Preguntas múltiples. Foto: Bolívar Hope
Preguntas múltiples. Foto: Bolívar Hope

Entrevista

Föllakzoid o el llamado de Dios

Föllakzoid ha publicado, cuatro años después de su último trabajo, un nuevo álbum junto al productor Atom™: “V”. Juntos crean, mediante la depuración, un disco de largo aliento construido a partir de espacios de tiempo extensos con cada vez menos elementos, dando paso a piezas palpitantes, ritmos veloces y melodías que generan una hipnosis genuina.

Lo tribal, la repetición, el viaje, la psicodelia, el cuerpo y sus impulsos, la numerología, el espacio-tiempo, lo terrenal y lo divino, las frecuencias audibles y no audibles, lo que se esconde y se revela, lo que se transgrede, traspasa y atraviesa. Los sonidos, la música, el cuerpo, su volumen y densidad, lo ligero, lo imperceptible, incluso lo invisible. ¿Cuánto de todo esto es lo que conseguimos percibir? ¿Cuánto de esto tiene la música que oímos? ¿Quién escucha a quién? ¿Quién dice qué? ¿Producimos o dejamos que nos produzcan? ¿Creamos o permitimos ser creados? Föllakzoid, la banda chilena con base en Alemania, vuelve con “V” (Sacred Bones-Popstock!, 2023), un álbum que abre múltiples preguntas, que no atañen únicamente a lo musical, sino también a lo cósmico, físico y vital.

“V-II”, vídeo realizado por Dominga García-Huidrobo.

Nacido el 7 de julio del 2007, el 7-7-7, Föllakzoid es el proyecto que lleva adelante desde entonces Dominga García-Huidobro, compositora y música chilena trans radicada en Berlín que, en cinco álbumes, ha revelado las distintas facetas deconstructivas del sonido. Ha mantenido alianzas, colaboraciones, amistades y complicidades con artistas como Jason Pierce (Spiritualized y Spacemen 3), SQÜRL (grupo del cineasta Jim Jarmusch), Moon Duo, Psychic Ills, DJ Nobu o Atom™, teniendo como hogar discográfico Sacred Bones, reconocido sello de Nueva York que se ha caracterizado por la publicación de sonidos oscuros, ambientales, psicodélicos y mentales. Desde la psicodelia más tradicional, pasando por la experimentación, el krautrock de minimalismo ascético; indagando en los trances y viajes psicoactivos, hasta llegar a una descomposición absoluta de la música.

Tal como anuncia Sacred Bones, la perspectiva creativa de Dominga siempre ha consistido en desaprender los paradigmas narrativos, musicales y visuales que dan forma a las concepciones físicas y digitales, creando una estructura métrica espacio-temporal que disuelve tanto al autor como a la narrativa. Si “Föllakzoid” (BYM, 2009) fue la presentación de un proyecto que encontraba su sonido en la extrañeza y repetición; si “II” (Sacred Bones, 2013) fue la búsqueda de los bordes y meandros de la improvisación; si “III” (Sacred Bones, 2015) se convirtió en la refinación del viaje a partir del trance; si “I” (Sacred Bones, 2019) fue la insistencia en el beat; si lo que habita entre cada una de estas publicaciones –los EPs “Föllakzoid EP” (Sacred Bones, 2011), “II RMX” (BYM, 2013) y “London Sessions” (Sacred Bones, 2017)– sirve como laboratorio de lo que vendrá; entonces este novedoso “V” se convierte en cada una de estas experiencias y ninguna al mismo tiempo. Su trabajo se basa en crear desde lo hecho, pero también desde lo nuevo, como escribe Atom™ a propósito del álbum: “‘V’ es el ejercicio de contar una historia elaborada sobre nada, con el menor número de elementos posibles”.

