Aventuras y desventuras de un vendedor de discos. Foto: Marina Tomàs
Aventuras y desventuras de un vendedor de discos. Foto: Marina Tomàs

Entrevista

Jesús Moreno, de Discos Revolver: “Los discos se han puesto a unos precios muy complicados para mucha gente”

El anuncio del cierre de la emblemática tienda con el logo rojo de Discos Revolver (en Tallers 13, en Barcelona) –el 19 de julio terminó su liquidación– ha vuelto a poner sobre la mesa el eterno debate sobre el consumo de música, lo complicado que lo tienen las tiendas de discos para sobrevivir, el presente y futuro del formato físico, los precios de los discos, etc... En definitiva, una serie de cuestiones que empiezan a estar un poco enquistadas y que seguramente necesitan de un análisis más profundo del que se hace con el calentón que nos da al ver como un negocio tan mítico cierra sus puertas.

Porque de mítica se puede considerar a Discos Revolver, conocida popularmente como “Revolver rojo”, un templo sagrado no solo para los melómanos de Barcelona, sino también parada obligatoria para cualquier fan de la música que hiciera escala en la Ciudad Condal. Dicho en otras palabras: seguramente cada uno de los que estáis leyendo esto os habréis dejado vuestros buenos duros en el local de la calle Tallers desde su apertura en 1991. Han sido más de tres décadas de historia, con innumerables recuerdos, pero la realidad es que la clientela había dejado de ir. ¿Motivos? Intentaremos averiguarlos a lo largo de la entrevista.

Jesús Moreno fue el fundador de discos Revolver junto al recordado Alfons Sureda, fallecido en 2023, que se ceñía únicamente a las labores de administración. Es el disquero más veterano que queda ahora mismo en la ciudad y, sin él, la compra de discos en Barcelona se hubiese escrito de otra manera. A lo largo de la entrevista, hablará de cómo se han desarrollado las vidas de las tiendas de discos durante estas tres décadas. Y, por supuesto, también pondrá luz a los motivos del cierre de la tienda, una mezcla de los caprichos de la industria y la presión inmobiliaria que afecta a las grandes ciudades. También influye la gestión interna, que podía haber sido mejor.

Vayamos al principio, que sea el propio Jesús quien nos diga cómo fueron los inicios de Revolver: Fundé lo que es Discos Revolver junto con Alfons Sureda, que desgraciadamente falleció hace cerca de dos años. Hablamos del año 1991. Ya tenía la experiencia de haber estado cinco años en Discos Jesus, en la misma calle Tallers. La idea que tenía estaba muy clara desde el principio: era apostar por la música alternativa que venía principalmente de Inglaterra o Estados Unidos. Empezamos de una manera modesta y con un presupuesto limitado, porque nos habíamos dejado un dineral en el traspaso. Pero la cosa funcionó desde el principio”.

Jesús, el vinilo de “Buena Vista Social Club” y la calle Tallers de Barcelona. Foto: Marina Tomàs
Jesús, el vinilo de “Buena Vista Social Club” y la calle Tallers de Barcelona. Foto: Marina Tomàs

A principios de los noventa era un buen momento para abrir una tienda de discos. La llegada del CD le dio nueva vida al formato y daba la impresión de que a la gente no le importaba gastar dinero en música.

Efectivamente, la década de los noventa fue muy buena para la venta de discos, seguramente la mejor que yo he vivido. He de decir que la tienda ya empezó con buen pie debido a ello y creció muy rápido, mucho mejor de lo que yo esperaba. Nos desmarcamos muy rápido del resto de tiendas que había en la ciudad: leíamos todas las revistas tanto inglesas como nacionales, y estábamos muy al día de todo.

Mucho material no se editaba en España de manera oficial o a veces lo hacía cuando el disco ya llevaba unos meses a la venta. ¿Qué canales teníais para conseguir el material digamos de importación?

Había algunos distribuidores europeos que tenían muy buen catálogo, pero también íbamos mucho a Inglaterra a comprar los discos directamente. Recuerdo que había una tienda en el Soho que se llamaba Vinyl Solution, que era buenísima y donde comprábamos muchísimo. Y, claro, volvías, lo ponías a la venta y tenías esos singles de bandas emergentes de los que hablaban revistas como ‘Melody Maker’, ediciones especiales de bandas populares… En fin, un material de primera. Ir a Inglaterra era caro y el beneficio no era mucho, pero conseguías clientela fiel.

