Originaria de Indiana y actualmente radicada en Chicago, Haley Fohr inició Circuit des Yeux en 2007 mientras aún era estudiante, explorando un sonido lo-fi, atonal y perturbador. Tanto “Symphone” (De Stijl, 2008) como “Sirenum” (De Stijl, 2008) destacaban por su distorsión y texturas de cinta saturada. Con “Portrait” (De Stijl, 2011), su voz tomó el centro de la escena, marcando un giro hacia composiciones más estructuradas. En “Overdue” (Autoeditado, 2013), el noise se entrelazaba con un folk confesional, mientras que “In Plain Speech” (Thrill Jockey, 2015) consolidó su faceta orquestal, evocando a Scott Walker y Nico. Con “Reaching For Indigo” (Drag City, 2017) e “-io” (Matador, 2021), su música adquirió una escala más cinematográfica y conceptual. Paralelamente, Fohr ha sabido reinventarse fuera de Circuit des Yeux con Jackie Lynn, su alter ego más juguetón y narrativo, donde fusiona country electrónico y synthpop.
Si “-io” fue un disco sumido en el luto y la pesadumbre, “Halo On The Inside” (Matador-Popstock!, 2025) representa un cambio de energía y una de las novedades más esperadas en nuestra redacción. Inspirada en un viaje a Grecia, donde profundizó en la mitología y en la figura de Pan, Fohr ha dado un giro hacia una producción más visceral y física. La guitarra de 12 cuerdas cede espacio a sintetizadores monumentales, percusión pulsante y una producción que se siente más hedonista, sin perder la densidad emocional que caracteriza su obra. Desde el otro lado del Atlántico, Haley Fohr nos habla sobre la gestación de su nuevo álbum, el aislamiento como motor creativo y su deseo de componer una banda sonora, entre otras muchas inquietudes. Pasen y lean.
Este álbum narra un proceso de autoconocimiento, amor propio y metamorfosis. Ahora que ha visto la luz, ¿cómo te sientes?
Creo que mi percepción de la humanidad sigue siendo la misma desde que salió el disco. No ha cambiado. En Estados Unidos, sin entrar en política, hay cada vez menos espacio para la empatía. Todo gira en torno al dinero y el poder a expensas de los demás. Me alegra que mi álbum haya salido en este contexto, porque lo veo como una celebración de la autenticidad y la vulnerabilidad que todos tenemos. Mientras más personas sean valientes para compartir ese lado suyo, más fácil será volver a nuestra forma natural: amarnos y vernos los unos a los otros.
“Halo On The Inside” es la mariposa y la bestia. ¿Con cuál te resulta más fácil lidiar?
Creo que la bestia. La bestia es predecible y la mariposa está llena de sorpresas. Nunca sabes cuándo va a volar. Y creo que la mariposa tiene libre albedrío, es rápida y etérea, mientras que la bestia está enraizada, como encadenada. Se mueve lentamente y con fuerza. Sí, para mí es más fácil.
¿Qué estaba ocurriendo en tu vida cuando todo empezó a tomar forma? ¿Cómo cobró vida “Halo On The Inside”?
Estaba atravesando una separación con mi pareja de ocho años. Y, como en todas las relaciones que cambian y evolucionan, por mucho que lo veas venir, cuando llega el momento siempre es una sorpresa. Recuerdo haber escrito “Skeleton Key” en nuestra cama, intentando compartir algo con él, tratando de acercarlo a mí. Pero mis palabras no encontraron respuesta. Durante ese período intermedio entre estar juntos y separados, pasé un tiempo sin escribir. Me mudé sola, lejos de mi comunidad. También tuve que buscar trabajo. Desde 2015 no había tenido un empleo diurno porque había sido muy afortunada. Recuperar mi independencia financiera significó cuidar perros como niñera y trabajar en un bar revisando documentos de identidad. Encontré la manera de sostenerme por mi cuenta y fue una transformación total. Aproximadamente un año después, sentí que estaba lista para volver a escribir y explorar cómo me sentía.
Leí que trabajaste en el álbum en sesiones nocturnas, encerrada en tu sótano. ¿Hubo algún momento en el que pensaste “vale, esto se está volviendo un poco Frankenstein”?
Sí, definitivamente hubo momentos en los que sentí que me había pasado de la raya (risas). Me reía mucho de mí misma. Nunca llegué a ese punto de crisis total o de sentirme sumida en una oscuridad insoportable, aunque el disco tenga momentos profundos y oscuros. Pero ya tengo la edad suficiente para saber cuándo es el momento de hacer una pausa, llamar a una amiga o simplemente salir de la situación para tener una perspectiva más amplia de lo que estaba pasando.
