Celebramos con Peter Rehberg en Viena el veinte aniversario de su sello, Mego, discográfica austriaca con algunos de los artistas más inclasificables, originales y arriesgados de nuestro tiempo. Rehberg (también conocido artísticamente como Pita) estuvo encantado de recordar su pasado, explicar sus objetivos y analizar la importancia de crear música desafiante en un tiempo en el que el arte es cada vez menos relevante.

Un disco fundamental para Mego por sus ventas y por su influencia como nuevo paradigma de electrónica orgánica en su época, considerado como uno de los mejores de su década por cualquier publicación electrónica con dos dedos de frente. Sin embargo, no es el trabajo de Fennesz preferido por Peter Rehberg. “Yo creo que es mejor ‘Hotel Para.lel’ (1997); en él ya plasmó muy bien los elementos de su música, sus intenciones y su trabajo”.

Exinopinado icono indie en los noventa y residente en Japón desde hace varios años, O’Rourke tiene carta blanca: Rehberg le hizo un subsello para él, Old News. El resultado, hasta ahora, son seis álbumes empezando por este, que representa la curiosidad pasmada del computerizado geniecillo. “Cualquier cosa que venga de Jim está bien. Es una de las personalidades brillantes de Mego”, dice Rehberg.

Dice Rehberg: “Si tuviera que elegir mi disco favorito de todo el catálogo, sería este. ¡Va tan al grano y es una declaración de intenciones tan intensa y rotunda! Desde luego, la mayoría de los oyentes lo encontrarán muy extremo, pero si te interesa el noise, es un buen punto de partida”. Este furioso tifón, una de las obras cumbre del guitarrista de Chicago, fue elaborado con guitarra y sintetizador y regrabaciones en cinta y ordenador.

Stephen O’Malley ha sido un personaje fundamental para el sello en la última década, y no solo por su influencia estética. Amigo de Rehberg, ambos comparten este proyecto de sonido espeluznante y mala hostia en el que Pita aporta el ordenador y O’Malley el black metal. Su primer álbum quizá no sea el mejor de los cinco que han hecho, pero marca el inicio de su alianza y de la renovación de Mego justo cuando estaba a punto de desaparecer.

El capo de Mego parece conservar un regusto amargo de su relación con Dan Lopatin, el prodigio de la nueva electrónica ambient y un ególatra con fama de ser un grano en el trasero. Su efímera relación solo deparó un disco, pero vaya pedazo de disco, este “Returnal” del que Rehberg, tirando de retranca británica, dice que “todavía es el mejor disco de OPN”, y empieza a reír como si se cachondeara de sus posteriores y celebrados trabajos.

Dome fue el grupo que formaron Bruce Gilbert y Graham Lewis durante la separación temporal de Wire en la primera mitad de los años ochenta. Esta caja reeditó por primera vez en vinilo sus cinco álbumes, que simbolizan las raíces de Mego en el post-punk y la música industrial. “Ha sido uno de los lanzamientos que más ilusión me han hecho en todos estos años y uno de los más especiales”, reconoce Rehberg, que fue fan del grupo en la época.

En 2012 comenzó una serie de reediciones en vinilo del archivo de GRM, el Groupe de Recherches Musicales, colectivo francés pionero de la música electrónica y electroacústica. Desde entonces se han publicado diez álbumes, entre los que nuestro anfitrión destaca los de Luc Ferrari y Bernard Parmegiani. El volumen de Ferrari contiene las cuatro partes de “Presque rien”, que tanta influencia han tenido en músicos de muy diversas escuelas.

Disco de remezclas que el propio creador inglés aplicó a sus tres primeros maxis para Sensate Focus. Rehberg: “Lo he escuchado muchísimo. Es música bastante accesible, pero al mismo tiempo no encaja en ninguna moda o tendencia de electrónica rítmica; es house, pero está constantemente haciendo lo que no se suele hacer. Y tiene sentido del humor”. Es decir, todo lo que representa el sello vienés aplicado a la música de baile. ■
Dos propuestas españolas han sido publicadas por Mego, un sello con vocación internacional. La más significativa es EVOL, el proyecto de Roc Jiménez de Cisneros (colaborador de Rockdelux) y Stephen Sharp. Su trayectoria se extiende ya durante casi una década y media y su discografía incluye una treintena de trabajos. Al publicar su debut en 1999, Mego dio un empujón fundamental a este grupo, que se define a sí mismo con cierto sentido del humor, algo muy propio del label de Peter Rehberg, al afirmar que hace “música de ordenadores para ‘hooligans’”; fue con el miniálbum “Principio” (la referencia 18 del sello). En 2005 se publicaría “Magia potagia” y en 2013, “Proper Headshrinker”, todos ellos ejemplos de lo que el dúo describe como “una exploración estética de la composición algorítmica y una deconstrucción de la cultura rave”.
El otro creador local que ha lanzado la disquera vienesa es Francisco López. El madrileño es biólogo de profesión y nombre de culto en el arte sonoro para valientes. Entre su centenar largo de grabaciones, “Untitled #92”, un vinilo concebido para sonar en cuatro tocadiscos al mismo tiempo, apareció en 2000 en Mego. ∎