En su nuevo trabajo, que presentará mañana en Primavera Sound Buenos Aires, Javiera Mena acude al legado de la electrónica más clásica sin dejar de mirar hacia delante. Es una figura cardinal del pop latinoamericano en el presente siglo. Una artista con sustancia, con mucho que contar y cada vez con más recursos para hacerlo.
Desde que lanzó su debut, el ya clásico “Esquemas juveniles” (Quemasucabeza, 2006), Javiera Mena sumó cada cuatro años un capítulo más a su discografía. “Me di cuenta que saco mis discos los años del Mundial”, dice la artista chilena, que, en efecto, a lo largo de cinco Copas del Mundo fue construyendo un sello muy propio entre la balada romántica, el electro pop y el piano house. Ese trayecto de revelación del indie pop chileno a referente latinoamericana queer la ha llevado más recientemente a radicarse en Madrid, en busca del siguiente nivel.
Un escalón importante fue su paso por el Benidorm Fest 2022, compitiendo para representar a España en el festival de Eurovisión, que la acercó a un nuevo público, y que ahora sigue con el lanzamiento de su nuevo disco, “Nocturna” (Sonido Muchacho, 2022). Escrito en la pandemia entre Chile y España, el álbum muestra el lado más festivo de su pluma, que, se sabe, también puede ser muy melancólica y emocional.
En esta exploración Javiera no resigna poesía: la encuentra en los placeres de la noche y la liberación del deseo, que retrata con una mirada fascinada como experiencias de trascendencia espiritual. Camino de vuelta a América del Sur para presentar su disco en una fecha junto a Björk, Julieta Venegas y Feli Colina en el Primavera Sound de Buenos Aires, donde tocará mañana, 9 de noviembre, habló con Rockdelux sobre esta etapa de su carrera, marcada tanto por la madurez artística como por nuevos comienzos.
Te instalaste en España justo antes de la pandemia. ¿Qué tal estos tres años de vida madrileña?
Viajé justo en el último vuelo antes de que cerraran todo y cancelaran los viajes. Todo el mundo quería regresar a su casa y los vuelos estaban carísimos. Tuve que tomar la decisión: o me quedaba en aislamiento en Chile o me iba a España. Entonces me vine a Madrid, donde está mi casa. Ha sido una experiencia buenísima. Me encanta aquí. Es una ciudad en la que uno no se siente solo a pesar de que está lejos de la familia. Siento que hay mucha gente que está en la misma onda que yo. Gente inmigrante, o gente de España pero que no es de Madrid. Entonces nunca te sientes desolado. O a veces sí, pero eso no tiene que ver con el lugar (risas). Es una ciudad muy acogedora, así que me siento superbien. Me ha permitido desarrollar mi carrera también, lo cual es muy bonito.
Algunas de las canciones de “Nocturna” estaban en el EP “I. Entusiasmo”, que publicaste en 2021. ¿Inicialmente había otro plan de lanzamiento con más EPs?
Sí, fue una propuesta de mi mánager a la que yo dije que sí. Me parecía bien ir publicando durante la pandemia. El plan era sacar otros EPs y después el disco, pero cambié de idea y de mánager también. No me disgustaba ese plan de ir entregando bocaditos de lo que se viene, que es algo que se hace mucho en el urbano, pero yo en ese sentido soy más vieja escuela. Me encantan los discos que conceptualmente son como sinfonías, entonces dije: “Abort mission, voy a sacar un disco”. Igualmente, quizá más adelante puede haber un EP “Entusiasmo 2”, quién sabe. Yo creo que el grueso de la gente se va a topar con las canciones ahora y va a ver que forman un relato. Que hablan de la noche desde la oscuridad, versus la noche de las estrellas, versus la noche de la ciudad, la sensualidad, el erotismo, el sexo. Al escucharlas todas juntas es como leer un libro o ver una película.
¿Por qué “Nocturna” es un disco más colaborativo?
Era algo que se venía dando. Como autora, como compositora, andaba buscando nutrirme y trabajar de otra manera. Ya tuve cuatro discos escribiendo sola y quería tener esa cosa de pimpón con alguien más. Muchas personas me ayudaron, como Leti Sala, que es compositora solo de letras y ha hecho canciones para Rosalía. O María Talaverano, de la banda Cariño, que me ayuda a completar algunas cosas. Trabajé con unos compositores mexicanos buenísimos y salió “La isla de Lesbos”. También con Gianluca, que es un cantante de trap chileno que me encanta, en “Debilidad”. Chico Blanco también se metió en la producción de “Diva” y trabajé en todo el disco con Pablo Stipicic. Encontré ese pimpón en todos ellos.