“Este álbum y todos los anteriores son una búsqueda muy personal. Cada disco habita distintos lugares, cambian, así como yo, que soy chilena, que vivo en Berlín, que soy trans y que he hecho esto durante dieciséis años. Föllakzoid es el llamado de Dios, si lo lees al revés dice ‘dioz kall of’”

Dominga García-Huidobro

Dirigido por Dominga y desarrollado por una entidad compuesta por ella misma y Atom™ a través de medios digitales y la decodificación numérica de los elementos sonoros, “V” es un álbum que cita, deconstruye, resta y suma nuevas y viejas piezas de su engranaje, creando una historia donde las partes protagónicas pueden ser múltiples, limitadas y basadas en espectros, frecuencias, repeticiones numéricas, patrones ondulatorios, ondas electromagnéticas o señales eléctricas psicodélicas, mentales, cósmicas y sacras. Lo que hay en “V” es lo que se encuentra en Dominga: una fascinación por descubrir cómo la singularidad de cada componente conforma el todo y cómo en él habitan toda clase de transformaciones.

“El sonido no viene de ninguna parte, no pertenece a ninguna parte, no tiene ningún lugar en el mundo (…). El sonido es ausencia cautivadora, está fuera de la vista y de todo alcance. ¿Qué produjo ese sonido? ¿Quién está ahí? El sonido es vacío, miedo y asombro”, escribe David Toop en “Resonancia siniestra. El oyente com médium” (Caja Negra, 2014), idea que nos permite tomar un camino para hablar de este trabajo en el que todo parece la ceremonia de un cuerpo que tarda en desaparecer; intensidades siniestras, sobrenaturales, que vienen de un más allá que se cuela en el oído como un secreto revelado por fantasmas y frecuencias. Este álbum es el resultado de un mes de trabajo, construido a partir de más de setenta patrones. Las guitarras, el bajo, la batería, los sintetizadores y las voces se grabaron de forma aislada y luego Atom™, que no estuvo presente durante la grabación, fue el encargado de reorganizar las cuatro secuencias de temas sin ninguna restricción estructural o pauta.

Dominga García-Huidrobo, moduladora de frecuencias. Foto: Bolívar Hope
Dominga García-Huidrobo, moduladora de frecuencias. Foto: Bolívar Hope

El álbum es solo la punta del iceberg de una obra que considera cada acción como parte fundamental del todo; lo performático en este sentido tampoco queda fuera de la ecuación. Sus shows son presentaciones experimentales, andróginas y hondas, que crean una suerte de teatro de lo mínimo que oscila entre el exceso y el vacío, que consigue un sonido de un profundo sentido de la psicodelia, el viaje y transportación. Los asistentes son absorbidos en un trance futurista en el que Dominga oficia como directora y guía a través de mínimos movimientos y esculturas corporales que revelan nuevas capas en su música.

Marcel Duchamp, en su “Caja de 1914”, escribe: “Uno puede mirar la mirada / uno no puede escuchar la escucha”. La música de Föllakzoid tiene algo de esta idea, su sonido no tiene que ver con lo que se oye, sino con una especie de emoción que se imprime en cada uno de sus temas, cualidad que Dominga sabe cómo modular, cuándo dar un paso más allá y en qué instante contenerse, haciendo de su música no solo el resultado de una repetición, sino un acontecimiento donde lo que se narra trata sobre la electricidad y el código que habitamos o nos habita y que se puede imaginar a través de graves hondos, ritmos veloces, melodías opalescentes y un encanto siniestro que a veces se siente como una hipnosis genuina e inmersiva que lleva al oyente hacia un viaje seductor que puede conducir directamente a la pista de baile.

¿Cuánto de este disco viene de los cuatro anteriores?

Hay citas, por supuesto, todo lo que he hecho es una sola canción que nunca acaba y nunca empieza. “V” tiene el mismo beat del anterior, pero con la velocidad un poco más acelerada, y ciertamente funciona para circunstancias más corporales. Es un disco que te permite escucharlo y al mismo tiempo ser escuchada por él, creando un espacio de retroalimentación. Este álbum y todos los anteriores son una búsqueda muy personal. Cada disco habita distintos lugares, cambian, así como yo, que soy chilena, que vivo enBerlín, que soy trans y que he hecho esto durante dieciséis años. Föllakzoid es el llamado de Dios, si lo lees al revés dice “dioz kall of”.

