Explosión pop transversal. Ilustración: Javier Aramburu
Explosión pop transversal. Ilustración: Javier Aramburu

TOP 2023

2023: carreteras secundarias

Sin muchos nombres de gran relumbrón popular, pero con notable osadía para romper esquemas prestablecidos, la cosecha discográfica del año que se nos va es pródiga en momentos excitantes.

Ha sido un ejercicio inusual. Con olor a transición. Revoloteaba hace justo un año, sobre el final de 2022, la idea de que imperaría una cierta unanimidad crítica. Y estaba cantada: era muy fácil que con nuevas entregas de figuras tan jerárquicas como Kendrick Lamar, Rosalía, Beyoncé o Stromae tantas listas y resúmenes anuales acabaran coincidiendo. Fue el año de la normalidad plenamente recuperada tras el parón pandémico, y había muchas salvas guardadas por parte de las estrellas. En 2023, por el contrario, ha cundido la sensación de que los grandes impactos mediáticos quedaban reservados a las grandes giras. Que el último trabajo de Lana Del Rey sea el número uno internacional de este año en Rockdelux ya es un claro indicio: un trabajo que irradia serenidad y no necesita hits. El que demanda una digestión más reposada y concienzuda de entre todos los que integran su carrera. Pero por debajo de la gran cartelería sigue bullendo un universo complejo, multiforme y tremendamente excitante, repleto de aleaciones sonoras a menudo imprevisibles. Muchos de los discos que encontraréis en las siguientes páginas responden a ese perfil.

Lana Del Rey, boygenius y Caroline Polachek.
Lana Del Rey, boygenius y Caroline Polachek.

En femenino plural

Lo primero que me llamó la atención de la lista de los mejores discos publicados a lo largo del año en Rockdelux es lo mismo que pude resaltar unos días antes en mi selección personal: el porcentaje de proyectos encabezados por mujeres –o proyectos en los que la aportación de alguna mujer resulta esencial– es mayor que nunca. Sin ánimo exhaustivo, más o menos un sesenta por ciento del total, con Lana Del Rey, boygenius y Caroline Polachek copando el imaginario podio. Hacía tiempo que el tradicional desequilibrio se iba enjugando y se bordeaba el equilibrio absoluto, esa paridad en torno a un cincuenta por ciento que tan cara resulta de ver en la composición de la gran mayoría de carteles de nuestros festivales. Pero no recuerdo ningún año en el que los discos grabados por mujeres fueran clara mayoría. Sin cuotas, sin paternalismos, sin necesidad de alzar demasiado la voz. Con la naturalidad del talento que cae a plomo en nuestras cábalas valorativas y se acaba imponiendo por méritos propios. En esencia, otro reflejo de la realidad que nos circunda, suficientemente compleja como para que ninguna visión de género (normativa o no) pueda aspirar a capitalizar los discursos musicales del presente. Si nos dicen esto hace dos, tres o cuatro décadas no nos lo hubiéramos creído. Y quizá en diez años ya ni reparemos en ello. Una normalización que, desgraciadamente, aún tiene que seguir permeando en nuestro tejido social: las cifras –laborales o penales– no mienten.

Zach Bryan, Lonnie Holley y Beverly Glenn-Copeland.
Zach Bryan, Lonnie Holley y Beverly Glenn-Copeland.

La pureza de lo impuro

Es obvio que los populismos, en connivencia con esas redes sociales que condicionan cualquier flujo de información, han sabido hurgar en nuestros sangrantes desequilibrios sociales hasta lograr que el debate público resulte más maniqueo, simplón y aburrido que nunca. Un auténtico peñazo. Y muy peligroso, por cuanto alienta a la inacción. Intenta desmotivarnos. Aquí nos invita directamente a desentendernos de los noticiarios. Pero también es verdad que, por lo que respecta a la música popular, ahora mismo la excitación reside precisamente en el extremo opuesto de ese arco discursivo: en el matiz, en la mezcla, en la hibridación de lenguajes, en lo mestizo y en lo bastardo. Los trabajos en los que los sonidos de raigambre negra –soul, funk, jazz, hip hop, R&B– se funden con los de génesis blanca –synthpop, indie rock, noise rock– dan ya para horas y horas de disfrute.