En “Flashback” y en “”La isla de Lesbos” también trabajaste con Stefan Storm, de The Sound Of Arrows. ¿Cómo se dio esa colaboración?
Nos fuimos cruzando en festivales y un día le fui a hablar. A mí me encanta The Sound Of Arrows y yo sabía que él producía. Hizo el disco de Annie (se refiere a “Dark Hearts”, de 2021), que es lo más. Vino a España y trabajamos. Le encanta la misma música que a mí. Es muy creativo desde el pop. Y quién mejor que un sueco para hacer pop.
¿Cuál dirías que es tu cambio como artista que más registra este disco?
Yo creo que es un álbum más explícito sexualmente. Toca mucho el erotismo de una mujer resuelta y… esta palabra está muy manoseada, pero la voy a usar: empoderada. Te juro que ya me tiene hasta aquí el “empoderada”, pero, bueno, se trata de eso. Una mujer con poder, con más propiedad, más dispuesta, más plena. Quiero transmitirle eso también a otras mujeres. Que exploren su sexualidad libremente y hagan, como dicen ustedes, lo que les cante. Es un disco más directo en cuanto a letra, pero igualmente siempre espiritual, siempre sofisticado y elegante.
¿Crees que encontraste una forma menos codificada de hablar de lesbianismo o identidad sexual?
Yo creo que me empecé a sentir más segura y más resguardada, a sentir que para las nuevas generaciones ya no es tanto tema la sexualidad, es mucho más normal. Obviamente, uno como artista reacciona al lugar donde está sumergido. Creo que las personas de la misma comunidad me fueron dando esa seguridad y también las ganas de cambiar un poco la escritura. Yo vengo escribiendo en metáforas y en formas más sugerentes, porque me gusta la libre interpretación poética. Pero quizá también por la herencia del reguetón y de todo lo urbano, que me gusta aunque jamás vaya a hacer esa música, me dieron ganas de escribir así. Tanto contenido explícito se te pega y es divertido. Creo que los latinos somos muy sueltos en ese sentido. Somos más cachondos. Me dieron ganas de escribir libremente y a la vez tratar de encontrar una poesía bonita, sin perder la inteligencia. Ver como lo sexual también viene de un lado conectado con lo espiritual y con la magia.
Hace varios discos que desarrollas el sonido house. ¿Cómo ves este momento en el que el mainstream lo abraza?
A mí me llama la atención que incluso el género urbano lo haya empezado a agarrar. He conocido a chicos más jóvenes como Gianluca o Pablo Chill-E que les encanta mi música y que también andan buscando esos sonidos. A fin de cuentas es también música electrónica. Todas conviven y dialogan. Todos pasan por el Ableton. Bad Bunny también tiene cosas superhouse y me encanta. Te das cuenta de que hay oleadas. La oleada sube y baja, y en algún momento te volverá a llegar. Yo me he mantenido fiel a lo que me gusta y trato de no ir ambiciosamente a buscar el mercado. No soy ese tipo de artista, al que respeto mucho también, ¿eh? Que ahora haya una oleada house está buenísimo. Hablando contigo, que eres argentino, se me viene a la mente lo que hacen Ca7riel y Paco Amoroso y Lara91k, me gusta mucho lo que hacen. De Chile, la Princesa Alba. Algunos se me han acercado y eso es muy bonito porque yo aprendo de ellos. Al ver esa frescura de alguien empezando, uno vuelve a aprender.
¿Cuál es tu balance de la experiencia de haber competido en el Benidorm Fest para representar a España en Eurovisión?
La televisión no es un lugar en el que yo me sienta muy cómoda. Yo vengo del underground, de la fiesta electrónica, y ahí en cambio es como Broadway. Hay que estar toda perfecta, bajar la escalera, mirar a cámara aquí, allá… Aprendí mucho, porque la exigencia es high level, entonces tuve que practicar mucho para llegar a ese nivel y me sirvió un montón. Por otro lado, mi público de España se amplió y en este verano me llamaron para un montón de festivales y toqué en pueblos donde solo podría haber llegado gracias a que me conocieron por la televisión. Llegar al público eurovisivo es descubrir otro mundo. Es gente que vive por eso, por algo le dicen aquí “la Olimpiada de los gais”. Fue puro win-win. Empecé a llegar a un lugar más pop, que es el que yo ya habito en Chile y al que me encantaría llegar en España. Acá el pop tiene mucha herencia de la electrónica: Fangoria, Alaska y Dinarama, Mecano… Es la misma influencia del tipo de pop que hago yo.