Como has comentado, la tienda tuvo éxito ya desde sus inicios pero tampoco estabais solos. Barcelona vivió en aquellos tiempos una época dorada en lo que se refiere a tiendas de discos, además de existir la Fira Del Disc, que era una de las más importantes de Europa. ¿Cómo manejasteis la competencia?

Había competencia, desde luego. De hecho nuestra tienda estaba al lado de Castelló, que era el gran referente en Barcelona, pero ellos se dedicaban a novedades más mayoritarias, fondos de catálogo, etc. Si yo no tenía un disco antiguo de Madonna no pasaba nada, pero ellos sí trabajaban bien eso. Pero, efectivamente, hubo un bum de tiendas y eso llevó a una guerra de precios que a mí personalmente me quemaba, porque muchas veces había tiendas que vendían los discos muy baratos y no estaba muy claro dónde los conseguían. Había novedades que las tenías que poner casi a precio de coste para no quedar mal. No era algo sano.

“Fundé lo que es Discos Revolver junto con Alfons Sureda, que desgraciadamente falleció hace cerca de dos años. Hablamos del año 1991, ya tenía la experiencia de haber estado cinco años en Discos Jesus. La idea que tenía estaba muy clara desde el principio y era apostar por la música alternativa que venía principalmente de Inglaterra o Estados Unidos”

De hecho, creo que llegaste a dejar la tienda.

Sí, llevaba unos cinco o seis años y todo se me empezaba a poner cuesta arriba. El negocio había crecido mucho, teníamos muchos empleados, la competencia más agresiva… Había temas de gestión interna que tampoco favorecían mucho y todo dependía demasiado de mí, metía muchísimas horas, noches enteras haciendo pedidos. Tampoco mi vida era muy ordenada. Estaba de DJ en el Karma… Mucha noche, así que mi socio me hizo una propuesta y decidí vender mi parte de la tienda por un buen dinero, y así aprovechaba para poner mi vida en orden, que falta me hacía. Estamos hablando del año 1997.

El retiro no duró mucho y montaste Revolver Records, conocido popularmente, como “Revolver verde”, en Tallers 11. Teniendo tu antigua tienda justo al lado, ¿fuiste a hacer la competencia o intentaste ir por otro camino?

Sí, quedó un local libre al lado de la antigua tienda y vi que era una gran oportunidad. Mi relación con Alfons, el dueño, era excelente; además, él también me ayudó a montar Revolver Records, porque yo no tenía el dinero suficiente. Mi idea para este nuevo proyecto era montar una buena tienda de coleccionismo, con un fondo de catálogo completo de artistas clásicos, discos de bandas de los sesenta y setenta poco conocidas, etc. Abrimos la tienda con muchísimo material, porque había hecho un viaje a Estados Unidos donde había cargado, pero pronto me di cuenta de que una tienda centrada en el coleccionismo necesitaba renovarse constantemente, y eso requería viajes y demás. Pero yo ya no estaba para tanto movimiento. Entonces abrí la tienda a otros estilos como el heavy o el punk y reforcé todavía más los fondos de catálogo, la segunda mano y la música de raíces que venía de Estados Unidos. Y de esta manera la tienda fue creciendo de una manera bastante importante. Empezó a entrar gente como Carlos Pascual, el actual encargado de la tienda y también responsable del Record Store Day, y la tienda cada vez se fue abriendo a más cosas y nuestra clientela se hacía más grande.

Y de manera inevitable, los dos Revolver empiezan a hacerse competencia entre sí.

Lo cierto es que yo tenía un compromiso y unas ganas de hacer cosas que quizá en la otra tienda no había. No se trata de hablar mal del personal que había en el Rojo, porque no sería justo, pero mi experiencia y empuje sí que pesaba y el Verde fue ganando terreno.

Bajando la persiana. Foto: Marina Tomàs
Bajando la persiana. Foto: Marina Tomàs

Pero tenemos otro giro en la historia: de nuevo te conviertes en copropietario del Revolver rojo. Y pasas a tener el 50% de las dos tiendas.

