Los gallegos Novedades Carminha detuvieron su actividad en 2021, tras publicar el single “Típica cara”. Decidieron darse un respiro al comprobar que las cosas no fluían con naturalidad. El líder espiritual del grupo tiene cuerda musical para rato y lo demuestra en su primer disco en solitario, “Carlangas” (Ernie, 2023), que contiene rock, punk y el groove funk de “Los dineros” o de “O día que volvín nacer”. Para su estreno en solitario, Carlangas ha contado con las colaboraciones de Manu Chao, Dellafuente, Grande Amore, la banda Mundo Prestigio y con la producción de Ortiga, Bronquio y Raúl Santos.
Carlos Pereiro, así reza en su DNI, llega a la cita con Rockdelux en la madrileña plaza del Dos de Mayo ataviado con gorra y una camiseta de Judas Priest. Su veneración por la música rock, punk, o en este caso heavy, lo delata. “Hoy me quiero comprar una camiseta muy chula de Extremoduro que vi el otro día”, nos confiesa. Vivió en Malasaña, luego en La Latina y ahora en Carabanchel, encantado de la vida de barrio.
¿Te estás “acarabanchelando”?
Creo bastante en todo el rollo de la comunidad de vecinos. Me parece la forma política más eficiente. Arreglar lo que tienes alrededor. En Carabanchel tengo bastante relación con los vecinos. Paro por los bares de la zona, y ya eres conocido. Soy un vecino. A veces saco la guitarra y voy a tocar por los bares con los colegas.
¿Lo tuyo es el rock?
Estoy conectando muchísimo otra vez con los grupos que me llevaron a escuchar música. Como el rock de los setenta. El otro día me compré los dos primeros discos de Black Sabbath, de Led Zeppelin tenía algún vinilo. Los estoy volviendo a escuchar: hacía mucho tiempo que no volvía ahí, lo tenía todo eso superromantizado, como las primeras relaciones o los primeros polvos, todo idílico. Pero es que está muy guapo.
La fórmula con Novedades Carminha la fuisteis reinventando. Era muy efervescente al principio y luego fue yendo por otros caminos. ¿Estáis ahora cada uno por vuestro lado?
En todo ese ejercicio de búsqueda, de inconformismo, de estar permanentemente con la necesidad de renovarnos, hubo un momento que nos vimos en el local de ensayo y dijimos: “Hostia, estamos agotados mental y físicamente”. Todo eso después de hacer giras muy largas, de una carrera de la que estoy orgullosísimo. Igual que hemos sido honestos toda la vida, tenemos que serlo ahora y decir “ahora no lo tenemos entre manos, hay que parar, hay que tomar aire”. Esta reflexión ya la hago a posteriori, pero ¿por qué duran The Clash cinco discos? ¡Si sois la hostia! Pues porque tú no estás dentro de la movida. ¿Por qué los Beatles se separan a los diez años? ¿Porque no tenían talento? No, porque de repente necesitas otra cosa. Igual que nosotros fuimos necesitando cosas, integrar ritmos nuevos, melodías nuevas o nuevas propuestas, pues ahora necesitábamos parar y había que parar. Cuando el cuerpo te lo pide hay que hacerle caso.
Te caracteriza tu carácter inquieto, ¿no?
He hecho música desde antes de Novedades. Tenía canciones en el cajón y muchas ganas de seguir haciendo música. No voy a negarte que lo de Novedades me produjo una tristeza bastante profunda, porque no me esperaba que fuera así. Nos dimos cuenta cuando nos pusimos a hacer un disco. Pasé un bajón y del luto de alguna manera salí haciendo música con este álbum. La música para mí siempre fue algo bastante social. Como público siempre me moló disfrutarla con amigos, escuchar un disco, hablar de música o ir a un bolo con una pandilla. Y al hacerla siempre me moló rodearme de gente y compartirla. No soy un músico de escuela, para mí esto es algo bastante visceral. Necesito socializar lo que hago y con este proceso fue todo un poco diferente, cambiaron las caras. Para mí este disco es como un collage, un ejercicio de búsqueda de un sonido, y tenía que haber un poco de todo.
