Ëda Diaz, aparte de cantar, toca el contrabajo, el piano “y a veces unas percusiones chiquitas”. Todo está muy bien ensamblado por una brillante producción a cargo de Anthony Winzenrieth, miembro de 3somesisters y AURUS, que aporta “ese bagaje latino y también otro muy experimental. El mío era más años setenta, con toda la música psicodélica de Pink Floyd… pero también un poco en las fronteras con el jazz como Carla Bley o como Meredith Monk, que son referencias más hacia lo contemporáneo. Él tenía mucho interés por la música más producida de James Blake, de Bjork”.
La sofisticación del sonido se corresponde con la cuidada gráfica del disco, a cargo de la diseñadora e ilustradora Gaëlle Correa, “que es ‘franco-paisa’ como yo. Ella, de cierta forma, traduce mi música con imágenes. No tengo familia de músicos, pero una parte de mi familia del lado materno viene del arte. Mi abuelo es pintor y mi madre trabaja en la moda. He crecido con esa sensibilidad de lo visual, de las exposiciones, de la pintura…”.
Desde lo lírico, hay ciertas alusiones astrales, oraculares. Ëda cuenta por dónde van los tiros: “Este disco es una búsqueda de identidad, un proceso de conocerse. Y en esos procesos a veces necesitas poesía u otras formas de entender cómo eres. Trabajar sobre la carta astral ha sido bonito porque es… no sé cómo decirte… como un cuento personal para cada uno. Una forma de reflexionar mejor o de hacerse preguntas más que algo predictivo”.
Un trabajo con un repertorio tan sofisticado ¿como sonaría en acústico? “¡Lo hago y no hay problema! Con Anthony nos encanta reinterpretarlo con lo que hay. A veces, por ejemplo cuando he abierto un concierto de Natalia Doco, ha sido con guitarra, contrabajo y voz. Se puede hacer. Tú vas buscando la esencia de cada canción y vas a tener los acordes de forma muy minimalista, o sea que vas a quitar todos los efectos. Sí sabes identificar cuál es el esqueleto de cada canción, con el contrabajo, la voz y un poco de guitarra para la armonía es suficiente. También podría ser solo contrabajo y tres voces, y tocar la rítmica sobre el contrabajo”.
Esa sería una propuesta de mínimos, ¿cuál sería la de máximos? “La que estoy haciendo ahora con cuatro personas: percusionista –bombo, maderitas, cucharitas, campana y un pad con sonidos–, teclado –una mujer que dobla o armoniza mis voces–, Anthony –que toca guitarra y también un pad– y yo al contrabajo, voz y percusiones. Somos cuatro, todos cantan y no hay secuencias”.
En cuanto a los planes de futuro, nos cuenta lo siguiente: “Estamos armando una gira; hay fechas sobre todo en Francia e Inglaterra. Espero que vayamos a España, no sé si a final de año o el año entrante”. Y, antes de terminar, ¿tiene historia la diéresis de Ëda? “La he añadido yo para nunca olvidar esa parte bicultural, y también porque tengo dos lunares simétricos en los ojos. Muchas veces la gente me miraba y me decía, ‘¿te pintas esos lunares?’. No: son lunares de verdad. Hay gente que cree que son un piercing”. ∎