“Para el disco, el número que estamos desplegando es el de la velocidad de la luz. Si pones ese número en las coordenadas de Google Maps, te orienta hacia el norte de la pirámide de Giza. Ese número está inserto en el álbum y está hablado tanto en finlandés como en suajili”

Dominga García-Huidobro

¿Qué es lo que diferencia este disco de “I”?

Tiene similitudes y diferencias. El valor diferenciador está en la decisión de radicalizar la lógica de la sustracción. Este álbum busca expandir el espacio-tiempo a través de la sustracción de capas o nuevos elementos. Eso es algo que se ha mantenido desde su concepción. En el disco anterior desarrollamos un sistema de descomposición musical en donde catalogué los elementos que existían en las diagramaciones rítmicas a partir de su cualidad numérica. Esto se traduce en que reuní los unos con los unos, los doses con los doses y así sucesivamente. Cuando digo uno, en el caso del hi hat, sería un golpe; cuando digo dos son dos golpes, etc. Y esto ocurre con el bajo y todos los elementos que componen el disco; siempre en la lógica monotonal, sincrónica y asincrónica. En una primera instancia, cuando agrupé estas piezas en su cualidad numérica, dieron origen a cuatro variaciones de estos elementos. Desde el primer EP que hice siempre he estado volviendo y llegando a esa cuadriculación inescapable. Luego mando estas piezas armadas directamente a la computadora a Atom™. Las reglas que él toma para este sistema son básicamente que puede mantenerlas iguales, mezclarlas o incluso tomar algo del armado uno, llevarlo al tres, con la particularidad de que tiene que volver algo del tres al uno. El objetivo es borrar la autoría, la obra final no es ni mía ni de él, pero ambos participamos; es lo que consideramos un proceso de mayor eficiencia, donde las partes son borradas por la transferencia o la autoría es absorbida por la universalidad del arte.

¿Eso se mantuvo en este disco?

Sí, además hicimos variaciones de cadencia. El anterior, por decirlo de alguna forma, estaba en tierra y este está en aire. También tiene mucho más claro sus énfasis, es más acelerado que cualquier otro trabajo y en general es más legible dentro de su ilegibilidad.

¿De dónde viene esta forma compositiva?

De la metamática, de ir más allá, de observar los códigos numéricos existentes en la naturaleza y no solo desde la matemática lineal, ni tampoco desde el punto de vista de una matemática numerológica o abstracta, sino desde un modelo tridimensional, que es el sistema vorticial desarrollado por Tesla, cuyo eje articulador es el 3-6-9, un modelo congruente tanto con el matemático lineal como con el hexagrámico, numerológico, exaltativo y poético de los números.

Impulsos magnéticos. Foto: Bolívar Hope
Impulsos magnéticos. Foto: Bolívar Hope

Tanto en el anterior como en este existen voces que parecieran querer decir algo en código. ¿Qué rol juegan estos elementos y qué intentan decir?

En el disco anterior las voces presentes fueron habladas por una máquina y son números. Lo que hice fue poner números en el traductor de Google para que diera una respuesta y a esta respuesta decirle que el resultado no era un idioma, porque cuando divides uno por cero la respuesta es que el posible resultado no es un número, y de ahí nació esta operación. Para el disco, el número que estamos desplegando es el de la velocidad de la luz. Si pones ese número en las coordenadas de Google Maps, te orienta hacia el norte de la pirámide de Giza. Ese número está inserto en el álbum y está hablado tanto en finlandés como en suajili.

Los números parecen ser fundamentales en tu trabajo. ¿Por qué?

Porque preceden y suceden a las cosas. La matemática es el lenguaje del universo, está presente en la naturaleza, en la misma matemática y en la codificación de la simulación holográfica. Todo es número y todo no lo es.

¿Cuál es la mejor manera de escuchar este disco?

La grabación es solo una parte, la verdadera modulación magnética sucede en vivo, es un trabajo de percusión física diseñado para percibirse tanto tectónica como lumínica, técnica, sonora y rítmicamente. ∎

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