¿Qué fue lo más extraño que empezó a parecerte normal durante esas sesiones nocturnas? Y, en contraste, ¿hubo algo que te resultara especialmente aterrador?
En cierto modo, corté por completo mi relación con el sol. Al principio no me di cuenta, pero después de unos meses empezó a ser bastante raro. Casi toda mi comunicación era digital, por mensajes de texto o e-mail. No veía a la gente cara a cara. Y con el tiempo, más que sentirme aislada, sentía como si fuera de otro planeta. Creo que después me volví más sensible a ese tipo de cosas. Las luces brillantes y el hecho de socializar se volvieron algo muy intenso para mí. Aún lo es. Cuando hay tres o cuatro personas hablando al mismo tiempo en una habitación, me siento completamente abrumada.
De todas las historias de la mitología griega, ¿qué fue lo que te hizo conectar tan profundamente con Pan, el ser mitad cabra, mitad hombre?
Llevo obsesionada con los animales con pezuñas desde mi álbum anterior, “-io”. Me metí de lleno en la obra de Anne Carson, y su escritura gira en torno a la feminidad y la mitología griega. Creo que hay algo de retribución kármica en ser un animal sin pulgares, porque no puedes agarrar nada. Eso es lo que me gusta de Pan. En el panteón de los dioses, es un bufón. Es hedonista, no lo toman en serio. Pero en realidad está ligado a las cosas más hermosas de la vida, esas que cuando crecía me enseñaron a sentir vergüenza por disfrutar: tomar una copa, tener sexo, la música alta, rodar por el suelo, la naturaleza, los animales. Y luego, finalmente, muere. Su historia termina con su muerte, y eso me pareció hermoso. Estoy agotada de esta cultura del self-care llevada al extremo capitalista, donde tienes que hacer un montón de cosas, comprar un montón de productos, pasarte horas masajeando la cara… Lo que sea. Así que cuando Pan muere es mitad dios, pero también mitad hombre, y su humanidad pesa más que su divinidad. Eso me pareció fascinante.
¿Podrías decirme el nombre del libro de Carson que te marcó tanto?
Sí, leí “Red Doc” (2013). Uno de los personajes principales es un buey llamado también llamado Io, que se comunica dibujando jeroglíficos en la arena con sus pezuñas. No podía creerlo. Había tantas similitudes con lo que escribí en mi álbum anterior que me pareció increíble.
Siguiendo con el personaje de Pan, encontramos la foto de tu portada. ¿Podrías contarme un poco más sobre ella? Pareces muy tranquila…
Sí, trabajé con Dana Trippe, que vive en Los Ángeles. Ella se encargó de toda la dirección creativa. Este álbum está dedicado a la naturaleza animal de las mujeres, así que sabía que quería aparecer como mitad animal en la portada. Lo que imaginamos, y lo que ella dirigió con mucha precisión, fue esta imagen en la que aparezco recostada en un sofá cromado de aspecto futurista, como si estuviera descansando, con un cigarro en la mano. La habitación en la que estoy es pequeña, vacía, pero llena de escombros. En las paredes hay marcas de barro, como si alguien hubiera estado arañándolas o forcejeando consigo mismo. Y creo que así es como me siento con este disco dentro de mi discografía. Estoy relajada. Siento que en el pasado he sobreactuado, y creo que es algo que las mujeres hacemos con frecuencia. Esta vez no quiero decir que no me importe, pero simplemente hay un poco más de desenfado. Y sí, fumo a veces. Mi voz es importante para mí, pero me gusta que haya un punto de desenfreno en todo esto.
“Megaloner” se siente como alguien atrapado en un bucle. ¿La ves como una canción sobre intentar escapar o sobre aceptar que no hay salida?
No, tienes que seguir intentando salir. Para mí, esa canción trata sobre el proceso de intentar aliviar algo.
Y en “Canopy Of Eden” hablas de querer romper la radio en medio de toda la oscuridad. ¿Existe realmente esa intención?
La radio es algo más bien simbólico. Pero sí, está la radio literal, que a veces me resulta realmente molesta. Nunca he sido fan de la música comercial. Pero también está cualquier tipo de narrativa forzada, la manera en que nos alimentan con contenido a través de las redes sociales, los algoritmos y todas estas cosas que en América nos ponen constantemente delante. Así que, para mí, la canción es un recordatorio de nuestra autonomía y del poder de nuestra voz. Que existen infinitas opciones.