Sí, nos encontramos sobre el año 2007 y en esos momentos el verde ya superaba en ventas al rojo, la tienda estaba realmente muy viva, con mucha rotación de discos. En esos momentos el propietario del Revolver rojo se jubilaba y quería vender un 50% de la tienda, y me presionó bastante para que yo la cogiera y la pudiese impulsar de nuevo. Yo no lo veía claro, suponía un desembolso importante y veía que las inercias de las tiendas eran muy diferentes. Una no dejaba de crecer y la otra estaba en un lento declive, pero aun así lo hice. Lo hice por agradecimiento y aprecio a Alfons, por todo lo que me había ayudado en muchos momentos de mi vida.

Sí, porque hay que dejar claro que estamos en 2008 y las cosas habían cambiado. Tener una tienda de discos ya era un negocio de riesgo.

Por supuesto. En aquellos momentos el vinilo todavía no tenía el resurgir que tuvo poco después y eran momentos de duda, pero, aun así, decidí tirar adelante y quedarme esa parte de la tienda. Pero he de decir que nunca me impliqué como debía. Mi tienda era el verde y, en el fondo, en el rojo no dejaba de ser un socio con la intención de ayudar en lo posible, pero eso nunca acabó de suceder y la gestión de la tienda nunca fue la que tuvo que haber sido por diferentes motivos, y fue entrando en declive poco a poco.

Se ha culpado mucho el cierre de la tienda al funcionamiento actual de la industria discográfica, pero ¿crees que la tienda con mejor gestión no hubiese cerrado?

A ver, la industria tiene mucha culpa. Los discos se han puesto a unos precios muy complicados para mucha gente. Ahora hay un público joven que compra discos que antes no existía, pero, claro, si le has de vender un disco de Taylor Swift a 55 euros o una reedición normal de The Beatles o Queen a 35 euros, pues la cosa se complica. Esos discos clásicos hace cuatro años los podías conseguir por poco más de 20 euros y ahora se han encarecido de una manera brutal. Tenemos unos precios igual que en el resto de Europa, cuando el nivel de vida aquí es mucho más bajo, y esto es insostenible. Ese aumento de precio afectó mucho a la tienda.

“La industria tiene mucha culpa. Los discos se han puesto a unos precios muy complicados para mucha gente. Ahora hay un público joven que compra discos que antes no existía, pero claro, si le has de vender un disco de Taylor Swift a 55 euros o una reedición normal de The Beatles o Queen a 35 euros, pues la cosa se complica. Esos discos clásicos hace cuatro años los podías conseguir por poco más de 20 euros”

La pandemia tuvo también que ser un momento complicado. ¿Tuvo la tienda algún tipo de ayuda durante ese período?

Recibimos 2000 euros... Ya me dirás qué podíamos hacer con eso. En ninguna de las dos tiendas hemos tenido ayudas ni apoyos de ningún tipo. Las tiendas de discos están mal vistas y da la impresión de que no forman parte del tejido cultural. De todas maneras, la tienda un par de años antes de la pandemia ya iba mal, quizá hubiese sido el momento para cerrarla.

¿Y por qué no se hizo?

No es fácil tomar decisiones así. La tienda tuvo un bajón de ventas muy grande. Se dejaron de cuidar estilos como el heavy, que supone un gran volumen de ventas; no había mucha entrada de segunda mano, y eso también hace que la gente no vaya tan a menudo. La segunda mano genera siempre mucho movimiento en las tiendas y cuando existe se nota. En fin, varios factores. Pero de nuevo la nostalgia me pudo, no quería dejar al personal colgado y siempre crees que la situación puede cambiar. Por eso no cerramos en ese momento. Tampoco es barato cerrar una tienda.

No era barato cerrar una tienda en 2019, ni tampoco lo es ahora. ¿Por qué ahora sí se ha decidido bajar la persiana?

Porque la situación ha llegado ya a un punto límite. Hay deudas con discográficas, alquileres, bancos y todo eso se ha de ir arreglando, pero si sigues adelante cuando la tienda no funciona esas deudas no hacen más que ir en aumento. También hay otro tema a tener en cuenta: hubo un momento en que nos iban a subir el alquiler el doble, surgió la oportunidad de coger un local más barato en el número 7 de la calle Tallers con la idea de abandonar el otro. Pero al final no nos fuimos y nos quedamos con los dos locales y, aunque se abrió una nueva tienda, esta sí que no funcionó para nada y ahí perdimos mucho dinero. Ahí estuvo realmente el principio del fin.

