasa el envejecimiento. JuanP Holguera

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Siempre iba a ser, por intenciones y contenido, un proyecto emotivo, pero cuestiones de timing lo hacen sobrecogedor. Esta selección de temas de Ryuichi Sakamoto a cargo del cineasta Alejandro González Iñárritu empezó como una sorpresa de 70º cumpleaños para el antiguo Yellow Magic Orchestra, pero ha acabado siendo un homenaje póstumo a este músico polifacético y en realidad inmortal. Los clásicos son clásicos por algún motivo, pero el director se inclina más por los deep cuts que por lo inevitable. Aquí están todos los Sakamotos posibles, el clásico y el no clásico, el acústico y el electrónico, el apegado a Asia y el amante de la (neo)world music. Juan Manuel Freire

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¿Qué sentido tiene este nuevo lanzamiento antológico, más en una era como la del streaming? Pues precisamente el de reivindicar la idea y el poder de lo que era una cara A de single en la versión 7” tal como Pet Shop Boys los concebía para que sonaran en las radios británicas. Un verdadero arte pop del que fueron maestros, sobre todo en la segunda mitad de los años ochenta y la primera de los noventa. En 3 CDs (o 6 LPs) la caja recorre de forma cronológica los 55 singles publicados por el dúo: otro detalle muy de agradecer por los que somos fans de estas cosas y nos ponemos nerviosos cuando en las plataformas todo aparece desordenado en un revolutum aleatorio. David Saavedra

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Muestra lo que ocurrió el 20 de agosto de 1972 en el concierto que tuvo lugar con veintiocho artistas del sello Stax como protagonistas en el estadio Los Angeles Coliseum. Black pride reivindicativo a tutiplén, sin intermediarios; en 1973 se estrenó el documental “Wattstax”, dirigido por Mel Stuart, y se editó un doble álbum (“Wattstax. The Living World”) con fragmentos del evento. “Soul’d Out” son siete horas de música, doce CDs (o diez vinilos), también con un poco de despiporre, pues aquello se fue algo de madre (invasión del terreno de juego, como en algunos partidos deportivos, retrasos varios, descontrol logístico: también incluye esta edición grabaciones registradas a posteriori en el Summit Club; son actuaciones que tuvieron que cancelarse en el evento principal y se pasaron allí). El cabeza de cartel, si alguno tuviera que ponerse ese collar, fue ISAAC HAYES. Pero aquí hay highlights a cascoporro. Es el caso de THE STAPLE SINGERS, KIM WESTON, EDDIE FLOYD o WILLIAM BELL. Miguel Martínez

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El tercer volumen de los “Archives” de Joni Mitchell acota el período que comprende “For The Roses” (1972), “Court And Spark” (1974) y “The Hissing Of Summer Lawns” (1975). “Cold Blue Steel And Sweet Fire” y “For The Roses”, con Graham Nash y David Crosby, descorchan el cofre en versiones que en “For The Roses” acabarían producidas por la propia Mitchell y con una banda que incluía a Tom Scott, Wilton Fedler y Russ Kunkel. También hay tomas de las primeras sesiones de este álbum, “Court And Spark” y un porrón de alternate versions de partituras de “The Hissing Of Summer Lawns”, aunque uno de los puntos fuertes del lote son las prestaciones en directo. En estos lives, además de testar el material de la trilogía de álbumes citados, no faltan hits como “Big Yellow Taxi”, “Blue” o “Woodstock”. En 1976 llegaría “Hejira” y un año después “Don Juan’s Reckless Daughter” con la de Alberta ya a años luz de los bocetos de “Song To A Seagull” (1968) y “Clouds” (1969), pero jamás sin perder la esencia que la ha convertido en uno de los nombres capitales en la historia de la música popular. Juan Cervera

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