“Truth” es bastante impactante. Habla sobre que la verdad es solo imaginación de la mente…
Esa canción tiene muchas capas y no estoy segura de poder definirla con precisión. Pero creo que hay un poder en las historias que nos contamos a nosotros mismos y en las que los demás nos cuentan sobre quiénes somos. La verdad es algo que está en constante cambio, siempre rotando. Cuando gira, la verdad cambia.
Andrew Broder en cuerdas y percusión programada, Jim White en la batería y, sin embargo, el álbum suena profundamente tuyo. ¿Les marcaste un camino?
La mayoría de los músicos fueron invitados después de que las letras y la intención de la canción ya estuvieran definidas, así que simplemente los dejé fluir. A veces les explicaba el significado de la canción antes de que tocaran, pero otras veces no. Tenía muchísimas ideas para este álbum. Si hubiera intentado incluirlas todas, el disco habría explotado. Fue un proceso de edición meticuloso, y gran parte de él giró en torno a las letras. A menudo los músicos se entusiasman con algo técnico que han logrado, pero muchas veces eso no tiene nada que ver con lo que yo quiero transmitir. Ahí es cuando toca cortar.
Hemos hablado antes sobre la repetición en tu música…
Sí, la repetición ha estado presente desde la primera canción que escribí. Es algo muy intuitivo, no lo pienso demasiado. Pero creo que los mantras, las oraciones, la meditación e incluso la memoria muscular funcionan de una manera que puede sentirse profunda, casi medicinal. Y sí, en mi caso, con la voz tan grande que tengo, no tiene sentido explicar demasiado a través de la letra.
¿Te gusta la idea de que la gente utilice tu música como una forma de escape o de sanación?
Sí, creo que mi música puede ser utilitaria para quienes la necesiten. Por eso me gusta el streaming. La gente puede escucharla en la cama de un hospital, mientras camina lentamente, donde sea.
Volviendo a los días en los que estabas grabando, entre sintetizadores y software, ¿hubo algún sonido accidental que terminó siendo clave en el álbum?
Hay dos momentos que me vienen a la mente. Uno es el sonido de la guitarra en “Anthem Of Me”, que fue un error total. Estaba grabando guitarra en Ableton Live y, como no sé usar bien el programa, cuando exporté el archivo salió al 9.000% más lento. Y así obtuve ese sonido denso y arrastrado. Fue un accidente, pero me gustó, así que construimos toda la canción a partir de ese error. El segundo, tal vez menos conocido, no es realmente un error. Es en “Cathexis”, en la parte central de la canción, donde todo se vuelve un poco amorfo, con gruñidos y sonidos muy bajos. Hay un momento en el que hago un sonido muy grave, algo así como “hey”, y fue lo más divertido de toda la grabación. Era muy tarde y estaba cantando a través de un efecto llamado Before He Cheats, lo cual me pareció muy gracioso. No sé, simplemente salió así y me reí durante cinco minutos. Fue totalmente inesperado y terminó siendo uno de mis momentos favoritos del disco.
¡Eso es genial! Explorar es todo un talento para ti como artista, desde instalaciones hasta ensambles orquestales y pintura. ¿Tienes en mente algún experimento nuevo próximamente?
Me encantaría hacer una banda sonora. Pero no de la forma en la que normalmente se hace, donde te entregan la película terminada y compones sobre ella. Me gustaría que la banda sonora y la película evolucionaran juntas, en paralelo, como parte del mismo proceso. Para mí, ese sería el proyecto definitivo. No sé, tal vez tenga suerte y pueda hacerlo pronto.
En Rockdelux también hablamos mucho de cine y tu música es especialmente cinematográfica. Has mencionado a John Carpenter como referencia en este disco. ¿Podrías recomendarnos cinco películas de cine que te gusten?
Me encanta todo Bergman, “Fresas salvajes” (Ingmar Bergman, 1957) es hermosa. Acabo de ver “Proyecto Brainstorm” (Douglas Trumbull, 1983), de ciencia ficción, y está bastante bien. Amo “Robocop” (Paul Verhoeven, 1987), me hace reír. “Las margaritas” (Věra Chytilová, 1966) es una película feminista muy divertida y visualmente increíble. Y “El cielo sobre Berlín” (Wim Wenders, 1987), que en realidad tiene algo en común con el videoclip de “Megaloner”. ∎