En cierta música mainstream a veces todo está muy forzado, las cosas no fluyen de una manera natural. ¿La música al final es catalizadora de muchas cosas?
Totalmente. Yo quería hacer un ejercicio también de honestidad. Por ejemplo, todo el mundo me decía “tienes que hacer colaboraciones con…”. Yo solo quiero hacer colaboraciones con peña con la que conecte de la hostia.
¿Qué piensas de eso de las colaboraciones, que se ha puesto tan de moda?
Me mola muchísimo colaborar desde la óptica de la creatividad y de lo artístico. No desde la óptica mercantil, ese “vamos a colaborar para tener una repercusión o un número de ‘plays’”. Me apetecía hacer algo muy honesto y por eso las colaboraciones son de lujo, con gente que hace cosas muy chulas, cada cual con lo suyo. Creo que eso es básico.
¿Tus letras surgen desde la naturalidad?
La verdad es que no he reflexionado mucho sobre esto porque lo hago de una forma bastante visceral. Algo que me mola mucho es el trance, que es muy difícil. Últimamente se ha perdido muchísimo la concentración, yo el primero, porque estamos todo el rato desconectando, mirando el móvil... El trance es algo que exige estar en el sitio, conectar contigo, con lo que estás haciendo o con la gente. Y ese trance cuando llega es la puta hostia. Las canciones que me molan son las que me salen en diez minutos, que luego las puedo retocar, o producir, puedo hacer albañilería. Pero el churro ese que saco para afuera me mola que salga en un momento así.
En el disco colabora Manu Chao. ¿Te gusta desde la época de Mano Negra?
Claro, para mí Mano Negra es una banda fundamental en castellano. Me parece una banda ultraclave. Están a la altura de los Clash, peña que sabe mezclar muy bien y son esponjas, que catalizan todo lo que les viene y lo pasan por su batidora y lo hacen de una manera muy interesante y muy personal. Los Clash lo hacían con la música disco, con el dub, con el rock’n’roll, con el punk. Y Mano Negra a lo mejor incorporan más rollos latinos, música árabe y la urgencia del rock. Me parece superinteresante, superinspirador. Son el tipo de bandas que a mí me molan. Vengo del rock y, si me preguntas, te voy a decir que soy rockero o punk, pero a mí me mola la música. Cuando empecé solo tenía grupos de guitarras y me daban mucha envidia los raperos porque podían samplear cualquier estilo. Decía: “Yo también quiero tener unos vientos en mi tema o unas percusiones de puta madre”. De repente descubro a bandas de rap, a las bandas de Damon Albarn, a los Talking Heads… Son referentes para mí. Y Manu Chao, aparte de un referente a nivel artístico y estilístico, creo que es una persona con la que conecto muchísimo a nivel de referencias, y los dos tenemos mucha relación con Galicia.
Novedades Carminha siempre estuvisteis con Ernie Records. Podíais haber cambiado a una multinacional y no lo hicisteis. ¿Cómo ves el asunto de los sellos discográficos?
Yo disfruto del underground porque vengo de esa tradición y para mí esa tradición tiene que ver con la independencia. Este disco pudo haber salido en una multinacional tranquilamente, pero nunca encuentro una conexión ahí. Una multinacional te puede ofrecer unos números, pero siempre creo que hay algo que tengo que cuidar más que una cifra en el banco, y es que esto me siga haciendo feliz. Le dedico mucho tiempo y mucho corazón como para venderlo tan barato. No digo que en el futuro a lo mejor me apetezca y dé ese paso. Pero tampoco creo que consiguiese nada más porque todo lo que yo hago ya tiene poso, bebe del underground, y no me estoy acotando a un número de peña. Intento hacer música popular para que la gente disfrute y que le pueda llegar a muchísima gente, pero para eso necesito estar cómodo. Y eso viene de la independencia, de que yo lo toco todo con las manos y me siento parte de todo el proceso. No tienes tantos recursos como en una multinacional, pero disfrutas de todo el proceso.