La fachada de la tienda a lo largo de los años, el tique de la última venta (disco de 700 Miles) y el cartel que anunciaba el cierre.<a href="https://www.instagram.com/discosrevolver/" target="_blank"> Ver en Instagram </a>
La fachada de la tienda a lo largo de los años, el tique de la última venta (disco de 700 Miles) y el cartel que anunciaba el cierre. Ver en Instagram

Haciendo ya un poco de balance, ¿recuerdas algunos de los discos más vendidos en la tienda?

Uf, ha habido muchos. Recuerdo que “Mellon Collie And The Infinite Sadness” (1995) de Smashing Pumpkins fue uno de ellos. Además, vendimos muchos vinilos, que en aquella época era una rareza. De hecho, un vinilo original de aquella época vale un dineral ahora mismo. La salida de “Load” (1996) de Metallica también fue muy loca. Nos dejaron abrir un sábado a las diez de la noche para venderlo. La cola llegaba hasta Las Ramblas. Pudimos vender aquella noche más de 200 copias. También recuerdo en las navidades de 1991, justo recién abiertos, “Nevermind” de Nirvana. No se lo que pudimos vender, llegaban las cajas de cien y salían volando. Discos clásicos como el debut de Rage Against The Machine, el “Ten” (1991) de Pearl Jam, el “The Great Escape” (1995) de Blur o el “(What’s The Story) Morning Glory?” (1995) de Oasis llegaron a vender muchísimos copias.

¿Qué sensaciones tienes ahora mismo con el cierre de Discos Revolver 13?

Las sensaciones son una mezcla de negatividad y orgullo. Sensación negativa, muchos nervios y tensión, y la pena de ver cerrar un negocio de 34 años. Tienes la impresión de no haber servido de nada en estos 34 años y no deja de ser triste tener que cerrarla. Te quedas con esa sensación de que, habiéndose hecho las cosas mejor, igual se podía haber evitado. Obviamente, también hay una parte de orgullo por todo lo que se ha hecho durante estas más de tres décadas y cómo Revolver ayudó a dinamizar la calle Tallers como centro de las tiendas de discos en Barcelona.

Bueno, sigues con la otra tienda, la verde, en Tallers 11...

Sí, aunque parezca increíble tras el cierre de Revolver rojo, parece que hay un público nuevo que le gusta ir a comprar discos. Veremos...

“Las sensaciones son una mezcla de negatividad y orgullo. Sensación negativa, muchos nervios y tensión, y la pena de ver cerrar un negocio de 34 años. Tienes la impresión de no haber servido de nada en estos 34 años y no deja de ser triste tener que cerrarla. Te quedas con esa sensación de que, habiéndose hecho las cosas mejor, igual se podía haber evitado”

A pesar de los precios, como hemos dicho.

Sí, intentamos tener una buena política de precios en la tienda. Apostamos por el CD barato, de oferta, porque genera público. Está la idea de que el CD está muerto, pero eso no es así, siempre ha tenido su público y ahora, con los precios de los vinilos tan altos, hay gente que prefiere llevarse unos cuantos CDs por el precio de un vinilo. Al final un chaval que no se puede permitir un vinilo de Kendrick Lamar o Frank Ocean, que a lo mejor están cerca de 40 euros, tiene este mismo título en oferta a 10 euros. Lo importante es que haya opciones para todo el mundo. Desde gente que pueda gastarse por encima de 30 euros en un vinilo hasta el que prefiere llevarse más música con el CD de oferta.

Y, para acabar, una curiosidad. Según contáis, cada semana se siguen vendiendo copias de discos clásicos como “The Dark Side Of The Moon” de Pink Floyd, “Rumours” de Fleetwood Mac o “Nevermind” de Nirvana. Podría parecer que estos discos ya los tiene todo el mundo, pero, por lo visto, no es así.

A mí me sigue sorprendiendo que alguien se compre el “Rumours” (1977) de Fleetwood Mac, un disco que tiene ya cerca de 50 años, pero es cierto, cada semana hay una serie de discos clásicos que pueden vender tres o cuatro copias. No fallan. Hay artistas como The Beatles, Queen, Pink Floyd o Amy Winehouse que venden siempre. Lo compra todo tipo de público. Desde gente que igual lo tenía en CD y ahora lo quiere en vinilo, gente que se ha comprado un plato y quiere hacerse una colección, gente joven que lo descubre, regalos… No hay un comprador tipo para esta clase de clásicos. ∎

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