No despuntan tantos discos de género: tan solo el de Zach Bryan recuerda al impacto que en su momento supuso el debut de Ryan Adams en el ámbito americana hace más de dos décadas. Lo experimental y lo espiritual pueden citarse en los discos de Lonnie Holley, Kelela, Matana Roberts, Amaarae, Yves Tumor, Beverly Glenn-Copeland o aja monet. La cosecha hip hop, a falta de nuevas entregas de sus nombres de dominio más público, ha resultado más ecléctica que nunca con las exuberantes entregas de billy woods & Kenny Segal, Noname, JPEGMAFIA & Danny Brown, MIKE o un André 3000 a quien ya ni podemos asignar esa celdilla estilística porque juega en otra liga, la de su particular cruzada psicodélica y ambient.

Róisín Murphy, Yaeji y Olivia Rodrigo.
Róisín Murphy, Yaeji y Olivia Rodrigo.

Son los noventa

Róisín Murphy reivindica –junto a DJ Koze– el house de aquella década. Romy rescata el trance. Yaeji, Ralphie Choo, La Plata o Margarita Quebrada le dan al drum’n’bass. Olivia Rodrigo suena a veces como aquel punk pop con acné que tuvo en blink-182 a su mejor exponente. Y Slowdive, Yo La Tengo o PJ Harvey siguen haciendo de sí mismos, perfeccionando fórmulas que no distan demasiado de las que patentaron hace 25 o 30 años, aún fomentando el brote de bandas a quienes podríamos considerar en cierto modo como alumnos aventajados, caso de Wednesday. No está mal que de un tiempo a esta parte los ochenta –cuyo revival doblaba en duración a la propia década– hayan dejado de ser el rasero con que se mide cualquier atisbo de reciclaje y por fin movamos ficha, aunque solo sea por aquello de que el tiempo pasa y algo queda (poco) de aquellos tiempos en los que las oleadas nostálgicas solían ser cíclicas, en torno a los veinte años arriba o abajo, mucho antes de que internet cambiara nuestra forma de consumir música y también la forma en que se compone, se factura y se distribuye. También con la perspectiva del tiempo, reconforta comprobar que muchas de las cosas que se gestaron durante los noventa han vuelto o han permanecido, aunque sea bajo nuevo envoltorio, desmintiendo la condición de moda de temporada que entonces asignábamos a algunas de ellas.

Ryuichi Sakamoto, Jaimie Branch y Sufjan Stevens.
Ryuichi Sakamoto, Jaimie Branch y Sufjan Stevens.

La muerte no es el final

Dos de los artífices de algunos de los mejores discos de 2023 ya no están en este mundo. Ryuichi Sakamoto grabó el suyo sabiendo que sería el último. No fue así en el caso de Jaimie Branch. Quizá eso explique lo crepuscular del primero y lo vitalista del segundo. Otros tres de los trabajos más escalofriantes de allí y de aquí también fueron macerados al calor de la ausencia. Julie Byrne renació creativamente tras la muerte de su expareja y productor, Eric Littman, con un álbum majestuoso. The New Raemon firmó su versión más esencialista y emocionante con una colección de canciones que nació tras el fallecimiento de uno de sus mejores amigos. Y Sufjan Stevens lloró la muerte de Evans Richardson, su pareja. La trascendencia y el pop no son materias que en un principio se avengan con fluidez. No siempre mezclan bien. Es fácil caer en el recurso sensiblero, en el sentimentalismo sobreactuado. Pero de un tiempo a esta parte se está multiplicando el número de canciones y discos que, más allá del poder curativo o terapéutico que se le pueda asignar a cualquier expresión creativa, logran transmitir la mejor versión de sus autores en forma de réquiem o elegía. Es también una cuestión de justicia poética –similar a lo que ocurrió con Bill Fay, Mavis Staples o Lee Fields– que antes de que les lloremos, porque aún les queda cuerda para rato, el talento de Lonnie Holley (73 años) y Beverly Glenn-Copeland (79) por fin goce de merecido foco mediático.