Siempre has estado produciendo cosas. Las shego me contaban que las ayudaste al principio. Montaste el sello Crispis con Alan Queipo y fuiste tú el que fichaste a Sen Senra. ¿Te gusta estar pendiente de las nuevas escenas?
Necesito ver cosas nuevas que me emocionen, disfruto mucho de eso. Para mí la música es horizontal, todos los que hacemos música al final estamos conectados por un veneno. Me gusta mucho conocer a peña que hace cosas muy interesantes. A shego les produje un par de temas, “Vicente Amor” y “oh boi”, y las puse en contacto con mi sello de ahora, Ernie. A mí eso me alimenta también como artista. Aprendo de todo el mundo. Creo que es una conexión muy natural.
Tienes buena relación con gente de la música urbana como Dellafuente o Erik Urano. ¿La música urbana te ha aportado otra energía, otra frescura?
Sí, fíjate que me pareció muy interesante cuando salió el trap. Interesante, pero nunca quise hacer trap, porque no quería ponerme la chupa que no me corresponde. Pero sí que mola absorber cosas de la peña que viene con una energía muy potente, y saber lo que se está haciendo ahora, porque esa energía para mí es gloria.
¿Son los festivales una plaza donde te gusta jugar?
A ver, los festivales son las verbenas de este siglo. Yo reivindico mucho la verbena porque es un sitio donde se junta mucha peña muy diferente. Me apetecía salir de festivales con este disco, la pretensión es llegar a la peña y que esto funcione. Tengo un show montado a toda hostia. La banda es muy guay, llevo unas visuales muy guays, hay una inversión en desarrollo y en medios. Estoy haciendo un esfuerzo para que esto sea un show de altura y poner a la peña p’atrás. El show está enfocado en montar un juergote que lo flipas. Haremos unos treinta festivales. No tengo un fin de semana libre hasta septiembre.
Galicia tiene una escena brutal, siempre la tuvo ¿Se ha valorado lo suficiente?
Creo que Galicia desde los ochenta, incluso antes, siempre estuvo en un buen momento. A veces destaca más de cara al gran público, y a veces menos. En Galicia siempre se absorben las tendencias y se las pasa por un filtro de una realidad bastante diferente. Y mola mucho. Para mí el gran grupo de pop en español es Golpes Bajos, marcan un antes y un después en la música pop española. Y después grupos como Os Resentidos o como Siniestro Total generan una escena en la que al final se van incorporando cosas, sonidos, tendencias. Siempre hay una intención de generar un discurso propio y eso es lo más interesante de la escena. Sellos como raso. y Ernie están destacando con propuestas muy guapas. Cada uno está buscando su lenguaje, su terreno. Yo también me siento muy ahí. Cuando algo está de moda, me mola separarme. No soy un hater, pero tampoco soy un esclavo de la tendencia.
¿Te has planteado cantar en gallego regularmente?
Tengo una canción en gallego en el disco, “O día que volvín nacer”, Durante mi carrera he hecho bastantes canciones en gallego y tengo alguna otra por ahí que puede salir. Soy bilingüe. Lo que pasa es que llevo casi la mitad de mi vida en Madrid. Fue una cuestión natural, nunca lo pensé. Y siempre que me salga en gallego la voy a hacer así, no me voy a cortar un pelo.
¿Te has impregnado de algo de lo castizo de Madrid?
No sé si es muy marxista lo que quiero decir, pero la clase obrera en todos los lados padece parecido. Fuera hay una imagen de Madrid que yo aquí no veo ni me encuentro. Aquí me encuentro con una cultura popular, una cultura de barrio. Yo vivo en un barrio popular y es la hostia. En Galicia la cultura popular quizá sean las cumbias y la gaita. Las cumbias porque venían de la inmigración muy potente que traían discos. Crecí con las cumbias sonando en la plaza de mi pueblo. Para mí eso es mi cultura, aunque venga de Latinoamérica. Y aquí más la rumba, el flamenco. Pero conecto muchísimo tanto con la rumba como con la cumbia. Me mola ensanchar la movida. Conocer las canciones de Las Grecas y conocer las canciones de Fruko y sus Tesos, un grupo colombiano de salsa. ∎