Ben Harper lleva un tiempo deshaciendo su propio rastro. Queda ya lejos su aura de cantautor californiano que forraba carpetas de instituto y resultaba útil para el abrigo de hogueras estivales. Su ecléctico paladar lo ha aventurado hacia todo tipo de lides: blues, rock, reggae, soul, rhythm’n’blues, folk o jazz. En su penúltimo trabajo –“Winter Is For Lovers”(Anti, 2020)– se llenaba de osadía para entregar un acetato puramente instrumental inspirado en los maestros de la guitarra flamenca y en autores de música clásica de los siglos XV y XVI que componían sinfonías.
Dos años más tarde, regresa al ruedo con una estancia en el soul de aroma clásico. “Bloodline Maintenance” (Chrysalis-PIAS, 2022) supone su cálido y noble homenaje a un viejo amigo fallecido –el bajista Juan Nelson– y a la sombra perenne de un padre carismático y voluble. Aunque afloran muchas cosas más en este nuevo desempeño como músico. En el segundo corte del álbum, “We Need To Talk About It”, reflexiona sobre las heridas de la esclavitud (“We need to talk about slavery / What does this say about America”) asentando esa dualidad entre lo íntimo y lo político-social que define todo el trabajo. “Las circunstancias sociales y los asuntos del corazón juegan un papel muy importante a nivel lírico en la concepción de este álbum. Para mí fue importante equilibrar las dos partes. Notaba que el disco se me iba hacia una dirección e intentaba contrarrestarlo hacia la otra. Prefería una experiencia emocional completa, no expresar un sentimiento en una de las dos direcciones”, explica.