Eurovisión también tiene un nivel de exposición que puede ser negativo, comparable con el festival Viña del Mar en algún punto. ¿Cómo viste el aspecto de las críticas y lo que vivió Chanel Terrero?
Siempre hay muchas cosas alrededor de Eurovisión, porque es como un termómetro de los tiempos. Por supuesto, no me gustó que trataran tan mal a Chanel y que la ningunearon. Tampoco me gustó que empezaran a enfrentarla con Rigoberta Bandini. Yo soy muy fan de Rigoberta, pero me gustan las dos. Siento que las dos representaban dos tipos de música y de artistas muy válidas. En estos sitios, como me pasó en Viña cuando me equivoqué cantando con Alejandro Sanz, fue trending topic un día y después se olvidaron y van hacia otro tema. Son debates de Twitter, y Twitter no es la realidad.
Dijiste una vez que “Juego de tronos” te había inspirado mucho para “Otra era”, el álbum que publicaste en Unión del Sur en 2014. ¿Qué te pasó después con el final de la serie? ¿Estás viendo “La Casa del Dragón”?
No estoy viendo “La Casa del Dragón” porque estoy con muy poco tiempo y a mí me gusta sentarme y tener el tiempo de verla bien en un proyector. En cuanto al final de “Juego de tronos”, hace poco estábamos hablando de esto con un amigo. Lo odiamos. No nos gustó nada que la mataran a la Khaleesi, pero, a fin de cuentas, ¿no es así es la humanidad? Siempre va a triunfar el hombre blanco. Al final representa un poco lo que es el mundo y las cosas horribles que pasan. Igualmente, ¿cómo va a morir la Khaleesi? Esta sociedad ve a la mujer poderosa como loca. Me quedo como con las primeras temporadas de la serie. Las que salieron siguiendo lo que había en los libros.
¿Qué preparás para el Primavera Sound? ¿Qué se siente al compartir una fecha con Björk y Julieta Venegas?
Ellas son como dos grandes maestras para mí, entonces esa noche es como uno de los momentos más importantes de mi carrera. Estaba pensando que estoy supersincronizada con Bjork porque sacamos disco el mismo día y también como una especie de saxo tenor en su disco y yo también metí saxo en mi disco y tengo un saxofonista. Y con Julieta ni hablar, es una referente personal. ¿Compartir fecha con ellas? ¿En Buenos Aires? ¿En el Primavera Sound? Te juro que es como la fecha del año para mí. Voy a darlo todo. Además, voy a tener una invitada muy especial, que ya te puedes imaginar.
¿Cómo fue colaborar con Marilina Bertoldi en “Amuleto” y encontrar un equilibrio entre sus estilos?
Creo que es la única colaboración en la que ella ha invitado a alguien, la verdad es que es un honor para mí; en primer lugar porque la admiro un montón y después el proceso fue superlindo porque yo me apoderé de la canción, también la hice mía. Siento que ella sacó su lado más explícitamente romántico. Pero tiene muchos elementos que son bien Phil Collins, que nos gusta mucho a las dos. Generamos un vínculo superlindo. No tengo nada más que admiración por todo lo que está haciendo. Siento que no se parece a nadie, hace su propia fórmula en el mercado y le funciona superbien.
Te manifestaste a favor de la reforma de la constitución chilena. ¿Cómo te cayó la victoria del rechazo?
Pienso que los chilenos venimos de un despertar. Y los despertares, como los cambios, son dolorosos. No siento que el rechazo haya sido un retroceso. Tal vez nos quedamos en un valle. Quizá la constitución que se proponía era muy maximalista y se perdió el foco. Y mucha gente seguramente también sintió miedo, porque se metió mucho miedo por el lado del rechazo. Eso está comprobadísimo. Quizá estratégicamente el lado progresista debería haber hecho una constitución un poco más resumida. Se va a intentar nuevamente y creo que hay ganas de cambio, de que las cosas funcionen mejor y de que Chile deje de estar controlado por una pequeña élite socioeconómica que nos tiene ahí desde la colonia. Ya nos dimos cuenta de eso, entonces es importante, y que la constitución también apoye más a la gente que va a trabajar diariamente, a los que levantan el país. Los que levantamos el país. Yo me siento parte. ∎