La Paloma, Triángulo de Amor Bizarro y Rodrigo Cuevas.
La Paloma, Triángulo de Amor Bizarro y Rodrigo Cuevas.

Electricidad, folclore, rimas y ritmos rotos

En España, el rock de guitarras no agonizará nunca mientras broten bandas como La Paloma, Cala Vento sigan sumando adeptos, Triángulo de Amor Bizarro no identifiquen madurez con acomodamiento y J y Florent (Los Planetas) sigan recuperando la frescura de sus primeros pasos desde otro prisma. Tampoco mientras heterodoxos como Za! & La TransMegaCobla, Roldán o Crudo Pimento sigan en el tajo. Seguiremos hablando de independencia (y no necesariamente de indie) si Fino Oyonarte o Joaquín Pascual siguen haciendo lo que mejor saben. La tradición seguirá siendo un excepcional campo de pruebas para proyectar los sonidos del futuro mientras sean Rodrigo Cuevas (mejor álbum español del año), Sílvia Pérez Cruz, María José Llergo o Verde Prato quienes la moldeen. Y el nuevo pop español (el calificativo “urbano” hace tiempo que se queda pequeño) sigue sumando figuras a su principal pasarela con Ralphie Choo. ∎

Han colaborado en la elaboración de las listas de Rockdelux con lo mejor del año 2023:

Galo Abrain, Jorge Acevedo, María Adell, Enric Albero, Ricardo Aldarondo, Santi Alverú, Beatriz G. Aranda, Paula Arantzazu Ruiz, Guilherme Araujo, Bartolomé Armentano, Ramón Ayala, Matías Ayerza, Miguel Ángel Bargueño, Vicenç Batalla, Octavio Beares, Noah Benalal, Jordi Bianciotto, Felipe Cabrerizo, Inés Calero, Ben Cardew, Santi Carrillo, Anton Casas, Jaime Casas, Quim Casas, Tamara G. Cascales, Andrés Castaño, Salvador Catalán, José Manuel Caturla, Juan Cervera, Borja Cobeaga, Javier Corral “Jerry”, Isabel Cortés, Dr. Decker, Javier Elío, Philipp Engel, Anna Enguix, Marta España, Desirée de Fez, Edu Fernández, Santi Fernández, Luis Miguel Flores, Ignasi Franch, Juan Manuel Freire, Susana Funes, Xavier Gaillard, Bruno Galindo, Daniel P. García, Marisol García, Andrés García de la Riva, Álvaro García Montoliu, Marcos Gendre, Alfonso Gil Royo, Isabel Guerrero, Cesc Guimerà, Sebastián Herrera, JuanP Holguera, Aleix Ibars, Yeray S. Iborra, Eulàlia Iglesias, Jordi Isern, Ani Jiménez, Toni Junyent, Violeta Kovacsics, Alberto Lechuga, Sergio Lifante, Luis Lles, Gonzalo de Lucas, César Luquero, Carlos Marlasca, Ricard Martín, Miguel Martínez, Andreu Marves, Alba Molleda, Juan Monge, David Morán, David S. Mordoh, Marc Muñoz, Elisa McCausland, Víctor Navarro-Remesal, Pepe Nave, Carles Novellas, Gabriel Núñez Hervás, Gabriel Orqueda, Laura Pardo, Daniel de Partearroyo, Ignacio Pato, Pepo Pérez, Carlos Pérez de Ziriza, Donat Putx, Miquel Queralt, Quintín, Eduardo Ranedo, Alberto Richart, Ferran Riera, Pablo Ríos, Jesús Rodríguez Lenin, Diego Rubio, Nacho Ruiz, David Saavedra, Carlos Sala, Diego Salgado, Miguel Ángel Sánchez-Gárate, Jordi Sánchez-Navarro, Xavi Serra, Alex Serrano, Al Sobrino, Félix Suárez, Ramon Súrio, Javiera Tapia, Miguel Tébar A., Álvaro Tejada, Raül de Tena, Víctor Trapero, Gerardo Vilches, Daniel V. Villamediana y Manu Yáñez Murillo. ∎

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